Sentencia de muerte

Ella interpretó que era una sentencia de muerte, aquellas últimas palabras dichas por el doctor inescrupuloso, que sin mediar palabra alguna le dijo contundentemente "te quedan 3 meses de vida", olvidándose completamente de la humanidad que los unía.Fueron bien difíciles esas primeras horas para ella, en donde la razón trataba de entender lo que el corazón no aceptaba.
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muerteripgetty

Ella interpretó que era una sentencia de muerte, aquellas últimas palabras dichas por el doctor inescrupuloso, que sin mediar palabra alguna le dijo contundentemente "te quedan 3 meses de vida", olvidándose completamente de la humanidad que los unía.

Fueron bien difíciles esas primeras horas para ella, en donde la razón trataba de entender lo que el corazón no aceptaba.

Esas palabras que había escuchado desgraciadamente se han vuelto una moda en las salas médicas últimamente, en donde la sensibilidad humana hacia los demás se ha desvanecido o quisiéramos pensar que se ha olvidado.

Esas primeras semanas fueron muy duras, ella trataba de entender como la ciencia le había puesto una sentencia de muerte sin su consentimiento, sin darle opciones, sin esperanza.

Curiosamente fue unas semanas mas tarde estando sentada esperando a que la atendiera el mismos doctor en donde la magia de las "causalidades" se unión a las ganas de vivir y tuvo una conversación con una señora que por su apariencia le llevaba unos cuantos años adicionales.

Fue en esa conversación pausaba, no obligada, en donde ella entendió que la mente es más poderosa de lo que pensamos y que la sentencia de muerte no es una opción, cuando uno tiene ganas de vivir.

Le contó esta señora de pelo canoso, piel arrugaba y de pequeña estatura, que esa misma sentencia de muerte se la habían hecho a ella en varias ocasiones y que para ella es era el pan nuestro de cada día, cada ves que visitaba a un doctor.

Esta señora de risa pequeña y de espejuelos anchos le dijo al terminar la conversación estas palabras "nunca olvides que la mente es muy poderosa, si dejas que los deseos de los demás se conviertan en tuyos, estarás siendo parte de su historia y no de la tuya".

En cuestión de segundos esta mujer que hace unos días atrás había sentido que sus días estaban contados, había encontrado en una persona totalmente extraña lo que le faltaba, un recordatorio de que ella es la que estaba en control de su vida y que ella no recordaba haber contratado a nadie para dirigir su vida.

Ese mismo día ella se levantó de la sala de espera de su médico y se fue a la playa, sentada por horas allí y rodeada del sol, arena y el mar recordó que lo que era una sentencia de muerte, en verdad había sido una pregunta de la vida.

Una pregunta en donde le estaba preguntando si quería seguir viviendo la vida en automático o por lo contrario, quería vivir la vida.

A su vez, le recordó como cuando pequeña en su niñez ella no tenia ningún tipo de límite, que su imaginación era la que la llevó a ella a conseguir todo lo que había conseguido hasta antes del día de la sentencia de muerte.

Hoy día esa mujer lleva más de 10 años sonriéndole a la vida desde ese incidente y se levanta todos los días a las 5:00am a dar gracias, no solo por lo que tiene, sino por todo lo que ve, siente y por todas las posibilidades que ese nuevo día le brindará.

Hoy día esta persona no solo tiene una familia saludable, sigue casada feliz mente con quien en momentos difíciles la apoyo en cuerpo y alma, sino que está en proceso de hacer algo que era imposible en algún momento de su vida, correr su primer medio maratón en los próximos meses en Miami.

Hoy comparto con ustedes la historia de nuestra amiga Verónica, una amiga que nos ha enseñando a que la vida se vive un día a la vez, que en vez de tomar una noticia tan devastadora como la que le dieron hace 10 anos atrás que en ese momento fue una sentencia de muerte y como ella la transformó en la gasolina para vivir y expandir su felicidad.

Desgraciadamente o afortunadamente son en esos momentos trascendentales que la vida nos pone a prueba a ver en donde estamos.

Son esos momentos que pueden convertirse en grandes catalizadores de transformaciones individuales y colectivos en donde el límite no existe y la esperanza es la que rige el ánimo diario vivir o en simples sentencias de muertes que se hacen realidad.

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