Muros y Puentes: Esta vieja y desempolvada película

Quien practica el bullying atosiga hasta que el manso quiere. Lo que hoy aparentemente se cultiva en México es explosivo. Por un lado están los jóvenes del #YoSoy132 (y con ellos un buen de la ciudadanía mayor y organizaciones políticas) cuyas críticas, protestas y acciones conforman un movimiento pacífico y político aunque apartidista y pero, por otro lado, ya está claro que no pocos jóvenes se han radicalizado y ellos, con sus impulsos de activistas y sublevaciones están a un tris de salirse del perímetro social, de hecho con su insubordinación radical ya van y vienen más allá y más acá de la línea de la ley y eso le da motivo al gobierno de Peña Nieto para la represión para lo cual, como se sabe, se pinta solo. Aguas.
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El presidente de México Enrique Peña Nieto, centro, saluda a cadetes militares mientras aplauden a su lado secretario de la Defensa Nacional general Salvador Cienfuegos, izquierda, y el secretario de Marina almirante Vidal Francisco Soberón, derecha, durante una presentación castrense en ciudad de México, México, el martes 4 de diciembre de 2012. (AP Photo/Alexandre Meneghini)
El presidente de México Enrique Peña Nieto, centro, saluda a cadetes militares mientras aplauden a su lado secretario de la Defensa Nacional general Salvador Cienfuegos, izquierda, y el secretario de Marina almirante Vidal Francisco Soberón, derecha, durante una presentación castrense en ciudad de México, México, el martes 4 de diciembre de 2012. (AP Photo/Alexandre Meneghini)

pena nieto

Quien practica el bullying atosiga hasta que el manso quiere. Lo que hoy aparentemente se cultiva en México es explosivo. Por un lado están los jóvenes del #YoSoy132 (y con ellos un buen de la ciudadanía mayor y organizaciones políticas) cuyas críticas, protestas y acciones conforman un movimiento pacífico y político aunque apartidista y pero, por otro lado, ya está claro que no pocos jóvenes se han radicalizado y ellos, con sus impulsos de activistas y sublevaciones están a un tris de salirse del perímetro social, de hecho con su insubordinación radical ya van y vienen más allá y más acá de la línea de la ley y eso le da motivo al gobierno de Peña Nieto para la represión para lo cual, como se sabe, se pinta solo. Aguas. La advertencia cae en ambas partes. Ya se ha visto el primero de diciembre pasado en Jalisco y en la capital mexicana. Ya se ha señalado en la prensa independiente y democrática de manera oportuna y con toda claridad: ese día primero de diciembre (en el mal inicio del nuevo gobierno) a la confrontación de los estudiantes radicales (esos que avanzaron al margen de los grandes contingentes de los pacíficos), en paralelo se desplegaron olas de provocadores y vándalos (documentados en las redes con videos) a lo que siguió la embestida de los guaruras en un guión de violencia gubernamental tan inesperada como inaudita en los años recientes (y que ha desenterrado los vergonzosos fantasmas del pasado, sobre todo porque todo indica que el guión fue hecho a propósito).

Un círculo peligroso. La violencia de los gorilas uniformados termina por empujar a los chavos alebrestados al otro lado de la ley y, pragmáticos como son... ¿van a buscar dejar las piedras en su lugar y hacerse de verdaderas armas? ¿Disparatado?, ojalá, pero el mal pensado que hay en mí dicta un no lo creo.

Peña Nieto debe atender la disidencia y la indignación ciudadanas con mucho tacto y el respeto a los derechos humanos por delante. Las leyendas de los carteles de hoy: "No le tengo miedo a la opresión del Estado, sino al silencio de mi pueblo", y las consignas coreadas: "No somos guerrilleros pero pronto lo seremos", pueden enardecer más voces y/o convertirse en realidad.
¿Mucha imaginación?, bueno, pues detengamos el rollo de esta vieja desempolvada película y fijemos el cuadro del practicante de bullying ante quien tiene la cualidad de ser benigno y suave en la plenitud de su tensión, congelemos la fotografía del represor y el estudiante crítico (despierto, ya muy despierto), dejemos suspendida la imagen del gobierno peñanietista y el pueblo de México en su doble escenario del primero de diciembre pasado, el de los dos lados del cerco: la toma de protesta presidencial cobijada por cúpulas que suponen que retrasar el reloj nacional doce años --con el nefasto bache del panismo de por medio-- puede transformar o disfrazar el futuro y del otro lado las escenas de las calles --ignoradas por los medios alpisteros-- donde quienes protestaron pusieron de manifiesto que la actualidad del país es preámbulo al futuro y no viceversa.

...Y a ver cómo se nos vienen sus esfuerzos y sus días.

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