Llegar a los cuarenta

Si usted ya anda arriba de las cuatro décadas de edad y carece de un título universitario, prepárese: le van a decir que no califica para el empleo. No valdrá experiencia, buen juicio, liderazgo y todas las virtudes que pueda usted tener.
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¿Más de cuarenta? Prepárese...

¿Qué cuenta más en la selección del mejor candidato para un empleo? ¿Su experiencia, conocimientos, buen juicio, liderazgo, edad, diplomas, títulos universitarios? Todos son elementos muy importantes que se deben considerar. Sin embargo, lo que más se toma en cuenta, pero en contra, son factores que descartan habilidades muy importantes, además de que pueden ser crueles y en ciertas condiciones también ofensivos.

Si usted ya anda arriba de las cuatro décadas de edad y carece de un título universitario, prepárese: le van a decir que no califica para el empleo. No valdrá experiencia, buen juicio, liderazgo y todas las virtudes que pueda usted tener.

Cuando yo era pequeña me encantaba acompañar a mi padre, que era ingeniero técnico industrial, a su fábrica de pieles. Él siempre me decía que la universidad da cifras e información pero nunca experiencia.

"Esa te la da la vida, tus errores y aciertos. Es la única forma de crecer. Yo, con todos mis estudios, he aprendido más de mis obreros. Me enseñaron a resolver problemas cotidianos, a escuchar sus necesidades y a aprender de su experiencia", me aseguraba.

Otra cosa que me decía era "si tú decides ser bolero, sé el mejor de los boleros. Aprende cual es la técnica para dar el mejor brillo a los zapatos, atiende a la gente con gentileza y sobre todo forma tu propia empresa de boleros", y son palabras que he aplicado en mi vida a pesar de no ser fácil.

Hoy ser mayor de cuarenta años y no tener una carrera universitaria descarta la experiencia de muchos que por una razón u otra no pudieron estudiar, pero que han sido grandes aprendices de la vida. No existe un justo medio que aproveche a quienes mucho les tenemos que aprender. Simplemente no califican y ya.

Pero todo tiene una lógica empresarial, aunque cruel. Es la siguiente: Entre más experiencia, mayor salario; a mayor salario más prestaciones laborales. En pocas palabras: a mayor gasto menos ganancias. Por eso es que hoy en día la fórmula perfecta empresarial es: menor salario-mayores exigencias (triplicadas). Eso es igual a menos empleados y más beneficios empresariales.

La tendencia es muy clara: pagar a un principiante que haga no muy bien hecho el trabajo de cinco con experiencia y calidad. Hacer de un ser humano un robot y convertirlo en un tornillo más de la máquina empresarial.

Los cuarentones, cincuentones y sesentones ya no contamos para las empresas, sino para contar cuentos a los nietos. Triste pero real.

Victoria Ortiz. Periodista independiente. vickyram27@yahoo.com

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