Dallas fracasó contra el ébola

Dallas fracasó contra el ébola
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Medical staff in protective gear escort Nina Pham, exiting the ambulance, to a nearby aircraft at Love Field, Thursday, Oct. 16, 2014, in Dallas. Pham, a nurse at Texas Health Presbyterian Hospital Dallas, was diagnosed with the Ebola virus after caring for Thomas Eric Duncan who died of the same virus. (AP Photo/Tony Gutierrez)
Medical staff in protective gear escort Nina Pham, exiting the ambulance, to a nearby aircraft at Love Field, Thursday, Oct. 16, 2014, in Dallas. Pham, a nurse at Texas Health Presbyterian Hospital Dallas, was diagnosed with the Ebola virus after caring for Thomas Eric Duncan who died of the same virus. (AP Photo/Tony Gutierrez)

La primera noticia de la llegada del ébola a Dallas sacudió a todos, pero en los días que siguieron ha sido aún más asombrosa la incompetente respuesta oficial y médica hacia la enfermedad.

Al principio, resultó realmente inimaginable la posibilidad de una epidemia del mal que azota a las naciones africanas de Liberia, Sierra Leona y Guinea en esta extensa ciudad de negocios, conservadora y dominada por una opulenta élite anglosajona, emblema del primer mundo y del éxito al cuadrado.

Sin embargo, el ébola aterrizó aquí apenas el 20 de septiembre pasado cuando el migrante africano Thomas Eric Duncan llegó de Liberia para ver a su hijo. Aparentemente él trajo la enfermedad, sin saber que se había contagiado antes de viajar a Estados Unidos.

Duncan, de 42 años, puso a prueba no sólo la incapacidad de manejar enfermedades contagiosas con el suficiente rigor y urgencia, sino que su caso mostró que en el fondo sigue vigente el acoso de la discriminación racial y económica, así como la falta de un estricto respeto a los derechos humanos, sobre todo para los inmigrantes.

Josephus Weeks, sobrino de Duncan, lo expone muy claramente en un artículo que él mismo escribió para The Dallas Morning News. "El viernes 25 de septiembre mi tío Thomas Eric Duncan fue al hospital Texas Health Presbyterian en Dallas.

Él tenía fiebre alta y dolor de estómago. Le dijo a la enfermera que había estado recientemente en Liberia. Pero él era un hombre de color, sin seguro médico y sin recursos para pagar por un tratamiento, entonces en cuestión de horas fue despachado con algunos antibióticos y Tylenol".

En su escrito publicado a una semana de la muerte de Duncan, dejó implícito que el hecho de ser un hombre negro y sin recursos económicos había sido un factor para que el hospital ignorara la gravedad de la condición física de su tío.

Dos días después, Duncan volvió a la misma sala de emergencias en una ambulancia y con los síntomas empeorados, pero esta vez se le internó y diagnosticó con el ébola dos días más tarde, el 30 de septiembre. En esa fecha hacen el anuncio en Dallas.

Y siguen los errores. Fue hasta el 3 de octubre que acuden a su apartamento las brigadas para desinfectar sus pertenencias. También es entonces cuando deciden confinar a sus familiares inmediatos en cuarentena. Una respuesta tardía.

En el hospital, se anuncia el 4 de octubre que se le suministrará a Duncan una droga experimental, brincidofovir, una diferente a la que se dio a los demás sobrevivientes de ébola en Estados Unidos. ¿Por qué? Y además un medicamento no probado en humanos ni como cura de esa enfermedad.

El primer diagnosticado con ébola murió el 8 de octubre. Sobre ello, su sobrino dijo: "Ahora Dallas sufre. Nuestro país está preocupado. Y mucho. Sobre la falta de respuestas y transparencia de parte del hospital cuya ignorancia, incompetencia e indecencia tiene todavía que ser explicada".

Después del deceso de Duncan, se dio a conocer que la enfermera Nina Pham arrojó positivo en la prueba de ébola. Y el miércoles 15 de octubre, se anunció que otra enfermera, Amber Joy Vinson, también se contagió de ese mal. Ambas atendieron al africano en el hospital.

Vinson fue trasladada al hospital de la Universidad Emory en Atlanta de inmediato. Ella realizó un vuelo comercial de Cleveland a Dallas el día anterior a su hospitalización y, a pesar de la presencia de fiebre, recibió autorización para volar del Centro de Control de Enfermedades (CDC, del inglés).

Otro error más

Quedan 75 miembros del personal médico que atendió al primer paciente con ébola en observación, pero la mayoría de ellos permanecen en sus casas. No están aislados y menos cuarentenados.

El 15 de octubre y luego de que dos enfermeras del Hospital Presbiteriano que cuidaron a Duncan sin la protección de trajes especiales se contagiaron con ébola, la institución reconoció que cometió errores y se disculpó por el tratamiento otorgado al inmigrante africano fallecido.

Por su lado, la aerolínea Frontier está buscando contactarse con los 132 pasajeros que volaron con la enfermera Vinson, a fin de buscar si presentan alguna forma de contagio.

Para la familia de Duncan, su muerte se debió al tratamiento fallido y errores del hospital Presbiteriano de Dallas, a su "incompetencia e insensibilidad" y la evidencia de un "sistema roto", señaló Weeks en su texto.

Además, otros residentes se quejan de que no hubo información proporcionada a la fecha por la ciudad de Dallas ni por las autoridades de salud o el estado de Texas. Muchos no sabían qué hacer con la presencia del ébola en el lugar donde viven. Nadie los guió ni informó sobre el ébola. No sintieron la alarma en sus oficiales, sólo en sus casas y entre su familia.

Anne Marie Weiss, presidenta de la organización Dallas Fort Worth International Community Alliance que promueve la diversidad multicultural, el factor de que el contagiado fuera un inmigrante pudo haber influido en la forma en que se manejó el primer caso de ébola diagnosticado en Estados Unidos.

Señaló que hubo demoras en la movilización por traductores para un gran número de residentes africanos en la vecindad donde vivía Duncan, donde la mayoría no hablan ni entienden inglés.

"Una semana después del diagnostico al inmigrante Liberiano se me pidió proporcionar traductores para informarles en sus lenguajes, ¿por qué hasta ahora?," les preguntó Weiss a las autoridades de Dallas, dado que la oficina de Servicios a Refugiados y Caridades Católicas que los ubican ahí, no se habían ocupado de ello.

"Sencillamente nadie le da suficiente importancia a las necesidades de los inmigrantes y aunque en los foros públicos se leen muchos comentarios xenofóbicos, atender a Duncan era una obligación moral y legal, aunque aquí otorgarle tratamiento médico se convierte en una decisión más de salud pública que de derechos humanos", agregó.

Otras personas sienten que en Dallas nunca se notó que la presencia del ébola fue tomada totalmente con seriedad. Después de 3 personas contagiadas, uno fallecido y dos en tratamiento, 15 días después continúa esa inercia y apenas el jueves se considera declarar a Dallas en estado de emergencia.

La asociación de enfermeras en Estados Unidos criticó que nunca hubo un protocolo a seguir contra el ébola en Dallas.

Y justo después de que Texas vivió una crisis humanitaria el verano pasado, cuando cruzaron más de 60 mil niños provenientes de Centroamérica por la frontera con México. Ahora se vive una emergencia de salud que podría salirse de control si continúa la sucesión de errores y la falta del protocolo humano para combatir una enfermedad como el ébola.

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