¡Mi hijo es homosexual!

Algunos padres, al enterarse de la condición homosexual de alguno de sus hijos, lo sufren, lo niegan, se avergüenzan o se alteran al grado incluso de golpearlos, desconocerlos...
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  • No hay razón para etiquetar ni coartar a las personas por características personales, si procuramos ser personas sensatas y en la medida de lo posible justas, tenemos derecho a una buena vida. Todos tenemos la capacidad de desarrollarnos y desempeñarnos en los roles individuales y sociales que se presenten, además de los que propiamente nos procuremos.
  • Hace tiempo se creó un anuncio publicitario que decía una frase parecida a ésta: "Ha nacido un buen ciudadano, de ti depende que siga siéndolo". Cada niño en el mundo tiene una familia o alguien que por las circunstancias toma la responsabilidad de su cuidado, si la familia o los tutores fallan en la formación adecuada del menor, el buen ciudadano que nació se transformará quizá en un malvado.

Algunos padres, al enterarse de la condición homosexual de alguno de sus hijos, lo sufren, lo niegan, se avergüenzan o se alteran al grado incluso de golpearlos, desconocerlos o expulsarlos de la casa dejándolos desprotegidos; en muchos casos, aún cuando el joven ni siquiera ha concluido su propio proceso de auto aceptación y adaptación social.

Otras familias reaccionan como si "nada hubiese pasado", les asusta tanto la idea, que prefieren "evadir" la situación, simplemente no se habla del asunto e intentan seguir la vida nulificando cualquier posibilidad de proveer a sus hijos una adecuada orientación y una vida feliz.

Es molesto que la sociedad continúe percibiendo la homosexualidad como un desorden genético, conductual o social cuando a estas alturas de la existencia humana en el planeta, ya deberíamos tener madurez y sabiduría en ese sentido, ¡pues la homosexualidad ha existido siempre! Sucede incluso en muchas especies del reino animal. Son las culturas e ideologías de cada país o raza, las responsables de que estas personas sean rechazadas, y que ellas mismas, por coacción se aíslen y reserven su identidad por temor a ser indiscriminados.

Generalmente las personas homosexuales son personas genéticamente normales. No existe una explicación científica que dé razón de sus características anímicas o biológicas, pero es una condición orgánica o una elección individual que se refiere a sentirse cómodo con la alternativa sexual de relacionarse emotiva y/o sexualmente con personas de sexo igual al propio.

Yo pienso que tener un hijo homosexual no debe considerarse en absoluto una tragedia, tener un hijo en cualquier condición física o mental, implica una enorme responsabilidad y nuestro deber como padres es capacitarlos con amor para que enfrenten la vida con seguridad y autoestima, nuestra obligación es apoyarlos, acompañarlos y guiarlos hacia el camino que consideramos correcto y justo y para ellos.

A estos padres, que no saben cómo reaccionar ante la situación o que por ignorancia entorpecen y dañan profundamente el autoestima y el desarrollo normal de sus hijos, les comparto mi percepción personal en el tema con el propósito de motivar la reflexión, tomar decisiones con amor atendiendo fielmente a lo que nos dicte el corazón y evitar que en las decisiones de familia ponderen ideas extremistas, que en lugar de ayudarnos, limiten nuestra capacidad de orientación y lastimen irremediablemente la salud física y mental de nuestros hijos.

Es una realidad muy desafortunada, la existencia de muchas personas en el mundo que por ser homosexuales o por creer que lo son, han sido objeto de violencia, rechazo, omisión, maltrato o abuso sexual, y se han transformado en individuos depravados, resentidos, violentos y peligrosos.

Las ideas prejuiciosas y retrógradas no ayudan, no permiten dotar de valores y capacidades a los niños o jóvenes homosexuales, ellos en principio se tienen que enfrentar a un difícil y doloroso proceso de auto reconocimiento.

Estudiantes de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), realizaron este año un importante estudio que describe ese proceso en 7 etapas, desde el punto en que el individuo "se da cuenta" de su orientación sexual, hasta la plena aceptación de sí mismo, de las personas que lo rodean y de su relación con la sociedad, siendo el objetivo identificar las áreas de apoyo (legal, social, psicológico, etcétera) que los homosexuales requieren durante el proceso de aceptación como persona "gay".

Para un homosexual, así como para cualquier persona que por sus características físicas, mentales, ideológicas, sociales (inseguridad-timidez), o culturales, se distingue de entre el común denominador, resulta conveniente y necesario fortalecerse emocionalmente ante una sociedad universalmente intolerante, injusta y cruel.

Requieren ser vistos y ser tratados como personas normales, porque lo son. En su formación, requieren mucho cariño y aceptación, no compasión, necesitan herramientas y valores que les permitan desarrollar de manera óptima y equilibrada su autoestima y seguridad. Se les debe brindar una educación normal y adecuada, como la que se desea para cualquier persona, la diferencia es que aquellos que presentan alguna distinción necesitan mayor atención en su desarrollo integral, por la razón simple de que son susceptibles al señalamiento y el morbo.

En medios impresos, la internet y en redes sociales, he leído posturas de psicólogos o sacerdotes que publican estudios, análisis, investigaciones o reflexiones en torno al tema con la clara intención de influir en la sociedad mediante la presentación del "ser homosexual" como un trastorno, anormalidad o deformidad biológica o conductual y peor aún, como un pecado, porque en la Biblia se mencionan en al menos cinco de sus libros, algunas referencias homosexuales que han sido interpretadas como actos pecaminosos, dignos de castigo y de muerte.

Recientemente también leí en un Diario local del Estado de Yucatán, la opinión de un periodista que supone que los niños adoptados por parejas homosexuales sufren daños irreversibles, sólo por el hecho de ser homosexuales, cuando la realidad es que existen también muchos niños que han sufrido y están padeciendo cada día vejaciones irreparables porque se conoce que sus propios padres los maltratan, los abusan sexualmente o los someten al trabajo infantil o al servicio sexual para generarse ingresos extras.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), dio a conocer que en México tenemos cerca de 29 mil niños y adolecentes recluidos en instituciones de apoyo y en las más de 650 casas hogar que se tienen registradas en todo el país.

Estos niños y jóvenes, fueron abandonados por sus propios padres o escaparon de sus casas por que estuvieron sometidos a algún tipo de violencia familiar.

Los datos nos muestran que el sistema familiar tradicional (hombre-mujer) no garantiza la armonía, ni la correcta y sana dirección de una familia.

De manera que ser homosexual, bisexual, heterosexual o ser parte de una familia de diversa composición, (entiéndase de dos mujeres o dos hombres, solteros, divorciados o separados, con hijos propios, adoptados o con hijos de cada uno pero no hijos en común) no es en forma alguna, indicativo de ineptitud para ejercer una paternidad responsable, para el caso de que parejas del mismo sexo deseen tener hijos mediante distintos métodos.

Ser una persona proba, buena y responsable depende fundamentalmente del cuidado, el cariño, la vigilancia y adecuada comunicación y dirección básicamente durante la infancia. La salud física y mental es un estado que se fomenta y se desarrolla en el seno familiar.

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