Muros y puentes: Tiempo de jazz

A veces me parece que mi pasado reciente se vuelve inexistente. Arianna es una amiga de mi hija Valentina, ambas tienen 13 años y conversan en algún lugar de la casa. Previsiblemente escuchan música y desde luego buena parte de la plática es en torno a la música, sus grupos, sus artistas, sus diferencias --Vale es muy afecta a Los Beatles, por ejemplo, y no lo son por cierto varias de sus amigas, Ari entre ellas-- y bueno, en fin, desglosan la parafernalia de rigor.
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rocolagetty

A veces me parece que mi pasado reciente se vuelve inexistente. Arianna es una amiga de mi hija Valentina, ambas tienen 13 años y conversan en algún lugar de la casa. Previsiblemente escuchan música y desde luego buena parte de la plática es en torno a la música, sus grupos, sus artistas, sus diferencias --Vale es muy afecta a Los Beatles, por ejemplo, y no lo son por cierto varias de sus amigas, Ari entre ellas-- y bueno, en fin, desglosan la parafernalia de rigor.

Así en un momento dado a raíz de que Vale mencionó los Long Plays --esas grabaciones en acetato con las que mi generación disfrutaba la música de sus favoritos-- Ari se sorprendió y se negaba a creer que hubiese algo distinto a los cd's y los vehículos digitales donde ellas dos y su generación toda escuchan, se intercambian, conocen las novedades y conversan sobre grabaciones y videos. El mundo de las imágenes y la música digitalizada.

Bueno pues entonces Vale la condujo hasta la pequeña consola que está encima de un mueble que conserva nuestros viejos amados discos. Le mostró los LP's de 33 revoluciones y Ari se admiró. Vale sacó uno de 45 RPM y su amiga se maravilló. No los conocía pero además no sabía nada de su existencia. Los escucharon, los disfrutaron, y luego se fueron a otra parte dándole vuelta a la hoja.

Pero esa página de mi historia personal sencillamente yo no puedo dejar de tomarla en cuenta, son momentos de nuestra formación que dieron pauta a los capítulos que nos definieron. Sin embargo ellas ya no compran, como hasta hace tan poco, las novedades en cd's. Éstos cada día se van quedando más y más en la mera intrascendencia de lo atrasado --ese pasillo medio obscuro entre el presente y el pasado donde nadie quiere estar, salvo los que no sabemos mantenernos al día, los lentos como yo que no hemos dejado ese espacio que es horma de un tiempo, donde se ven las huellas del futuro que ya no es y donde uno sigue escuchando sus cd's y también de vez en vez, en mañanas luminosas, coloca la aguja sobre un acetato no sin reminiscencias.

Mi pasado reciente pareciera que existe cada vez menos en la medida en que el presente se vuelve intrascendente, es decir cuando el futuro toma su lugar y lo empuja al mencionado pasillo. Con todo, la intrascendencia no depende del tiempo, ellas y nosotros convivimos afuera de ese túnel, trascendemos nuestros trabajos por la naturaleza de nuestros días. Convivimos, digo, y la música es el rastro indeleble de nuestras edades. Acabo de adquirir, a propósito, Kisses on the Bottom de Paul McCartney en el que, oh paradojas, nuestro músico se desplaza y nos trae espléndidamente las piezas de los abuelos que muchos de nuestros niños acaso conocerán mañana.

II

Ya es de noche y Valentina está por salir de su clase, la espero en el carro, escucho mi nuevo disco. Llega y se sube al auto, clavada en su teléfono, claro. Le pregunto si reconoce al cantante y lo escucha y me dice "no". Vuelve al Facebook o al Twitter de su teléfono.

--Lo conoces muy bien -le digo.

Le pone atención. No lo reconoce. "¿Quién es?", pregunta pero no le contesto. Con su teléfono echa luz sobre la portada del cd y dice: "¿McCartney?, ¡no se parece!"

Efectivamente, es él en su nuevo Kisses on the Bottom.

--Pues sí, sí es él -le digo. De pronto irreconocible.

--¡Yo sé!, -exclama. ¡No lo reconocí!, -insiste sin explicárselo.

--¿Sabes quién está al piano?

--¿Quién?

--Diana Krall. Checa las fotos.

Enciende la lamparilla, repasa el folleto, ve las fotos. Revisa los temas. "¡Eric Clapton!, papi".

--¿En cuál?

--Con su guitarra en My Valentine. Esa la conozco por el video de Johnny Deep y Natalie Portman. -Me informa.

Ya se olvidó de su teléfono. "¡No se oye como él!", repite para sí no sé si contrariada o disfrutando la sorpresa, está metida en el disco, en la portada, en los títulos.

Ya vamos llegando, entramos a la colonia y con cierta urgencia pregunta: "¿puedo poner la 7?" (tiene la intención obvia de alcanzar a escucharla antes de llegar a casa). "Esta también la reconozco, está en uno de mis discos".

Es Ac-Cent-Tchu-Ate The Positive. Llegamos a casa pero nos quedamos escuchando en el carro, está atenta al piano... "¡Dianaaa!", dice sonriendo y unos momentos después con la sonrisa más ancha: "Este sí es Paul".

Sorpresa superada. Reencuentro. Termina la 7 y nos bajamos del auto. Pero yo sigo pensando "qué mosco le habrá picado a Paul para grabar las de papá"...

Publicado originalmente en La Estrella en Casa de Dallas/Fort Worth, Texas.

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