Una injusticia durante el embarazo

¿Será que Estados Unidos se ha vuelto un país en el que las máquinas reemplazan al talento humano y es por esto que a los humanos hay que tratarlos como máquinas?
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Una mujer de Nashville le ha contado a la ABC la agonía vivida cuando estuvo embarazada mientras trabajaba para una popular marca de celulares estadounidenses. La historia cuenta cómo ella tuvo que pedir un certificado médico para poder ir a orinar. Y cómo, cuándo consigue el certificado, recursos humanos le pide que cada vez que vaya al baño haga lo que le llaman el clock in and out, o tener que marcar en una máquina la hora de entrada y salida. La empresa así se ahorra los 5 minutos que la mujer se demora en ir al baño. Inhumano.

Toda mujer que ha estado embarazada sabe lo duro que es trabajar cuando hay malestares o tener que correr al baño, y también sabe lo necesario que es conservar su trabajo cuando a la familia va a llegar un nuevo ser. Así como todo médico sabe lo importante que es para una mujer embarazada tener condiciones óptimas para traer a un niño sano a este mundo y mantenerse sana la madre. Y como cualquier persona que ocupe una posición de liderazgo como jefe, supervisor o dueño de empresa debería estar enterada del manejo íntegro de una situación similar.

Estar embarazada, o tener una condición temporal diferente, no debería bajo ninguna instancia ser incompatible con trabajar. Todos los países desarrollados y una mayoría de los países en vía de desarrollo ofrecen condiciones óptimas para casos como este. Menos Estados Unidos. Con excepción de algunas empresas que optan por ofrecerlas por mera integridad. Ya no solo por embarazo sino por cualquier condición, existen muchas quejas por licencias médicas no remuneradas y maternidades no pagadas en un país que lucha por restablecer un sistema médico quebrantado. Si hay algo que ha distinguido a Estados Unidos y lo ha hecho líder en muchos ámbitos es que el salario mínimo es competitivo, que los empleados en la historia han sentido que crecen y se superan y que ha habido empleos. ¿Por qué llegar al extremo de no amoldarnos a la realidad de que cada día hay más mujeres en la fuerza laboral y que es justo y necesario que condiciones como un embarazo sean tratadas con respeto?

¿Será que Estados Unidos se ha vuelto un país en el que las máquinas reemplazan al talento humano y es por esto que a los humanos hay que tratarlos como máquinas? Estoy segura que como estas historias hay mil a lo largo y ancho del país, porque muchas empresas han sistematizado tanto su dinámica que termina siendo el talento humano lo más parecido a lo mecánico de una máquina. En el caso de la mujer de Nashville no hay ley que la cobije. Fue tal la tensión que terminó utilizando el acta de ausencia familiar para poder retirarse antes de tiempo.

Máquinas en las empresas ya tenemos por todos lados: las que contestan el teléfono en el banco, las que procesan los pagos, los cajeros de algunas tiendas, las que graban conversaciones de servicio al cliente de nosotros mismos con otra máquina, los cajeros automáticos de los bancos, las que entregan los pasajes en los aeropuertos, las que reciben el pago en los parqueaderos, y así muchas más. ¿Cuántas mujeres embarazadas hay en una empresa de la magnitud de una gigante de los celulares, o cualquier otra de las que manejan la misma dinámica? Esas que producen millones de dólares como para no tener que tomar medidas tan inhumanas en base a ahorros absurdos. ¿Por qué no mejor empiezan en ahorrar en los sueldos exorbitantes que en muchos casos ganan altos ejecutivos que duran horas en almuerzos de relaciones públicas y a los que nadie les controla cuánto demoran en un baño? Seguramente de esta manera el mundo sería más ecuánime y tratarían a los seres humanos como eso, no como máquinas.

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