Arturo Vidal: La amarga caída de un ídolo

Arturo Vidal, el "Rey" Arturo para los chilenos, también conoció de una infancia dura, de caminos sin perspectivas, de mil y una oportunidades de haberse quedado atrás.
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SANTIAGO, CHILE - JUNE 17: Arturo Vidal of Chile cries during a press conference at Complejo Deportivo Juan Pinto Duran to declare after being involved in an accident while he was driving drunk on June 17, 2015 in Santiago, Chile. (Photo by Claudio Santana/LatinContent/Getty Images)
SANTIAGO, CHILE - JUNE 17: Arturo Vidal of Chile cries during a press conference at Complejo Deportivo Juan Pinto Duran to declare after being involved in an accident while he was driving drunk on June 17, 2015 in Santiago, Chile. (Photo by Claudio Santana/LatinContent/Getty Images)

Hay que entender un poco la mentalidad chilena para saber que la "Roja" (como llamamos a la Selección Nacional de Fútbol) encarna uno de los pocos Olimpos que a estas alturas todos los chilenos -sin distinción- veneramos. No sólo por su calidad y garra -para muchos, es la mejor selección de todos los tiempos y varios de sus miembros son estrellas en Europa- sino porque representan el ideal meritocrático en toda su expresión. Prácticamente todos nacieron en hogares pobres, con padres ausentes y madres que los sacaron adelante solas, como es el caso de muchas familias chilenas lideradas por una jefa de hogar. Crecieron rodeados de todas las precariedades posibles, fueron a malos colegios, vieron la desesperanza de las poblaciones, y encontraron en la cancha y en la pelota, un antídoto potente contra un destino que parecía invencible, como era el de repetir el círculo de la pobreza y la falta de oportunidades para una vida más digna y menos precaria que la de sus padres.

Arturo Vidal, el "Rey" Arturo para los chilenos, también conoció de una infancia dura, de caminos sin perspectivas, de mil y una oportunidades de haberse quedado atrás. Él, y sus compañeros, perseveraron y lograron, si no sanar, el menos anestesiar sus heridas, y se aferraron al fútbol como una vocación y una vida; en Chile quizás el mayor vehículo de movilidad social, al menos el más rápido, es justamente el balompié. Vidal conoció los éxitos y sus recompensas: tiene millones de dólares, juega en la Juventus de Italia, vive una vida de rico y famoso, y nadie podría imaginarse hoy de adónde viene y lo que debió sufrir.

Su llegada a Chile a jugar la Copa América, y por cierto la de sus compañeros como Alexis Sánchez, Gary Medel, Claudio Bravo, entre otros, generó en un Chile alicaído la esperanza de pasar un mes de "recreo", de paréntesis de relajo en medio de este año en que una catástrofe tras otra han atacado al país. Sean las naturales, que nunca faltan en Chile (aluviones, terremotos, volcanes en erupción), o las otras catástrofes, las políticas y morales, que nos han asaltado tras los escándalos de corrupción del mundo empresarial y político en lo que han sido los llamados casos Caval, Penta, Soquimich y otros. Chile ha tenido un año duro, de decepción en decepción, de problema en problema, y la Copa América, pero sobre todo la visita de sus hijos más queridos, la "Roja", iban a ser un bálsamo, qué duda cabe.

Por eso, cuando la noche del martes Arturo Vidal chocó ebrio, tras una tarde en un Casino cerca de la capital, la exclamación más escuchada fue: era lo último que faltaba. Más aún por cómo fue tratado y resuelto el asunto. Después de chocar a otro vehículo, la conducta de Vidal fue de mal en peor: insultó al Carabinero (policía) que lo detuvo, le dijo que no era su culpa, y al final le dijo que si lo esposaba iba a "cagar" a todo el país.

Después de tamaña y vergonzosa muestra de falta de respeto a la ley -y, además, de narcisimo fuera de control, como si él fuera "el país"- fue detenido y pasó la noche en la comisaría. Al día siguiente fue formalizado, y más tarde lloró y pidió perdón por "haberle fallado a todos".

El amargo episodio terminó aún peor cuando el DT de la Selección, Jorge Sampaoli, decidió no sancionarlo ni expulsarlo de la Selección. En Chile quedó clarísimo que si hubiera sido un jugador menos relevante para el resultado de la "Roja", habría sido su último día con la camiseta nacional. Pero para Sampaoli ganar es lo único que cuenta y veremos en los próximos días a Vidal representando a nuestro país, como si nada hubiera pasado. En medio de la crisis ética, como decía antes, es la peor señal de todas.

El único chileno que salvó el día fue el Carabinero que lo detuvo. Se mantuvo incólume frente a los insultos y amenazas de Vidal, y lo trató como a un chileno más, mostrando -en los hechos- que en Chile sí impera el Estado de Derecho y el respeto a las leyes, caiga quien caiga.

Lo resumió en una frase para el bronce. "Si la cagó, la cagó, poh caballero", le contestó a Vidal antes de detenerlo, dando una lección de dignidad e imparcialidad, de esas que Chile requiere hoy más que nunca.

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