¿Rojo o verde? Todo el mundo en Nuevo México está familiarizado con esta pregunta sobre el tipo de chile preferido. Está tan arraigada en la cultura nuevomexicana que es la pregunta oficial del estado. Curiosamente, la misma pregunta se puede hacer entre quienes viven cerca de una planta de carbón, la Estación Generadora de San Juan, cuando se trata del aire que respiran. El carbón es una fuente de energía muy costosa y peligrosa. En ciudades de todo el país se está abandonando este combustible debido a lo destructivo que es. En Nuevo México, con frecuencia la pregunta sobre la calidad del aire cualquier día del año también hace referencia a estos colores -- ¿rojo o verde? Según la Agencia de Protección Medioambiental (EPA), un día verde denota buena calidad del aire y rojo significa aire insalubre.
La planta, operada por la compañía proveedora de electricidad PNM, emite más de 18,000 toneladas de óxido de nitrógeno al año, una amenaza a la salud de los nuevomexicanos y a la integridad de los incomparables paisajes del estado. La contaminación procedente de la Estación Generadora de San Juan de PNM causa cientos de ataques de asma y decenas de millones de dólares en costos de salud. Y las principales víctimas son los niños, cuyos pulmones se están desarrollando. Los ancianos también son especialmente vulnerables a esta contaminación. Recientemente, la EPA ha emitido reglas basadas en los niveles de contaminación que afectan la visibilidad --la neblina contaminante regional-- que exige a los dueños de las plantas instalar controles de contaminación llamados Reducción Catalítica Selectiva. La EPA destaca que la contaminación de la planta afecta a paisajes emblemáticos característicos de Nuevo Mexico, como la Bandelier Wilderness Area, la Pecos Wilderness Area y muchos otros. Por su parte, PNM está tratando de aumentar su consumo de carbón, minimizando o incluso ignorando los daños que está causando a la economía local, la salud pública y el medio ambiente.
El estado de Nuevo México se enorgullece de su singular legado cultural, una ancestral combinación de influencias indígenas y españolas. Al visitar el Norte de Nuevo México, se encuentran decenas de iglesias de adobe, algunas de más de 300 años de antigüedad, todas construidas por colonos españoles en nombre de su fe católica. Al visitar el Monumento Nacional de El Morro se encuentran más de 2,000 petroglifos de los indios Pueblo e inscripciones dejadas por colonos españoles hace siglos al pasar por el gigantesco monolito. La cultura hispánica abunda en la llamada Tierra del Encanto, como se le conoce a Nuevo México. Una de cada tres familias nuevomexicanas habla español en el hogar. El Censo de 2010 muestra que el 47% de los nuevomexicanos tiene origen latino o hispánico y el 10% indígena americano. No es de extrañar que la constitución de Nuevo México lo defina como un estado bilingüe. De hecho, una forma única del idioma español que data del siglo 16 se habla en pueblos como Truchas, Chimayó y Coyote.
Tristemente, el rico legado cultural hispánico e indígena de Nuevo México está amenazado por la subversiva contaminación procedente de la planta de carbón de San Juan. Esta es la razón por la que el rechazo del carbón en Nuevo México no es sólo una cuestión de dinero. Es una lucha muy personal. Es por ello que los defensores de la energía limpia, líderes religiosos, grupos de indígenas americanos y otros le hacen un llamado a la compañía PNM y a la Gobernadora Susana Martínez a que actúen sin demora en abandonar la energía carbonera y en adoptar alternativas limpias, como la solar y de turbinas de viento (eólica), entre otras.
Hasta el momento, todo parece indicar que PNM extenderá su consumo de carbón. Hay una tradición en Nuevo México que incluye la quema de Zozobra, una celebración influenciada por la cartonería mexicana para disipar las tristezas del año y dar la bienvenida al futuro con esperanza. Muchos en Nuevo México están ansiosos por dejar atrás la zozobra del carbón para entrar en una nueva y vibrante era de energía limpia. Pero antes debemos retirar el carbón. Seguir adictos a un combustible sucio y destructor como el carbón no es sólo dañino para la salud pública. También va en contra de la misma cultura nuevomexicana.
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