MUROS Y PUENTES / La voz de José Antonio Vargas

Hoy todo parece inclinarse ya hacia la reforma migratoria, el testimonio de Vargas en la audiencia judicial del Senado se dio "un día después en que otro indocumentado, el mexicano Alan Alemán, fue invitado al palco de honor de la primera dama Michelle Obama para presenciar el discurso sobre el Estado de la Nación del presidente Barack Obama", destaca el mismo corresponsal de Notimex.
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En uno de sus recientes boletines, America's Voice (que es una organización "dedicada a velar por los derechos civiles de los inmigrantes y sus familias"), cabeceaba: "Gracias, José Antonio Vargas" y enseguida daba cuenta de la participación del periodista en una sesión del Senado en que se ventiló el tema de la reforma migratoria actualmente en debate.

El director de America's Voice, Frank Sharry, declaró que las palabras de Vargas ante el panel de senadores lo conmovieron "hasta las lágrimas"; y es que se dijo que fue, ciertamente, un emotivo mensaje en el inicio del debate que presumimos sacará astillas, pues al fin el asunto de la reforma migratoria tiende a resolverse y, dado que los tozudos más antiinmigrantes siguen en pie de guerra, ya se va viendo de qué madera están hechos unos y otros.

José Antonio Vargas laboró en The Washington Post, obtuvo compartido el Premio Pulitzer hace 4 años por la cobertura de una de tantas absurdas masacres que ocurren en este país.

Hoy en el inicio de las discusiones por la reforma migratoria quedó enmarcado el mensaje de Vargas, quiero decir, impactó en el ánimo de esa Cámara de manera positiva para los pro reforma y de seguro incomodó a sus opositores. Lo que Sharry destaca no lo perderán de vista: Vargas, como el primer indocumentado declarado que testifica en una audiencia del Congreso, "habló a nombre de millones de personas sin documentos que aspiran a la ciudadanía y que quieren ser reconocidos como los estadounidenses que ya son", y en el discurso no faltó ni la ironía ni el reclamo de frente ni la crítica ni el reto final con que cuestionó a los senadores.

"Los indocumentados son tratados como algo abstracto, sin rostro y sin nombre, sujetos a un debate en lugar de tratarlos como personas con familias, esperanzas, temores y sueños", dijo Vargas según un despacho de la Agencia Mexicana de Noticias.

"Hablamos de inmigración y de la aplicación de las leyes como si habláramos de extraterrestres, de Marte y no de seres humanos, cuyas familias y cuyas vidas se destruyen cada día", indicó en su testimonio el periodista premiado con el Pulitzer.

Hoy todo parece inclinarse ya hacia la reforma migratoria, el testimonio de Vargas en la audiencia judicial del Senado se dio "un día después en que otro indocumentado, el mexicano Alan Alemán, fue invitado al palco de honor de la primera dama Michelle Obama para presenciar el discurso sobre el Estado de la Nación del presidente Barack Obama", destaca el mismo corresponsal de Notimex.

Entresaca además que Vargas calificó de surrealista el hecho de que entre los testigos en la audiencia estuvieran el presidente del sindicato del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), Chris Crane, y la directora de Estudios Políticos del Centro de Estudios de Inmigración (CIS), Jessica Vaughan.

Y es que, señala, Crane denunció la baja moral en el ICE y la falta de rendimiento de cuentas a indocumentados delincuentes, y Vaughan señaló que se pueden repetir los mismos errores de la amnistía migratoria de 1986 si se impulsa la legalización de los 11 millones de indocumentados.
Vargas también denunció que el gobierno de Obama ha deportado a más de 1.6 millones de inmigrantes en los pasados cuatro años.

Y concluyó: "Por todos los indocumentados que están presentes en esta audiencia, por las personas que la ven online y por los 11 millones de nosotros, ¿qué quieren hacer con nosotros?", preguntó a los leisladores. "Y, para mí, la pregunta más importante, como estudiante de historia de Estados Unidos, ¿como definen a un estadounidense? ¿Cómo lo defines?", replanteó.

Vargas nació en Filipinas, luego de ganar el Pulitzer publicó un artículo en el que expuso su condición de inmigrante indocumentado... y zas, causó un revuelo que a la fecha no ha cesado, su escrito llevó a nuevas esferas la lucha de los activistas y defensores de los derechos civiles de los inmigrantes. Como los cientos de miles de estudiantes Soñadores, Vargas se convirtió en un notable indocumentado, en estandarte y espada.

En su texto, publicado el 22 de junio de 2011 en The New York Times, el periodista se confesó: Ha sido indocumentado desde los 16 años, falsificó documentos y dijo mentiras sobre su nacionalidad. Pero no sólo los activistas lo arroparon, también los grandes medios impresos, y fue noticia en la prensa nacional. Su intención de ilustrar de manera palpable, para el público nacional, la trágica situación de los indocumentados cumplió su cometido. Las contradicciones del sistema migratorio, las contradicciones ante los principios estadounidenses, lo draconiano de las leyes y políticas de migración, la deshumanización de los indocumentados quedaban de manifiesto (de una nueva manera) en su revelador (y valiente) texto.

"He crecido aquí. Esta es mi casa. No obstante, a pesar de que me considero americano y considero que Estados Unidos es mi país, mi país no me trata como a uno de los suyos", planteó Vargas en su artículo y lo repitió, palabra por palabra, en su testimonio de días pasados.

En aquél texto Vargas confiesa que desde hace dos décadas no veía ni a su madre ni a su hermana, tampoco conocía a su hermano entonces de 14 años. También cuenta cómo al ganar el Pulitzer telefoneó a su abuela para darle la noticia del premio. La mujer en lugar de felicitarlo, le preguntó angustiada: "¿Qué pasará si la gente se da cuenta que eres ilegal?". Silencio. El joven periodista no supo qué responder. "Dejé el teléfono, corrí al baño de la redacción de The Washington Post, me encerré y me puse a llorar", relató.

Su artículo se publicaba en un momento en que las embestidas antiinmigrantes eran duras y tupidas, Obama llevaba dos años en la Casa Blanca, la fiebre antiinmigrante se había agudizado y con ella el racismo, la xenofofobia --esos fantasmas del pasado siempre acechantes-- estaban desatados. Publicarlo fue un acto de gran valor, los Soñadores (para los que tuvo palabras de apoyo) renovaron su lucha, y de entonces a la fecha no se ha bajado la guardia respecto al respaldo de que goza entre los hispanos la reclamada reforma migratoria, el más contundente signo de ello han sido los millones de votos latinos para Obama en obvio rechazo de los antiinmigrantes representados por Romney. Sí, hay que repetirlo, esa reforma unos y otros --el inquilino de la Casa Blanca y quienes desde el bloque antiinmigrante ahora reculan-- nos la deben, a nosotros y al país entero, pues con ella se respaldan los principios de esta nación, los que amparan la diversidad que implica la inmigración.

Raúl Caballero, escritor y periodista regiomontano, es director editorial de La Estrella en Casa y La Estrella Digital en Dallas/Fort Worth, Texas. E-Mail: rcaballero@diariolaestrella.com y en Twiter: @raulcaballero52

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