¡En el cine mexicano, basta de estereotipos injustos!

Hemos demostrado durante décadas que podemos hacer buen cine cuando unimos esfuerzos y cuando se busca calidad y trascender en la historia.
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Llevar a buen final la filmación de una película no es cosa fácil ni sencilla.

Es cierto que tener una buena historia y un renombrado grupo de actores es indispensable, pero el público pocas veces se pregunta quién y cómo se encarga de tareas técnicas tales como fotografía, iluminación, edición, construcción de escenarios, etc. Y allí quizás está lo más importante y difícil de lograr. Para eso se necesita un grupo muy grande de personas con enorme talento, habilidad y experiencia.

En entrevista exclusiva para HuffPost Voces, el secretario general del Sindicato de Trabajadores Técnicos y Manuales de la Producción Cinematográfica de México (STYM) platicó cómo durante décadas los trabajadores y técnicos han aportado su talento y esfuerzo para hacer grande y exitosa la industria del cine.

Juan Carlos Garrido, secretario general del STYM, habla con mucho orgullo de lo que la organización que dirige ha aportado a la industria fílmica mexicana e internacional. En su haber se cuentan cintas tan populares --y técnicamente difíciles de hacer-- como "Titanic", entre una larga lista de cintas internacionales.

"Hemos sido un sindicato de unión y mucho trabajo, afirma. Hemos trabajado en películas que son joyas de la cinematografía mexicana como "La Rosa Blanca" o "La sombra del Caudillo", que en estos días cumple 55 años de haber sido producida y que fue censurada por el gobierno impidiendo su exhibición durante más de treinta años, entre otras películas que con el trabajo de carpinteros, pintores, maquillistas, decoradores, peinadores, tramoyistas, entre otros, pudieron llegar a la pantalla grande".

Garrido agrega que la mano de obra mexicana en el cine ha sido reconocida mundialmente siempre, pero en México las leyes actuales que rigen a esta industria parecieran ir en su contra. Están haciendo estragos en un sector tan importante como el de los técnicos y manuales quienes han hecho un trabajo importante para cuidar y mantener la buena calidad del cine.

"En primer lugar -señala-, las leyes se han encargado de satanizar la palabra sindicato y esto nos afecta terriblemente. El STYM es un sindicato-empresa, no es una agrupación de líderes 'charros' ni abusadores, pero los productores huyen de nosotros porque la sola palabra 'sindicato' los asusta. El gobierno está haciendo mucho daño a la industria del cine al estimular que se abarate la mano de obra pues los productores contratan a quienes no garantizan su trabajo. No se dan cuenta que nuestro sindicato no se usa para abusar, sino que estamos para hacer un buen trabajo en todos los niveles".

Garrido pone como ejemplo que si un productor contrata a un trabajador independiente corre el riesgo de que el trabajo no tenga la mano de obra calificada y garantizada que se requiere para hacer una producción seria, y agrega: "Yo sé de muchas producciones que han tenido que rehacer la película. Esto solo demuestra, como dice el refrán, que 'más vale viejo por conocido que nuevo por conocer', o que lo barato sale caro. Nosotros garantizamos la calidad y cuidamos que el productor esté contento".

Nuestro entrevistado comenta que el STYM es un sindicato-empresa que protege a ambas partes. Al trabajador se le resguarda porque tiene la garantía de que el productor le va a pagar a tiempo, que va a tener atención médica porque debe registrarlo en el Instituto Mexicano del Seguro Social, que lo protege a todo momento.

"Estamos al pendiente de que quien los contrate no viole la ley -afirma el dirigente del STYM- porque no pagar Seguro Social y evadir impuestos es ilegal. Cuidamos que el trabajador no tenga más horas laborales de las que su cuerpo pueda resistir porque si se le exigen más horas va en contra de la misma producción pues se corre riesgo de accidentes y de menor rendimiento y calidad".

La cinematografía mexicana ha producido en los últimos años un sinnúmero de películas que, sin embargo, no llegan a las salas de cine. ¿Por qué? Se ha especulado que los exhibidores no dan espacios para esas cintas, pero ¿no será porque las películas no tienen la calidad que se necesita para ser exhibidas?

El cine no es una industria como las tortillas que se pueden hacer miles a granel. El cine es cultura, es arte. Las autoridades tienen que regular la calidad de la producción, así como fijarse bien a quién le dan apoyos financieros.

"El STYM paga impuestos y Seguro Social, haya o no trabajo. Nuestros impuestos están financiando películas de baja calidad, además de que no nos consideran en la competencia para hacer cine. Como lo dije, hay quienes se encargan de desprestigiar a un gremio que ha puesto a la cinematografía nacional e internacional en alto" -dice Garrido y concluye con una invitación.

"Hacemos un llamado a los productores nacionales e internacionales, así como a las nuevas generaciones de cineastas para que volteen hacia nosotros. Somos su familia y vamos a ayudarlos para que tengan los trabajadores que necesitan y para que sus películas sí lleguen a las pantallas grandes. Queremos hacer equipo, y que hagan equipo con nosotros. Los trabajadores del STYM hemos demostrado durante décadas que podemos hacer buen cine cuando unimos esfuerzos y cuando se busca calidad y trascender en la historia, como lo hemos hecho con más de 3,000 películas nacionales e internacionales".

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