En resumidas cuentas, vivimos en la sociedad mejor comunicada de la historia de la humanidad, pero desconocemos los aspectos esenciales de los recursos de la comunicación y de la información y menos aún de los mecanismos de los lenguajes naturales.
Todos los organismos vivos se comunican entre sí por medio de un lenguaje, desde una célula a un elefante. Las abejas, las gaviotas, los delfines y también los humanos, que a su vez nos servimos de innumerables lenguajes artificiales, como los cibernéticos, matemático, físico, telegráficos e incluso el lenguaje del abanico y el de las flores, extintos hoy en día.
Un LENGUAJE es cualquier sistema de comunicación, pero al sistema de comunicación oral y articulado, utilizado por los humanos, lo llamamos LENGUA. Sabemos la poca eficacia que, en la comunicación interactiva, tiene la lengua. De modo que vayamos al grano, es decir, a lo que en la comunicación interactiva es verdaderamente infalible que son las feromonas, percibidas por el olfato inconsciente o subconscientemente, que en modo alguno podemos controlar.
El olfato, aunque atrofiado, afortunadamente --de otro modo percibiríamos contantemente mensajes olfativos de las feromonas de todo aquel que se cruzase con nosotros, mensajes afectivos o de hostilidad, lo que destrozaría nuestro precario y vulnerable equilibrio psíquico--. Los individuos somos emisores y receptores de ciertas feromonas comunicativos, que nos predisponen favorable mente para entablar una relación afectiva, selectiva, pues solo somos receptivos de una entre cientos o incluso miles.
A este proceso comunicativo lo llamamos vulgarmente AMOR y tiene que ver con la percepción olfativa de las feniletilaminas --la hormona del amor-- y de otros neurotransmisores. Pero lo importante es decir que esta percepción olfativa es instintiva y que la tenemos todos los organismos animales, vertebrados e invertebrados. Pero, como no todo consiste en «aquí te pillo y aquí te mato», en la elección de la persona amada, entran en consideración otros mecanismos, como nuestro criterio, es decir, los valores, juicios y educación adquiridos. Los perros, cuando perciben que un ser humano tiene miedo, se ponen a la defensiva. El mecanismo es sencillo: una persona, al sentir miedo, libera adrenalina, que acelera el ritmo cardiaco con el fin de acelerar los procesos mentales de defensa, ataque o huida, que es otro mecanismo instintivo, como el de la reproducción o nutrición. Estas feromonas del amor se transmiten por el sudor --aunque no solo--, a pesar de la limpieza corporal y de los perfumes.
Otro mecanismo de comunicación es la mirada, el contacto visual, que si es persistente y mantenido, en los Estados Unidos, sería molesto, pero no en Europa o en la América hispanohablante, donde un contacto fugaz o intermitente significa que el interlocutor miente u oculta algo o que es una persona inestable emocionalmente. Pero estos mecanismos, como nuestras lenguas, también cambian y sus significados se modifican.
Hasta hace muy poco, en los Estados Unidos, sostener la mirada fijamente era un mensaje sexual. Flora Davis, en su Inside intuition: what we know about non-verbal communication (1973), estudia de manera amena y pedagógica, todos los aspectos de la comunicación no verval, que son los verdadero motores de la comunicación, simple y llanamente.
La cosa es más seria de lo que a primera vista parece. La felicidad, salvo en fugaces instantes, es una quimera o un anhelo inalcanzable; pero las fugaces ráfagas de felicidad nos las procura el amor y solo el amor, no lo dudes. Es decir, las feromonas. Así son las cosas importantes de una vida y así las estamos contando.
Las diferentes formas de comunicación:
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