¿Qué más tiene que suceder para que las autoridades, el gobierno, todos los que están en pro de la libertad en la venta y uso de armas sin ningún control se den cuenta de que su posición es irracional, absurda y decididamente inhumana?
¡No es una pregunta, es una afirmación! Las armas matan y no hay vuelta de hoja.
La condición del ser humano, a pesar del avance en tecnología y ciencia, sigue siendo la misma o peor que hace miles de años: desde que nace se le enseña a matar, como si fuera lo más natural del mundo.
Desde que somos niños nos enseñan a jugar con armas, a "los soldaditos", a "las guerritas", aprendemos que matar es simple, sencillo, natural... desde nuestra más pequeña edad nos familiarizamos con la armas y las vemos como algo normal.
Después, cuando crecemos, aprendemos que la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos nos da el derecho y la libertad de poseer y usar armas. Amparados en esa pieza de ley podemos comprar el arma que queramos, y en la cantidad que se nos antoje. Nadie nos lo puede impedir.
Tenemos toda la libertad que deseamos... incluso para ir a una escuela y matar a 20 inocentes criaturitas, como sucedió este viernes 14 de diciembre cuando un demente armado hasta los dientes se apersonó en una escuela primaria de Connecticut y cometió la segunda más grande masacre de ese tipo en el país.
Este tipo de matanzas se vienen haciendo cada vez más frecuentes y no queremos prestarles atención.
Necesitamos darnos cuenta de que estos hechos no se dan en un campo de batalla. No se presentan en un encuentro entre policías y delincuentes. No se registran en una guerra entre malos contra malos.
Démonos cuenta de que todas estas tragedias colectivas se han dado en escuelas o en lugares públicos tales como cines o parques donde está reunida gente inocente. Y que en todos los casos los autores son extraviados mentales.
¿Cómo es posible que esas personas puedan ir a una tienda de armas y comprar el arma que se les antoje? Pueden adquirir una, o cientos, una pistola, ametralladoras, misiles, granadas. Y basta con que den unos cuantos datos... aunque sean falsos.
Me pregunto, y les pregunto a quienes se escudan en la Segunda Enmienda para seguir defendiendo esa libertad exagerada e incomprensible para adquirir armas sin ningún control, si quienes aprobaron la Segunda Enmienda en 1791 pudieron imaginar que en el futuro iban a existir as armas que existen hoy y que la sociedad actual iba a ser tan diferente de la sociedad de entonces? No tengo duda alguna: si la Segunda Enmienda la hubieran redactado los mismos hombres, pero en estos días, su contenido y significado sería muy diferentes.
Vuelvo a preguntarme: ¿Hasta cuándo por Dios? ¿Hasta cuándo?