México 2012: Fraude electoral imperfecto

El mexicano común sabe que la campaña de Televisa para elevar la imagen de Enrique Peña Nieto lleva varios años. La estrategia del conglomerado mediático fue que los mexicanos vieran una imagen positiva de Peña Nieto hasta en la sopa. Desde un principio, el objetivo fue proyectar a Peña Nieto como el nuevo rostro del Partido Revolucionario Institucional.
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El mexicano común sabe que la campaña de Televisa para elevar la imagen de Enrique Peña Nieto lleva varios años. La estrategia del conglomerado mediático fue que los mexicanos vieran una imagen positiva de Peña Nieto hasta en la sopa. Desde un principio, el objetivo fue proyectar a Peña Nieto como el nuevo rostro del Partido Revolucionario Institucional.

Esta campaña millonaria a favor de un candidato fue presenciada y vista por todos. Menos por el Instituto Federal Electoral (IFE), que no se atrevió a llamar la atención al gigante mediático ni mucho menos declarar ilegal la masiva labor de relaciones públicas a favor de un candidato a la presidencia.

Las elecciones presidenciales en México han quedado marcadas por la parcialidad de Televisa, la compra de votos, la manipulación de las encuestas, el desvío de recursos públicos a favor de Peña Nieto y el silencio de las autoridades electorales respecto al cúmulo de irregularidades.

En uno de los momentos negros de la jornada electoral del pasado 1 de julio, el consejero presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, se apresuró a declarar que Peña Nieto iba adelante en el conteo rápido. Desde entonces, el IFE ha insistido en que el conteo se llevó a cabo con transparencia. Contar los votos es sólo una de las responsabilidades del IFE. Asegurar que no haya habido compra de votos ni parcialidad de un conglomerado mediático era tanto o más crítico.

El IFE falló en ambas instancias. Las elecciones fueron compradas.

El escritor mexicano Luis Villoro resumió en Twitter el escándalo de los pasados comicios: "Los delitos electorales de 2012 no están en el conteo sino en la compra de votos. Es lo que debe investigar el IFE".

Días después de que Peña Nieto se autoproclamara nuevo presidente de México, el escándalo de la compra de votos explotó en las tiendas de autoservicio Soriana cuando centenares de clientes se presentaron a hacer sus compras con tarjetas prepagas otorgadas por operarios del PRI a cambio de votos por Peña Nieto. Las redes sociales se encargaron de distribuir testimonios, fotografías y videos que formarán parte de la evidencia que demostrará la masiva compra de votos.

Ante el silencio de la mayoría de los medios de comunicación mexicanos, incluyendo por supuesto a Televisa, los medios internacionales se han encargado de difundir la compra de votos y las protestas de miles de mexicanos en contra de la imposición de Peña Nieto.

Ricardo Monreal, coordinador de campaña de Andrés Manuel López Obrador, candidato del Movimiento Progresista, afirmó el domingo que el PRI compró cinco millones de votos, lo que definió el proceso a favor de Peña Nieto.

Según el conteo del IFE, Peña Nieto triunfó con el 38.21% de los votos ocupando el segundo lugar López Obrador con 31.59%. El tercer lugar fue para Josefina Vázquez Mota del Partido de Acción Nacional con 24.31% mientras que en cuarto sitio quedó Gabriel Quadri, de Nueva Alianza, con 2.29%.

El IFE enfatiza que el cómputo de los votos fue transparente y califica las elecciones de un ejercicio democrático ejemplar. Sin embargo, habrá qué determinar cuántos de esos votos fueron comprados. Si se demuestra en los tribunales electorales que la compra de votos fue masiva, entonces se deberán anular las elecciones.

Peña Nieto, el PRI y Televisa apostaron a la compra de votos, al uso de fondos públicos con fines de campaña y a la manipulación mediática para imponer a Peña Nieto contando para ello con la inacción del IFE. No calcularon que el fraude electoral generaría protestas masivas y que los mexicanos usarían las redes sociales para denunciar la imposición de Peña Nieto saltándose a la mayoría de los medios mexicanos que se apresuraron a declarar presidente al candidato del PRI.

En ese sentido, México ya es otro país. Las infames artimañas del PRI para robarse las elecciones y permanecer en el poder ya no tienen cabida en el México moderno. Cientos de miles de mexicanos denuncian los comicios como fraudulentos y demandan una investigación pronta e imparcial de las graves irregularidades que dieron el triunfo en el conteo de votos a Peña Nieto.

La "dictadura perfecta" del PRI, como la calificara Mario Vargas Llosa, ha vuelto a las andadas para imponer a su candidato coactando el voto ante el silencio del IFE.

Dependerá ahora de la presión que pueda ejercer la sociedad civil mexicana sobre las autoridades electorales para que se investiguen a fondo las irregularidades en los comicios. La juventud mexicana ha jugado un papel clave de crítica durante el proceso electoral y de oposición a Peña Nieto a quien acusa de representar los intereses de la clase dominante y de dinosaurios del PRI como el ex presidente Carlos Salinas de Gortari.

En las manifestaciones del sábado, miles de jóvenes corearon consignas como "Peña no ganó, el voto lo compró" y "El voto comprado no debe ser contado". También calificaron al IFE de ser el "Instituto del Fraude Electoral". Todavía quedan instancias legales para detener la imposición de Peña Nieto.

En esta ocasión, el fraude electoral fue imperfecto.

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