Muros y puentes: Transición ilegítima

El tradicional informe de gobierno a la nación mexicana que al término de cada año ofrece su presidente ha devenido en la tradicional exaltación de sí mismo y sus acciones, lo confirma el último de Felipe Calderón en el que quiere mostrar un país diferente al que deja.
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Mexico's President Felipe Calderon delivers his state-of-the-nation address to Congress in Mexico City, Monday, Sept. 3, 2012. Calderon delivered his final state-of-the-nation speech on Monday, trying to cement his legacy as the president who stabilized the economy and took on the country's entrenched organized crime groups, putting Mexico on the road to rule of law. (AP Photo/Alexandre Meneghini)
Mexico's President Felipe Calderon delivers his state-of-the-nation address to Congress in Mexico City, Monday, Sept. 3, 2012. Calderon delivered his final state-of-the-nation speech on Monday, trying to cement his legacy as the president who stabilized the economy and took on the country's entrenched organized crime groups, putting Mexico on the road to rule of law. (AP Photo/Alexandre Meneghini)

felipe calderon hinojosa

El tradicional informe de gobierno a la nación mexicana que al término de cada año ofrece su presidente ha devenido en la tradicional exaltación de sí mismo y sus acciones, lo confirma el último de Felipe Calderón en el que quiere mostrar un país diferente al que deja.

Calderón hizo un esbozo de un sexenio de las mil maravillas cuando en realidad ha sido una gestión tremenda (en el sentido de terrible, en el sentido de dar miedo) y si no fuese por tanta sangre y tanto desaseo, administrativamente sería olvidable.

Calderón nunca estuvo a la altura de un hombre de Estado, es más se achicó a las primeras de cambio en su temeraria intentona de apagar el fuego con fuego sacando al ejército a las calles a enfrentarse en una guerra inútil (y costosa a más no poder) contra los narcos.

En su visión, si seguimos el video en el que dio a conocer su informe, pareciera que habla de un país en paz y armonía y con un desarrollo económico maravilloso (y lo dice sin alterarse). Nada más alejado de la realidad que seguiremos enfrentando. Lo que deja son los más de 70 mil muertos (que no menciona ni siquiera en cifras oficiales), no se acuerda tampoco de las víctimas de la guerra (hubiera sido oportuno un signo de sensibilidad el recordar sus "daños colaterales" a manera de respeto hacia sus deudos), en fin para Calderón su gestión ha sido memorable y según él deja un país encaminado hacia un futuro promisorio... salvo que nuestro México en verdad se queda en las mismas manos rapaces que han enraizado la impunidad y la corrupción.

Con Enrique Peña Nieto México tiene más de lo mismo (o peor) toda vez que su trayectoria ha sido marcada más por sombras que por luces.

Peña creía que venía en caballo de hacienda hacia Los Pinos cuando al inicio de su campaña los estudiantes de la Ibero le hicieron ver que lo repudiable no se lo pasaban por alto, a saber, la represión, muertos, violaciones y demás abusos en Atenco contra la población civil por policías y soldados enviados por él mismo siendo gobernador del Estado de México. El curriculum negro de Peña es largo como una cola de dinosaurio. Lo más reciente: sus tretas y delitos para terminar de llegar a Los Pinos.

Eso mismo que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) con su resolución de validar la elección presidencial y reconocer su triunfo, ignoró. A saber que inopinadamente o más bien sin atención real para investigarlas se desecharon las impugnaciones presentadas por los partidos del Movimiento Progresista que impulsaron a Andrés Manuel López Obrador.

Los miembros de tal tribunal han sido señalados por un amplio espectro de la sociedad como cómplices del fraude, como cínicos representantes de una justicia podrida, como los magistrados de la infamia. Se oye fuerte pero dicho está con todas sus letras, con su fallo la democracia en México se desdibuja, no quisieron ver lo innegable (para no revisar, para no investigar) ni la compra de votos ni el sesgo mediático ni la triangulación de inconmensurables recursos de procedencia desconocida (todos procederes inconstitucionales puntualmente señalados) hacia la campaña del priista.

Los magistrados (y el IFE con ellos) tacharon las impugnaciones para darle la espalda al México que no quieren los poderes fácticos por intereses abyectos, ni los políticos corruptos ni los partidarios de la impunidad.

Lo que viene: otro sexenio sin legitimidad, otro sexenio con medio México protestando por la imposición, pero ahora en un sexenio cuyos indignados tienen recursos novedosos que vienen usando desde las campañas, la presión social pacífica y consciente, cuya protesta dictará de diversas maneras que la sociedad mexicana quiere dejar atrás su historia de trampas, tranzas, fraudes y deshonestidades.

GRAFITI

"El problema principal con la democracia mexicana no es que algunos actores políticos no 'acepten su derrota', sino que demasiados aceptan la impunidad y la complicidad como algo normal y cotidiano".

John M. Ackerman, El sendero de la protesta, Revista proceso, México, 3 de septiembre de 2012.

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