A pesar del calor del día domingo, las calles de Chile se veían llenas de personas caminando hacia su lugar de votación, conversando, muy pacífica y ordenadamente y expresándose por cuatro elecciones: Presidente, senadores, diputados y consejeros regionales.
-¿Vas a votar nulo?-le preguntaba un veinteañero a otro en la fila para votar.
-No, voto por "la" Matthei, es la única que puede parar a "la" Bachelet, ¿y tú?- le replicó.
En las filas se apreciaba, como nunca, jóvenes votando por primera vez (el padrón electoral se amplió, pues la inscripción electoral es automática, y el voto, voluntario, por primera vez en una elección presidencial). Y esos jóvenes sabían que esta elección era, en lo medular, entre dos mujeres. Hito histórico en Chile, y muy escaso en el mundo.
Ha sido una elección especial, qué duda cabe.
No sólo por los jóvenes en las calles, y sus conversaciones políticas, sino por el poder femenino en Chile que esta elección está mostrando. Segunda vuelta entre dos mujeres: Michelle Bachelet, ex presidenta, figura internacional gracias a su rol fundador de ONU mujeres, y Evelyn Matthei, candidata del oficialista, ex ministra y senadora, son dos figuras clave de la política chilena hoy, y han hecho que esta elección 2013 sea al ritmo de la mujer.
Los cierres fueron con ellas bailando (una cumbia, la otra, rancheras), sin hombres sobre el escenario: Bachelet, sola, y Matthei acompañada con la Primera Dama, la popular Cecilia Morel. Es como si hoy en Chile lo más "marketero" es el poder de mujer. Y también lo ha sido para las otras elecciones: miles de carteles con rostros femeninos inundan nuestras calles, y nuevas candidatas a diputadas emblemáticas como la líder estudiantil Camila Vallejo- que acaba de ser madre por primera vez y hoy fue a votar con su hija- también le han dado realce al factor de género.
Sin embargo, esto esconde una de las contradicciones de Chile.
Hubo menos candidatas mujeres, a pensar de que la gente las elije en proporción mucho más alta. Hay sólo 16.7 por ciento en la Cámara Baja y 18.4 en la Cámara Alta, sólo un 3 por ciento están en los directorios; la discriminación salarial es de un 30 por ciento en promedio.
Parte de los desafíos que tendrá la próxima Presidenta será, sin duda, alinear estas realidades y expectativas. Al haber tenido una mujer Presidenta, y también por los avances universales de la mujer,
Chile hoy está acercándose a un terreno donde los electores no sólo no desconfían de una mujer como autoridad, sino que la valoran y votan por ella. Pero las instituciones chilenas no han estado a la altura para lograr que esa necesidad de representación del 53% de las electoras chilenas se haga realidad.
Para la próxima Presidenta de Chile debe ser prioridad corregir estas injusticias de género que han quedado, este caluroso día de 2013, más patentes que nunca.
