Hombre de la Florida demanda a policía por golpearlo mientras estaba en la cárcel

Esta semana, un tribunal de apelaciones confirmó el veredicto del jurado en el juicio de un hombre de la Florida que demandó a la ciudad de Boynton Beach después de haber sido atacado violentamente por agentes de la policía de esa ciudad, mientras estaba en su custodia después de su arresto por un DUI.
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Esta semana, un tribunal de apelaciones confirmó el veredicto del jurado en el juicio de un hombre de la Florida que demandó a la ciudad de Boynton Beach después de haber sido atacado violentamente por agentes de la policía de esa ciudad, mientras estaba en su custodia después de su arresto por un DUI (manejar bajo la influencia del alcohol. Adam Weiss estaba en su casa a altas horas de la noche, cuando un vecino le pidió que le ayudara a localizar a su novia. Mientras el Sr. Weiss manejaba, llamó la atención de un oficial de policía de la ciudad de Boynton Beach, quien sospechaba que el señor Weiss estaba conduciendo bajo la influencia.

El Sr. Weiss, quien tiene un historial de problemas emocionales y psicóticos, así como la dependencia de drogas--no pasó la prueba de sobriedad y fue arrestado y llevado a la comisaría, donde fue puesto en una celda. Dentro de 45 minutos, estaba gritando, golpeando y pateando la puerta de su celda, pidiendo medicamentos que necesitaba para controlar su ansiedad. Después de varias visitas de varios oficiales a su celda, el Sr. Weiss afirmó que uno de los oficiales, denominado como Oficial Uno, agarró su cuello y lo lanzó contra la pared, lo que causó que él golpeara su cabeza contra un asiento de metal. Antes de este evento, Oficial Uno había sido dos veces nombrado "Oficial del Mes" de Boynton--pero sólo un mes antes, en su evaluación se observó que tenía dificultades "controlando conflictos".

Varios oficiales respondieron y trataron de calmar el señor Weiss y transportarlo a un hospital. Durante esta situación, que tuvo lugar en el garaje de la estación de policía, el Sr. Weiss dijo que el quería morder a los oficiales para transmitirles la hepatitis C. El señor Weiss no se contuvo y siguió dando patadas y gritándole a los oficiales-- lo que provocó que éstos usaran un arma de electrochoque (Taser) sobre él varias veces.

Todo el incidente fue capturado en el sistema de vigilancia de vídeo de la celda, y las fotos tomadas después del ataque mostraban marcas de quemaduras y contusiones. El jefe de Policía de Boynton revisó los videos y despidió a Oficial Uno porque violó las reglas del departamento. El Sr. Weiss luego demandó a la ciudad de Boynton Beach y tres de sus oficiales, incluyendo Oficial Uno por:

1. La retención negligente y supervisión del Oficial Uno;
2. Desatender en forma negligente para protegerlo;
3. Imposición negligente de angustia emocional; y
4. Agresión cometida por un funcionario.

En el juicio, el juez no permitió que el jurado escuchara la evidencia de que Oficial Uno fue despedido por su jefe Jeffrey S. Katz. El jurado encontró que en el momento del ataque, Oficial Uno estaba actuando dentro del transcurso y ámbito de su empleo, y que la ciudad fue negligente por (1) la realización y supervisión de un oficial, (2) no proteger al demandante, (3) la agresión, y (4) imposición de angustia emocional. El jurado le entrego a el Sr. Weiss $179,152.97.

La ciudad apeló el veredicto a el Tribunal de Apelaciones de el Distrito Cuarto de la Florida, en base a una variedad de cuestiones legales técnicas, incluyendo que la Ciudad no debe ser responsable de negligencia, contratación y supervisión de Oficial Uno si sus acciones se realizaron en el curso y el alcance de su trabajo, ya que la Ciudad debe estar aislada de las demandas por los actos maliciosos de sus empleados. El tribunal estuvo de acuerdo con la Ciudad, pero ya que el jurado distribuyó sus veredictos en distintas teorías legales, la Corte de Apelación no pudo revertir el veredicto. Esto permitió que el Sr. Weiss mantuviera la totalidad de los $179,152.97.

Como un abogado de derechos civiles en la Florida, espero que este caso envíe un fuerte mensaje a los agentes del orden público que no pueden eludir su responsabilidad por maltratar a las personas bajo su custodia.

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