En el pasado he comenzado más proyectos de los que puedo contar que al final dejé sin terminar. Por muchos años me sentí culpable por ello, invertí mucho dinero en cursos y clases que nunca concluí.
A muchos de nosotros nos han enseñado que no podemos "dejar las cosas a medias", abandonar algo que ya comenzaste. "Tienes que continuar hasta terminar" es lo que algunos nos dicen, sin importar si todavía disfrutas lo que estás haciendo.
Una de mis clientas tenía la dirección de la carrera de diseño en una prestigiosa universidad privada. El diseño es su pasión. El puesto le permitía desarrollar su lado creativo pero era un trabajo que consumía todo su tiempo y toda su atención. Llevaba en ese puesto dos años, trabajando de 12 a 14 horas diarias, incluyendo muchos fines de semana. El trabajo se convirtió en su vida y no tenía tiempo para nada más. Fue en ese momento que comenzamos a trabajar juntas.
Durante las sesiones de coaching se dio cuenta que deseaba encontrar alguien con quien compartir su vida y sus intereses, una pareja. Para que esto sucediera algo tenía que cambiar. Decidió dejar el puesto y quedarse con dos o tres clases a la semana. Quienes la rodeaban, inclusive sus amigos más cercanos, estaban sorprendidos de que se atreviera a dejar un puesto de ese nivel, con una remuneración muy buena, en una de las universidades más prestigiosas del país. "¿Cómo dejas algo tan seguro y estable?", le preguntaban. Sin embargo, aunque tuvo que ajustar sus finanzas, por primera vez en muchísimo tiempo se siente en control de sus decisiones, disfrutando plenamente lo que hace y con tiempo para ella. Ahora puede dedicarse a lo que realmente la hace feliz y a vivir su vida plenamente.
Necesitas encontrar qué es lo que realmente te hace feliz y lo que es importante para ti. A veces eso significa ver tu vida desde otra perspectiva y preguntarte: ¿qué es lo que realmente quiero hacer con el resto de mi vida?, ¿con quién la quiero compartir?, ¿dónde quiero estar?
A lo largo de mi vida me he encontrado en esta posición un par de veces. Cuando pongo las cosas en una balanza y reflexiono, me doy cuenta de que siempre he ganado más de lo que he perdido aún cuando en el momento de tomarlas las decisiones me hayan parecido aterradoras.
No hay nada más emocionante que la posibilidad de descubrir y vivir nuevas aventuras. Es como cuando comenzamos a leer un libro cuyo contenido nos atrapa. No podemos dejar de leerlo, nos entregamos a sus páginas con pasión y dedicación. Lo mismo debemos hacer con la vida, vivirla intensamente, con esa misma entrega, sin preocuparnos tanto de si vamos a perder o a ganar. Lo cierto es que a veces hay que "perder" para poder ganar.
¿Y tú qué has ganado con tus "pérdidas"? A mis clientes les hago esa pregunta y los llevo en un proceso en el cuál aprenden a valorar su proceso de vida y dirigirlo hacía la meta que quieren alcanzar. De esa forma realmente pueden ganar "perdiendo". Espero tus comentarios en Twitter.
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