La mañana era fría y oscura, eran apenas las 2 de la madrugada, pero era hora de comenzar mi día. Después de una lucha personal tan larga sigo adelante gracias más a la adrenalina que a mi propia energía. La idea de ayudar a quienes más me necesitan me mantiene vivo y despierto, bueno, al menos la mayor parte del tiempo. Ese día habían programado una Conferencia de prensa nacional en el Capitolio de California.
Yo, Sergio García, una persona indocumentada, era el invitado de honor en nuestro Capitolio. Todo era tan sub-real, pero lo que me excitaba aun más que mi propia conferencia de prensa era la oportunidad de servir a los afortunados que se beneficiaran de acción diferida a pesar que yo no soy uno de ellos.
Una vez más perdí mi oportunidad, esta vez no califiqué por tener de 4-5 años más de los requeridos. Yo tengo 35 años de edad y no califico para acción diferida, una nueva política de inmigración anunciada por nuestro Presidente Barack Obama el 15 de junio pasado.
"Aquellos que fueron traídos aquí de niños, quienes han trabajado y estudiado duro merecen el derecho a ser ciudadanos", dijo el Presidente.
Sin embargo, acción diferida no es un camino hacia la ciudadanía, no es ni siquiera un camino hacia la residencia permanente, pero es algo. Es un paso en la dirección correcta, un paso de bebé, pero, aún así, un paso.
Acción diferida es un paso hacia la meta de componer un sistema de inmigración roto. Un sistema que me ha mantenido en el limbo durante casi 18 años, pero, gracias a Dios, ya no lo hará con miles de jóvenes estudiantes deseosos de salir de las sombras y vivir una vida normal. Acción diferida permite a una persona tener un permiso de trabajo y, si son lo suficientemente afortunados, de vivir en un estado amistoso hasta pueden recibir una licencia de conducir. Dos grandes beneficios y la posibilidad de poder viajar en 3 situaciones especificas; en caso de emergencia, para trabajar o para ir a la escuela.
Mi conferencia de prensa culminó con fuertes aplausos, me sentí feliz, sentí que había hecho mi trabajo de enviar un mensaje a nuestros jóvenes brillantes. Les envié un mensaje de esperanza, un mensaje de un mañana mejor y una garantía de que no están solos. Que continuaré dedicando mi vida a ellos y estaré justo al lado de ellos o incluso en frente de ellos de ser necesario para protegerlos, para proteger su futuro, para proteger nuestro futuro. NUESTRO futuro como país, nuestro futuro como comunidad. Una comunidad que este menos preocupada con él individuo y más preocupada por el bienestar de todo el país.
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Ahora es el momento de recordar esas grandes palabras habladas por un gran líder, John F. Kennedy:
"Pregunta no lo que tu país puede hacer por ti, pero lo que tu puedes hacer por tu país".
Estos soñadores, como a menudo se les llama, están listos, dispuestos y capaces de contribuir a este país y tengo plena fe que harán que nuestro Presidente este orgulloso de su decisión. Creo que ellos serán los grandes líderes del mañana, su motivación y ambición nos llevará a la prosperidad una vez más.
A mi llegada a Los Ángeles, la noche estaba fría, como lo había estado esta mañana cuando me levanté. Ya eran casi las 11pm y estaba cansado, pero muy emocionado. Mañana traería sueños a muchos jóvenes en la costa Oeste y pronto viajaría a la costa del Este para continuar llevando esperanza de un futuro mejor para nuestros jóvenes allí.
La tan esperada fecha del 15 de agosto de 2012 llegó y encontró gente alineada afuera de las oficinas de CHIRLA en Los Ángeles. Hubo muchas caras diferentes, pero todas ellas tenían algo en común, todas estaban sonriendo. Los jóvenes beneficiados por acción diferida estaban felices por la oportunidad de poder incorporarse a la sociedad. En tres días vimos más de 2000 aspirantes caminar a través de nuestras puertas. A pesar de estar físicamente exhausto yo estaba contento y regrese a mi casa solo para empacar para mi viaje hacia el otro lado del país.
Miami, Florida fue mi siguiente destino. Estaba muy emocionado por visitar la Florida porque nunca había estado ahí, pero, también, estaba un poco nervioso ya que no me gustan mucho los aeropuertos o vuelos largos. Una vez que llegó el lunes, por la mañana, me encuentro despierto muy temprano, nuevamente listo para ayudar. Muchas cosas han cambiado; el tiempo, el clima y la gente, pero una cosa permanece igual: el eterno sueño Americano, el ideal que uno puede lograr mucho éxito y grandeza en este gran país, si y sólo si, uno está dispuesto a trabajar lo suficientemente duro para lograrlo.
Programa Acción Diferida:
