Malabarismos al vapor ante la reforma migratoria

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WASHINGTON, DC - APRIL 10: An immigration activist holds up a sign on the West Lawn of the U.S. Capitol during an All In for Citizenship rally April 10, 2013 on Capitol Hill in Washington, DC. Tens of thousands of reform supporters gathered for the rally to call on Congress to act on proposals that would grant a path to citizenship for an estimated 11 million of the nation's illegal immigrants. (Photo by Alex Wong/Getty Images)
WASHINGTON, DC - APRIL 10: An immigration activist holds up a sign on the West Lawn of the U.S. Capitol during an All In for Citizenship rally April 10, 2013 on Capitol Hill in Washington, DC. Tens of thousands of reform supporters gathered for the rally to call on Congress to act on proposals that would grant a path to citizenship for an estimated 11 million of the nation's illegal immigrants. (Photo by Alex Wong/Getty Images)

"Estoy a favor de un estatus legal ganado... una situación en la que puedes quedarte aquí legalmente y, en algún momento, solicitar la ciudadanía".

jeff denham
Jeff Denham

Costó trabajo, pero al final, en entrevista con Radio Bilingüe, el congresista Jeff Denham, de Turlock, en el valle central de California, pronunció la denostada, temida palabra C y entreabrió una rendija a su posible voto a favor de la ruta a la ciudadanía en el debate de la reforma migratoria.

Su colega, tambien republicano, de Rancho Cucamonga/San Bernardino, Gary Miller, no se aventuró a llegar tan lejos: "Estaría de acuerdo con el estatus legal ganado; creo que eso es lo apropiado", dijo, y punto, allí le paró.

Pero estas revelaciones son ya en sí un doble salto mortal en la trayectoria de ambos congresistas: hablan de una arriesgada y súbita conversión política. Hasta hace poco, ambos habían apoyado e incluso abanderado proyectos de ley antiinmigración. Cuando era senador estatal de California, Denham se opuso a dar a jóvenes indocumentados la posibilidad de conseguir becas en colegios universitarios y defendió la ley anti inmigración de Arizona, la SB 1070.

Miller, por su parte, mereció un diez de calificación de los grupos más restriccionistas por liderar proyectos como el Acta LEAVE (Sálganse), que proponía un agresivo plan para expulsar indocumentados a razón de millón y medio por año durante cinco años.

A contracorriente de la opinión pública de su estado, California, ambos congresistas condenaron a los soñadores desde sus tribunas legislativas. Miller dijo hace un par de años que el acta DREAM era un asalto contra el Sueño Americano y que no era mas que un intento de proveer la amnistía a millones que luego quitarían sus trabajos a los estadounidenses. Pero eso fue antes de noviembre, o sea, del advenimiento de una nueva realidad política que protagonizaron los electores latinos de la nación. Y antes de que el nuevo mapa electoral rehiciera sus distritos con recintos de mayorías latinas y asiáticas.

Hoy su discurso está cambiando. Durante foros públicos celebrados en sus distritos en el reciente receso congresional, Denham compareció ante una congregación de 1500, sobre todo familias latinas, y Miller envió emisarios ante 150 activistas pro inmigrantes. En entrevista con Radio Bilingüe para el foro, Miller dijo que ahora está consciente que los jóvenes indocumentados "son jóvenes buenísimos, trabajan duro, no están demandando nada, solo quieren una oportunidad, y entiendo eso". De igual forma, Denham dijo entender personalmente el problema: "Vengo de familia de inmigrantes, mis hijos son latinos, mi hermana se casó con un trabajador indocumentado".

¿Cómo explicar este bandazo en el cambio de opinión? "He conocido mucha gente en los últimos dos años que ha venido a platicar del asunto conmigo, sobre todo los jóvenes", dijo Miller.

Pero ambos miden con cautela sus palabras. No ignoran que sobre ellos pende como espada de Damocles la amenaza muy real del movimiento Tea Party. Tan real que a cada uno de los dos foros se hizo presente un grupúsculo que con el ojo vigilante de sus cámaras o con sus gritos de interpelación se encargaron de jalar a cuentas a sus compañeros de partido sobre las promesas hechas en tiempos de campaña. "Ningún compromiso con los ilegales", gritaron.

Ni Denham ni Miller dejan de lado esos reclamos. En su discurso, ambos destacaron que "no hay por qué darse prisa" en lo de la reforma y que hay que hacer caso a todas las partes. Miller subrayó también que "vamos a tener que vigilar que se guarden los trabajos de Estados Unidos para los trabajadores estadounidenses primero", y que "en esta iniciativa de inmigración ese será el enfoque número uno".

Así, ambos congresistas sudan la gota gorda, contorsionándose en un acto que un observador académico presente en un foro calificó de "acrobacia de equilibrista". Es decir, bailan en la cuerda floja tratando de guardar el precario equilibrio entre los intereses de su tradicional base blanca y conservadora, y los de la nueva, mayoritaria y creciente población latina y asiática de su distrito. Acaban de llegar a la conclusión de que estos últimos ciudadanos son los que al final, más temprano que tarde, decidirán su suerte en la elección general, y todo indica que para esos electores la cuestión de inmigración será factor número uno en la decisión. Pero a la vez a los congresistas les sobrecoge el pensar en el juicio que primero tendrán que pasar en la candente prueba de las primarias, campo de batalla que es, hoy por hoy, coto indisputado de la fracción ultra-restriccionista de su partido.

El problema de este ejercicio es que cualquier mal paso en la cuerda puede hacerlos estrellarse contra el piso y terminar de golpe con su carrera, porque, como decía el abuelo, "el que a dos amos sirve, con ninguno queda bien".

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