Renunciemos

Nos despedimos del egoísmo, de la individualidad, del sentido de pertenencia y nos unimos a la abundancia plena y absoluta que nos brinda esa energía grandiosa para unos, interna para otros en donde se vive cada segundo en amor.
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La reciente renuncia del papa Benedicto XVI al pontificado de la Iglesia católica que fue anunciada el pasado 11 de febrero de 2013 ha sido el catalizador de este escrito, ya que nos dio la excusa perfecta para nosotros también renunciar como colectivo.

Teniendo eso en perspectiva a nombre de la humanidad realizamos este acto consciente y presente de renunciar a lo que comenzaremos a hacer en este divino momento.

Comenzamos con un simple acto, el de renunciar a todo aquellos que conocemos, que hemos aprendido, esperado, a esas angustias inesperadas, a las normas sin sentido, a continuar caminando sin un rumo fijo.

Nos rendimos ante el desapego del sentimiento que va atado a lo material, aquellos que solo cobra significado cuando el pensamiento que le damos, es seguido por un sentimiento que lo acompaña.

Cedemos a continuar utilizando las palabras correctas para que podamos ser entendidos, esas que no nos dejan manifestarnos libremente desde lo más profundo de quienes somos y que no nacen del tuétano de nuestro ADN.

Libre y voluntariamente nos liberamos del cuerpo que nos acompaña en este viaje, en este momento de esta existencia. Este ejercicio es uno sencillo, ya que no importan que el aire que nace de la naturaleza esta entrando por la ventilación que alimenta nuestro cuerpo para seguir sintiendo, nuestra alma sigue restringida en algo que no es de ella.

Hoy dejamos de poner en nuestra mente todo aquello que nos contamina, que nos nubla el entendimiento, ya que el bombardeo es constante desde que nos levantamos hasta en los sueños.

Es en esa repetición en donde se creamos las falsas expectativas que existen, de donde los súper poderes de esos personajes ficticios se nutren para vendernos en el cine o que cada una de las historias tienen un final feliz y por último que las lecciones se aprenden en tan solo dos horas de estar sentado.

Cesamos a nombre de la raza que existe hoy día en la tierra llamada humanidad a "seguir dependiendo del pasado y renunciar al futuro" como diría Lore Orrego, ya que en esa acción nos limitamos a que el espíritu colectivo siga evolucionando.

Cancelamos toda acción que nos lleve a seguir al pie de la letra las enseñanzas de un dogma a un maestro, en donde se pierda la perspectiva que la raíz de todos es la misma, que independientemente hayan estado entre nosotros viviendo esta experiencia, sus acciones tenían el mismo propósito, el de despertarnos del letargo eterno de la limitación.

Hoy debemos de trascender los límites de nuestro cuerpo humano y de nuestra propia imaginación, debemos de dejar que el simple latido que pompea el oxígeno a nuestras piernas nos transporte a la montaña más cercana.

Debemos de acordarnos lo que dice Darlenis Rendón, que "el alma mejor prueba de fortaleza y nobleza que cuando renuncia a la venganza para perdonar una ofensa".

Declinamos las especulaciones, teorías, Pitágoras y a cada una de las falsas expectativas que nos inventamos para no recordar quienes somos, de dónde venimos y hacia donde nos estamos dirigiendo.

Resignados, dejamos a un lado las escrituras del Sufismo, Budismo, Cristianismo, del libro de Abraham y todas aquellas que se copian y ponen con otras letras lo mismo, para poder comenzar a entendernos mejor.

Dimitimos como nos enseñó Daniel Romero en donde nos dijo que el arrepentirnos del nuestro propio pasado, es automáticamente un acto que nos pone en una posición de renunciar a nuestro presente.

Hoy renunciamos en este preciso momento en el conjunto de creencias que nos han llevado a este preciso momento que estamos leyendo esto, ya que dentro de unos minutos cuando terminemos, quedarán trastocados por la trasferencia de pensamiento.

Desertamos a la falsa creencia que no somos uno, que estamos separados de nosotros y de la divinidad colectiva que nos une, la cual es una de nuestras grandes lecciones como colectivo.

Nos despedimos del egoísmo, de la individualidad, del sentido de pertenencia y nos unimos a la abundancia plena y absoluta que nos brinda esa energía grandiosa para unos, interna para otros en donde se vive cada segundo en amor.

Renunciemos al pasado y tomemos la decisión de comenzar de nuevo.

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