Un año terminó estéril y sin cambios positivos para la humanidad. Otro ha comenzado. Pareciera que entre más crece su conocimiento científico, intelectual y político el hombre más se empeña en dominar y conquistar su insaciable hambre de poder.
Hagamos un breve análisis de lo que pasó en México y en Arizona durante el año, porque si nos extendemos y hablamos del panorama mundial la lista de situaciones trágicas e irremediables sería interminable.
En México siguen las muertes a consecuencia de la guerra contra el narcotráfico en donde cientos de ellas fueron nuevamente inocentes que se encontraban en medio de la tragedia. El "nuevo gobierno" del presidente Enrique Peña Nieto está en el limbo de la incertidumbre. Nada y todo pasa a diferencia del gobierno del ex presidente Felipe Calderón, que nos dejó un México con más pobres, pero también con un ramillete de privilegiados que alcanza en riqueza cualquier cifra que usted pueda imaginar. Si no lo creen, pregúntenle a Slim, Azcárraga y Salinas o al grupo Atlacomulco de donde surge el actual presidente mexicano.
Hoy México ya no es para los mexicanos, es para las empresas transnacionales que desde hace ya mucho tiempo están instaladas en el país azteca y que han acaparado todo lo que tiene que ver con energía. La clase media va de media a medio nada, luchando por no desaparecer; y la clase obrera subsistiendo con el salario mínimo en un país donde el costo de la vida es tal alto como si fuera del primer mundo.
En el lado norte de la frontera las cosas no son mejores. El desempleo aumenta ante el avance de la tecnología. Cada día se requiere de menos mano de obra humana. Por otro lado siguen las muertes de inocentes a manos de enfermos mentales a los que se les vende sin restricción armas de fuego; no hubo reforma migratoria y se aprobó un plan nacional de salud que no se entiende y que tiene muchas fallas, pero el cual creo a título personal, es la miel de las grandes aseguradoras.
Por otro lado aprendí mucho sobre el lucrativo negocio y el horror que rodea la vida de miles de ancianos que reciben "servicios humanitarios".
¿Ustedes creen que hay algo que celebrar? Preguntemos a las miles de familias que fueron separadas por un sistema político que se resiste a una indispensable reforma migratoria o a los miles que se quedaron sin el seguro obligatorio, a los despedidos y a los ancianos que son tratados como mercancía.
En verdad quisiera poder celebrar, ir de compras, gastar lo que no tengo, cantar y brindar porque el año venidero sea mejor, pero mi consciencia se resiste. Lo que si voy a hacer es recordar con respeto y honor a todos los seres humanos que luchan a diario por subsistir, a las familias que han perdido seres queridos por infames leyes migratorias y por los que ya no están con nosotros victimas de matanzas, guerras, odios, enfermedades y racismo.
Victoria Ortiz. Periodista independiente. vickyram27@yahoo.com