La ilusión de cambiar la realidad

Qué tal si desde hoy en adelante comenzamos a resaltar las cosas positivas que nos suceden a nosotros mismos. Qué tal si nos convertimos en voceros de los actos, acciones y eventos positivos que ocurren en nuestra alrededor todos los días, dejando a un lado ser voceros de la negatividad o el desgano.
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El inglés Charles Robert Darwin estableció en 1859 la teoría sobre la evolución. En la misma indicaba que el que sobrevivirá sería el más fuerte. En otras palabras, "el que se lleva a todo el mundo por el medio sin importar lo que tenga que hacer es el que sobrevivirá".

De hecho, bajo esta teoría indicaba que el que podía realizar esto era visto como un ganador y que esos genes los podría transmitir a sus hijos(as). Por años cientos de científicos han intentado de comprobar o desmentir la misma.

Tan reciente como en las pasadas semanas el Wall Street Journal publicó un artículo sobre los hallazgos realizados en estudios científicos, en los pasados años. En el mismo, destacaba que han encontrado que el cerebro está construido para ser generoso, contrario al conocimiento convencional de que los humanos son esencialmente egoístas. Los científicos argumentan que los estudios que se realizaron utilizando FMRI demostraron e identificaron unos circuitos específico dentro del cerebro que fomentan y controlan estos impulsos sociales.

En donde en un momento determinado, era solo una especulación acerca de los orígenes del deseo de ayudar a los demás de la raza humana, una cantidad de evidencia e información están contestando esa gran interrogante. Se ofrece luz sobre cuáles son esas áreas del cerebro que están biológicamente estructuradas para que el altruismo sea posible.

Mientras regularmente pensamos o vemos al altruismo como una capacidad de moral sofisticada que utilizamos para silenciar nuestro impulso de dominar a otros, la nueva evidencia sugiere que el dar es realmente intrínsecamente gratificante. Y a su vez estimula en el celebro la respuesta de responder con placer cuando realiza este acto.

Tan reciente como en estos pasados meses tuvimos la oportunidad de visitar el Viejo Mundo para trabajar unos proyectos. Esto nos ofreció la oportunidad de comprobar esta nueva evidencia sobre nuestra masa encefálica.

Por ejemplo, en España en donde el paro (desempleo) es uno de los más alto en Europa y el mundo, existe un programa en TVE llamado Entre Nosotros, dirigido a ayudar a esas personas que llevan años en ese estado. Las ayudas son diversas; incluyendo desde donaciones de dinero para que puedan atender la salud de niños o familias que puedan comer ya que el porcentaje de personas que están pasando hambre es alarmante, entre otras necesidades que se intentan aliviar con donaciones.

El caso que más nos llamó la atención y nos robó el corazón fue el de este ingeniero que perdió su trabajo a causa de la recesión que vive la madre patria, como se le conoce en el nuevo mundo. Llevaba dos años en paro, tiene una esposa que a su vez también sufrió los embates de este mal del siglo 21 y dos hijos varones. Durante la entrevista el futuro taxista contaba que lo único que deseaba era tener la oportunidad de conseguir el dinero para adquirir un taxi. Este ingeniero de profesión indico, con un taco en la boca y lágrimas en los ojos, que durante sus años de paro con esfuerzo y sacrificio había conseguido la licencia de taxista, los clientes y que lo único que faltaba era el vehículo para ofrecer este servicio.

Su determinación, fortaleza y coraje así como su deseo de echar hacia adelante a sus dos hijos eran más que admirable. Durante el programa, su historia tocó el alma de muchas personas que comenzaron a donar desde 10 hasta 5,000 Euros. La cara de ese señor se activó de una forma mágica jamás vista en el viejo continente. Esto como resultado de escuchar como otras personas que estaban en paro, o aquellos que tienen el privilegio de contar con un trabajo, llamaban para simplemente donar lo que podía. Este caso era el vivo ejemplo del altruismo colectivo y como somos más haciendo la diferencia.

A su vez en Estados Unidos, tan reciente como la semana pasada, todos los medios de comunicación estaban resaltando un acto sencillo de altruismo. Una persona sin hogar devolvió una cartera la cual contenía unos 30,000 dólares. Lo interesante no fue que el entregara ese maletín, sino el altruismo de gente anónima cuando se enteraron que la persona estaba sin un hogar en donde vivir, apareció un hogar y sobre 50,000 dólares en efectivo para él.

Es curioso cómo nos acostumbramos en los medio de comunicación a escuchar malas noticias, como el asesinato, el robo, la guerra, el gobierno a punto de cerrar sus puertas. Pero olvidamos que esas cosas que se resaltan en la inmensa mayoría del tiempo los medios de comunicación son las excepciones de lo que sucede diariamente y no la regla. La regla es que hay miles de personas que diariamente están siendo desprendidos y realizan actos de altruismo ayudando al prójimo. En fin, están haciendo la diferencia.

Qué tal si desde hoy en adelante comenzamos a resaltar las cosas positivas que nos suceden a nosotros mismos. Qué tal si nos convertimos en voceros de los actos, acciones y eventos positivos que ocurren en nuestra alrededor todos los días, dejando a un lado ser voceros de la negatividad o el desgano.

Ya está comprobado científicamente que somos seres de bien. Estamos alambrados para ser altruistas. Qué tal si comenzamos a realizar lo que somos y empezamos a actuar conscientemente en este estado mental tan extraordinario, en donde nos desprendemos del egoísmo y nos posicionamos al servicio de los demás.

Qué tal si usted que está leyendo esta columna nos ayuda a ver que la ilusión de cambiar la realidad está simplemente en nuestra mente.

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