Muros y puentes: ¿Catapulta?

Si una convención es el escaparate nacional para los partidos a través de la cual asumen posturas, ungen candidatos y le hacen la corte a los votentes manifestando su plataforma política, la republicana se ha visto oscurecida, en sus primeros días, con el cielo encapotado no sólo por Issac (que este martes se convirtió en huracán) cuyo panorama aminora además el ánimo festivo a riesgo de verse campechanos enmedio de una eventual tragedia, sino también por las divisiones al interior del partido.
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Delegates hold up Mitt Romeny placards as Romney is nominated for the Office of the President of the United Statesduring the Republican National Convention in Tampa, Fla., on Tuesday, Aug. 28, 2012. (AP Photo/Lynne Sladky)
Delegates hold up Mitt Romeny placards as Romney is nominated for the Office of the President of the United Statesduring the Republican National Convention in Tampa, Fla., on Tuesday, Aug. 28, 2012. (AP Photo/Lynne Sladky)

convención republicana

Si una convención es el escaparate nacional para los partidos a través de la cual asumen posturas, ungen candidatos y le hacen la corte a los votentes manifestando su plataforma política, la republicana se ha visto oscurecida, en sus primeros días, con el cielo encapotado no sólo por Issac (que este martes se convirtió en huracán) cuyo panorama aminora además el ánimo festivo a riesgo de verse campechanos enmedio de una eventual tragedia, sino también por las divisiones al interior del partido.

Dicho de manera más específica, lo que vemos en la convención republicana en Tampa es a los duros ante los moderados, empujando unos y otros para quedarse en el escenario y salir en la foto, es decir, imponer su criterio ideológico.

Según se constata en las crónicas cotidianas --pues uno abre sus lecturas, sigue el tratamiento de las agencias noticiosas, de los comentaristas televisivos, (las alertas meteorológicas)-- hasta este martes la susodicha convención no parece el escaparate ideal para los votantes.

Si imaginamos ese juego de día de campo (o de playa para no salirnos de la Florida) en que un grupo coge una reata de un extremo y otro del otro podemos ver que en el tira y tira por un lado jala el Tea Party o si usted prefiere los brazos de los más radicalizados (aplaudidos por el establishment de esa institución política) tratando de establecer que su posición, que su fuerza, hizo acto de presencia para quedarse y se refuerzan con las posturas de Paul Ryan.

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Esa presencia, esa fuerza --dicen los especialistas-- no impulsará el favor de los votantes independientes al Partido Republicano dada su inflexibilidad en la economía, los recortes sociales esgrimidos por Ryan que amenazan a la clase media y a los más necesitados y, además --como parece ya un hecho al hacerse pública la plataforma política que enarbolan Romney-Ryan-- sus políticas en torno a la inmigración se mantienen en exceso punitivas.

Por la otra parte los sectores moderados, los que buscan mostrar que ese partido puede actuar desde el centro como sería, dicen los que saben, lo ideal... se esfuerzan en demostrar que la convención catapultará a Romney como quien puede desbancar a Barack Obama.

Y para demostrar que Romney puede moverse de un extremo a otro (y vaya que lo ha demostrado a lo largo de toda la precampaña) y pararse en el centro, que puede estar bien con dios y con el diablo, que puede amedrentar con leyes antiinmigrantes, respaldar las virulentas de Arizona y Alabama y al mismo tiempo y sin empacho coquetear con la comunidad latina (o eso creen), quien lo presentará en el momento estelar del jueves será precisamente un hispano, Marco Rubio (salvo que ya es muy sabido que el senador por Florida está cortado con la misma tijera que el Tea Party).

Así las cosas, si bien el huracán Issac aunque un tanto alejado de Tampa sigue desviando la atención de buena parte del país, para quienes estaremos con un ojo al gato y otro al garabato, de no romperse la soga lo más obvio es que del escaparate se posesionará quien tiene más fuerza... Y no puede equivocarse usted que piensa que quienes se han mantenido y crecido en el ala de la extrema derecha republicana, desde que Obama pasó por encima de su partido precisamente como un huracán, son los que se impondrán.

Tras todo lo cual y al final, tengo para mí, en vez de catapulta la convención puede convertirse en un resbaladero.

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