Los riesgos globales

Con motivo del Foro Económico Mundial de Davos que se realiza por estos días, se ha presentado el informe de Riesgos Globales para el 2014, y lo que allí se anuncia puede ser catastrófico, si los gobiernos no se ponen de acuerdo de una vez por todas y corrigen el rumbo.
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Se lanzó esta semana la versión mundial del reconocido diario online estadounidense The Huffington Post, The WorldPost. Anteriormente El País de España había lanzado sus ediciones para Latinoamérica y Brasil, el New York Times había cambiado el nombre de su edición internacional de International Herald Tribune a International New York Times, y así muchos conglomerados de la información se adaptan a la naciente era global, para ajustarse a las demandas del mercado en esta nueva realidad. Pero no solo se trata del vuelco que ha causado Internet en las telecomunicaciones, sino de los progresos de regiones que antes, por su estancamiento, violencia y pobreza, no eran tenidas en cuenta por la mayoría de las multinacionales a la hora de expandirse.

Sin embargo, con motivo del Foro Económico Mundial de Davos que se realiza por estos días, se ha presentado el informe de Riesgos Globales para el 2014, y lo que allí se anuncia puede ser catastrófico (sobre todo) para esas regiones, si los gobiernos no se ponen de acuerdo de una vez por todas y corrigen el rumbo.

Los riesgos van desde las marcadas diferencias económicas entre países, hasta las marcadas diferencias económicas dentro de los países, que tienen el potencial de generar conflicto e inestabilidad, y que también atraen crisis alimentarias y sanitarias. También se alerta sobre la alta tasa de desempleo, principalmente entre los jóvenes, con toda la angustia y desequilibrio social que esto produce. Pero el informe también anuncia la emergencia actual en los fenómenos meteorológicos, que provocan inundaciones e incendios, y que van atados al cambio climático y a la falta de preparación de los países para asumirlo.

A pesar de los avances, causa verdadera impresión que en un mundo que ha desarrollado tecnologías que parecen traídas de películas de ciencia ficción, todavía hablemos de hambrunas, falta de agua y pandemias de salud. Y si a eso le agregamos un planeta cuyas condiciones climáticas serán cada día más crueles para todos los seres vivos que lo habitan, el panorama tiene que ser verdaderamente aterrador.

Mientras enviamos sondas espaciales para averiguar si existen condiciones para la vida en otros planetas, lenta y persistentemente vamos despedazando las nuestras.

Según la ONU, que ha declarado el 19 de noviembre como el día mundial del inodoro, una tercera parte de la humanidad, 2.500 millones de personas, no tienen acceso a sanitarios seguros. Esto implica regiones en las que las mujeres tienen que ir acompañadas de otros a hacer sus necesidades, ya que se encuentran al acecho violadores, asesinos y atracadores, dispuestos a atacarlas en ese momento. Además, por esta razón, cada 20 segundos muere un niño menor de 5 años, debido a enfermedades relacionadas con esta falta, como el cólera, el parasitismo y otros.

Los seres humanos tenemos esta condición asombrosa en la que podemos utilizar con la misma eficacia nuestro potencial para crear, o para destruir. Al mismo tiempo que la tecnología ha transformado este principio de milenio en una era de información global, con diarios que ya lo son del mundo, uno de los mayores riesgos que se describen en el informe son los ciberataques. Hoy por hoy, con la dependencia que tenemos de Internet, una interrupción masiva del servicio puede causar un caos de dimensiones descomunales.

Sin embargo no todo son malas noticias. El optimismo ha regresado por cuenta de las potencias, a las que los organismos internacionales les auguran un crecimiento mejor que los de años anteriores, después de la caída de los mercados.

Ojalá que toda esa riqueza sirva al menos en una parte para que aquellos que hoy están condenados a morir enfermos o de hambre, logren alterar su siniestro destino.

Como ya lo he dicho en otras ocasiones, la clase política está en deuda con el mundo.

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