Invirtiendo en un sueño

Los defensores de la inmigración tienden a enfocarse en sus beneficios económicos, pero como educadora yo veo de cerca los sueños y esperanzas de mis alumnos, muchos de los cuales mantienen lazos con sus países de origen, especialmente México. La diversidad que veo en mis salones de clase, de entre 65 y 350 estudiantes, nunca deja de impresionarme. Con frecuencia les digo que ese es el espíritu de los Estados Unidos: que estudiantes de cualquier origen puedan venir a un lugar como la Universidad de Texas en Austin a recibir una educación de calidad.
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Los defensores de la inmigración tienden a enfocarse en sus beneficios económicos, pero como educadora yo veo de cerca los sueños y esperanzas de mis alumnos, muchos de los cuales mantienen lazos con sus países de origen, especialmente México. La diversidad que veo en mis salones de clase, de entre 65 y 350 estudiantes, nunca deja de impresionarme. Con frecuencia les digo que ese es el espíritu de los Estados Unidos: que estudiantes de cualquier origen puedan venir a un lugar como la Universidad de Texas en Austin a recibir una educación de calidad.

Nuestra universidad admite estudiantes indocumentados. Aquellos que puedan probar que han residido en Texas por al menos 3 años y que se han graduado de una secundaria en el estado, pueden pagar matrículas domésticas. Y si se gradúan dentro del 8% superior de su secundaria, su ingreso a la Universidad de Texas está garantizado. Muchos de estos estudiantes califican también para bonos educativos estatales así como para ayuda financiera, aunque no sean elegibles para la ayuda federal. De cualquier forma, varios instrumentos subsidian la educación de estos estudiantes, cuyo alto rendimiento académico, desde un principio, les abrió las puertas al sistema universitario estatal.

Pero varias desventajas emergen durante sus carreras, mostrándole las limitaciones a las que se enfrentarán aún si las completasen con éxito. Por ejemplo, yo siempre aliento a mis estudiantes a que estudien en el extranjero. Es una experiencia genial para aquellos interesados en conocer otros países, aprender un nuevo idioma, o simplemente "ampliar sus horizontes." Muchas veces comparto con ellos mi primera visita a Francia, y cómo esta cambió mi manera de ver el mundo, especialmente cuando visité las playas de Normandía y los cementerios militares de la Segunda Guerra Mundial. Ese viaje me enseñó que para muchos europeos la guerra había forjado una parte crucial de sus vidas y que no era un capítulo más en sus libros de historia.

En una ocasión, luego de compartir mi historia en una de mis clases, una jovencita se me acercó y me contó lo mucho que le había inspirado mi relato. Ella quería estudiar en el exterior, pero había un detalle - ella carecía de documentos. Le dije que sería imposible que estudie en otro país bajo esas circunstancias, lo cual nos decepcionó a ambas. Pero lo más decepcionante fue que enfrente mío tenía a alguien quien se había beneficiado del sistema educativo de Texas, quien se sentía parte de los Estados Unidos, pero quien, aún así, no podía beneficiarse de todo lo que su universidad le podía ofrecer.

Por cierto, yo nunca les he preguntado a mis alumnos sobre su estatus migratorios, pero como mi clase es sobre inmigración, con frecuencia ellos vienen a contarme sus realidades personales. Muchos de mis estudiantes indocumentados, con el tiempo, se encuentran con menos opciones para pasantías, trabajos u oportunidades que otros estudiantes dan por sentadas. Esto sólo conlleva a un desperdicio de potencial y talento. Una nota en el Texas Tribune relata como un estudiante titulado en ciencia biomédica tomó empleo en un restaurante porque no podía proveer a sus empleadores con los documentos apropiados para trabajar en su campo.

No nos olvidemos de que este es un país en donde el empresariado se queja de que no haya suficiente mano de obra calificada y de que tengan que importarla de otros países. No deberíamos entonces olvidar el talento que tenemos aquí mismo. Personalmente, quisiera que los impuestos que invertimos en la educación estatal rindan suficientes ganancias para todos nuestros estudiantes.

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