Se puso nuevamente de moda huir de México y salir corriendo al estado de Texas.
A lo largo de estos últimos cinco años, decenas de miles de mexicanos han salido de su país, igualito que en la década de los ochentas, durante el final del sexenio de López Portillo, cuando varios temerosos con algo de capital, decidieron que su país se podría volver comunista, a partir de la crisis económica y la nacionalización de la banca.
Y ahora que está por concluir el sexenio de Calderón, veremos cómo la historia se repetirá, pues muchos mexicanos "pudientes", quienes dicen vivir bajo la amenaza constante de ser secuestrados, decidieron huir para el otro lado, con sus visas de turistas y trabajando de forma remota en sus exitosas empresas locales.
La clásica huida del barco que se está hundiendo, sólo "los que tienen con que salir", los demás aquí se quedarán a ver qué pasa con México, pues no tienen de otra.
En 1982 todos salieron como bandidos, a cuidar de sus dólares en el extranjero, fincando raíces en la "sofisticada" ciudad de Houston. Pero en aquel entonces ser latino no estaba "tan bien visto", con lo cual varios mexicanos les dijeron a sus hijos de apellido González o Ramírez, que hicieran favor de olvidarse de su lengua madre.
Jamás olvidaré aquel reencuentro con mi amiga de la infancia (cuyos padres la sacaron volando) al verla batallar para decir palabras en español y hablando con puros verbos en infinitivo, "Yo venir, hablar y ver", una verdadera tristeza. Ahora, sin embargo, todos los que se van, encuentran un Houston totalmente bilingüe, ya nadie querrá olvidar el español y ya nadie negará su origen.
Y esta vez no sólo están aterrizando en Houston, algunos mexicanos con menos capital, eligieron ciudades más accesibles para vivir, en la frontera con Texas, convirtiendo a los lugares más empobrecidos de este estado, como McAllen y Mission, en los beneficiarios de la terrible violencia que vive nuestro país.
Espiral de violencia en México
Los agentes inmobiliarios y los urbanizadores de estas localidades, están saltando de gusto con el auge que les trajo la nueva migración, y cada día se construyen más casitas estilo "hacienda" (ja-cienn-daa).
También los grandes criminales que son blanco de carteles rivales, se han dirigido hacia las ciudades Texanas de más apogeo, como son Houston, Dallas y San Antonio, y, por si fuera poco, nuestro próximo ex presidente, Felipe Calderón, está en pláticas para ocupar un puesto académico en la Universidad de Texas, ahora que concluya su mandato en diciembre.
Qué gran detalle de nuestro presidente Calderón unirse a esta migración de mexicanos, ya que nos dejó el gallinero todo alborotado, nos sumió en el desempleo, la pobreza, y la inseguridad; él empaca a su familia y se va huyendo del país tremendamente violento que nos dejó su gobierno inepto.
Con López Portillo vivimos la crisis económica más severa en la historia de México, desde la época revolucionaria. Durante su último informe de gobierno culpó a los banqueros y a los saca-dólares del caos y la devaluación, cerrando con la famosa frase "defenderé el peso como un perro" y pasando a ser un personaje repudiado, hasta el resto de sus días.
Con Calderón vivimos un país de violencia extrema por su guerra contra el narcotráfico, la cual nunca tuvo ni pies ni cabeza. Su presidencia deja a más 50,000 muertos en manos de la violencia relacionada con el narcotráfico, deja en la calle a más de 2,000,000 millones de mexicanos con título profesional y sin poder encontrar empleo; deja a 42,000,000 de mexicanos en pobreza extrema, y deja a más de 14,000,000 de personas trabajando en la empresa informal, la que evade sus responsabilidades fiscales y es absolutamente corrupta.
Lo arriba descrito es un muy pequeño resumen de sus seis años a la cabeza de nuestro país.
Por lo menos López portillo tuvo la "decencia" de quedarse en su colina -- a aguantar los tomatazos, Calderón no. El señor presidente se va, ¿será que no se ha enterado de que sus máximos enemigos, ahora serán sus vecinos?
El caso es que los muy ricos, los no tan ricos, los narcos, y la familia Calderón, quieren vivir por allá, con lo cual Texas se irá pareciendo cada vez más a México.
¡Qué suerte para todos ellos!
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