La vida de una figura pública, sea actor, cantante, deportista, artista plástico, etcétera, no es fácil en estos tiempos de extrema y expedita comunicación. Ya sea que la figura en cuestión sobresalga por sus dotes y dones o por sus hábitos que alimentan el morbo de una masa hambrienta de chismes y noticias "calientes", como las describen algunos medios.
Dentro del rubro de atletas con virtudes extraordinarias destaca Chad Johnson, figura del fútbol americano que combinó en un momento dado de su carrera el deporte de las tacleadas, con el deporte de las patadas, el fútbol.
Este veterano jugador, nacido en Miami en 1978 ocupó marquesinas y planas a ocho columnas por su exitoso andar y millonarios contratos con equipos de la NFL: Bengalíes de Cincinnati, Patriotas de Nueva Inglaterra y los Delfines de Miami, agregando además su paso por el equipo de fútbol Sporting Kansas de la MLS.
Chad era el sueño de todo niño que aspira a ser una máxima estrella dentro y fuera de las canchas: figura en la NFL y en la MLS, montar toros en eventos de rodeo, aparecer en películas (American Reunion), anfitrión en una magna lucha de la WWE, protagonista de un programa de televisión en la cadena musical VH1, estrella de un programa de baile, "Dancing with the Stars", y hasta aparecer en la portada de un video juego: NFL Street 3. El hombre era protagonista de un moderno cuento de hadas.
Para rematar su excéntrica carrera y el inigualable momento por el que pasaba, Chad decidió cambiar de apellido por algunos años (situación sencilla si se vive en los Estados Unidos). ¿Para qué portar un común Johnson, si se puede portar, además del número, las letras del mismo número y en español?
Como Chad Ochocinco (el 85 es su número en el jersey que porta para la NFL) se le conoció hasta que su cuento de hadas comenzó a cubrirse de nubes, rayos, centellas y brujas malas.
Para este protagonista no hubo manzanas envenenadas, encierros en torres inaccesibles, pérdida de hermosa doncella, sólo el aterrizar a la realidad, al mundo terrenal. Cuando se comprometió con Evelyn Lozada, protagonista del programa de televisión "Basketball Wives", regresó a su antiguo nombre porque su prometida no iba a portar después de su nombre el "Ochocinco". Su efímero matrimonio no duró más de mes y medio y aunque muchas relaciones pueden durar menos, las razones de la ruptura demuestran que se puede tener todo, menos cerebro.
Chad y Evelyn regresaban de comprar víveres, cuando ella encontró en el maletero del auto un recibo de compra de condones, situación que enfureció a la mujer y que de paso, enfureció también a Chad, quien propinó tremendo cabezazo a su cónyuge. El reporte policiaco muestra que Evelyn sufrió una herida de aproximadamente tres pulgadas en la frente.
Tras pagar una multa de 2,500 dólares para salir libre el domingo 12 de agosto, la realidad de Chad se le vino a los hombros. El lunes siguiente los Delfines de Miami anunciaron que Johnson no pertenecía más a esta agrupación.
La fama y la fortuna pueden irse de las manos como agua, pero no todo está perdido para Chad, más en una sociedad en la que la memoria colectiva no existe y gente con un oscuro pasado puede comenzar de nuevo una vida o beneficiar a otras para alcanzar el estrellato (O. J. Simpson y la familia Kardashian). Su futuro, aunque no claro, ya perdió al menos el tono de cuento de hadas que tenía hasta mediados de este 2012.
Y comprueba que lo único que quita el dinero, es lo pobre.
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Vídeo relacionado con Chad Ochocinco: