Reunión ONU de las mujeres: Los desafíos pendientes para el empoderamiento

La idea arcaica de que la mujer se legitima por su belleza y juventud, en cuanto adorno o complemento del hombre, jamás como un igual.Y esa actitud se repite de manera sostenida e impacta también en términos económicos.
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Santiago, viernes 27 de febrero de 2014.- El Ministro de Agricultura, Carlos Furche, junto a la Presidenta Michelle Bachelet asiste a la ceremonia de inauguración del Evento de Alto Nivel, âMujeres en el poder y toma de decisiones: construyendo un mundo diferenteâ.FotografÃa: Claudio Aguilera/MINAGRI
Santiago, viernes 27 de febrero de 2014.- El Ministro de Agricultura, Carlos Furche, junto a la Presidenta Michelle Bachelet asiste a la ceremonia de inauguración del Evento de Alto Nivel, âMujeres en el poder y toma de decisiones: construyendo un mundo diferenteâ.FotografÃa: Claudio Aguilera/MINAGRI

En estos últimos días, el tema ha sido transversal y global.

Desde la glamorosa alfombra roja de los premios Oscar, hasta el escenario de la reunión de alto nivel de ONU -Mujeres en Santiago de Chile, la petición ha sonado clara: igualdad de oportunidades, salarios y posibilidades para hombres y mujeres.

Y es que es desconcertante que en pleno siglo 21, aun subsistan inequidades hacia la mujer que debieron haber quedado resueltas décadas atrás.

En la cita de Santiago, que culmina hoy y que ha reunido a autoridades mundiales, junto al secretario general de ONU, Ban Ki-moon y la presidenta chilena Michelle Bachelet (fundadora de ONU Mujeres), se analizaron los avances desde la cumbre de Beijing, realizada hace 20 años y, en especial, los objetivos pendientes.

Si bien ha aumentado la educación de la mujer y su acceso a salud y empleo, siguen existiendo desigualdades, asimetrías de poder político y económico, y violencia en distintas formas hacia la mitad de la población.

Y una violencia no solo en términos de abusos físicos, sino también aquella que implica su exclusión del sistema económico, o su imposibilidad de escalar posiciones en su trabajo, hasta la falta de representación política o el hecho de seguir siendo representada de manera estereotipada y discriminatoria en los medios masivos, cuyos casos más ilustrativos probablemente sean la televisión y el cine.

Un ejemplo de ello es la frase de la actriz Reese Witherspoon en los Oscars: somos más que un vestido. Pero fue un grito en el desierto: las preguntas para las mujeres en la alfombra roja fueron en su enorme mayoría sobre su atuendo, maquillaje, joyas y peinado. (Lo mismo paso en el festival de Viña del mar, donde solo hubo una cantante mujer y la máxima atracción mediática fue la elección de la "reina" que posó semidesnuda en una piscina para su "coronación").

Esto enfatiza la idea arcaica de que la mujer se legitima por su belleza y juventud, en cuanto adorno o complemento del hombre, jamás como un igual.Y esa actitud se repite de manera sostenida e impacta también en términos económicos.

Lo dijo Patricia Arquette, ganadora del Oscar por la maravillosa película Boyhood: tener igualdad salarial es un tema pendiente en Hollywood, y es por cierto un problema que atraviesa a todos los países e industrias.

¿Cómo salir del diagnóstico y la queja y pasar al cambio y las soluciones?

Es verdad que las transformaciones sociales y culturales son lentas: de hecho, de seguir las cosas como están, nos demoraríamos el inaceptable plazo de 81 años para superar las inequidades de género actuales, se dijo en la cumbre de Santiago. Sin duda, un plazo inaceptable. ¿Hay atajos?

En la cumbre de ONU Mujeres se abordaron varios caminos para explorar en este sentido, uno de los cuales parece estratégico: que los hombres se involucren activamente en este desafío de la equidad de género. Tal como dijo la directora de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, los hombres también deben luchar contra el patriarcado.

¿Cómo hacerlo? Desde los actores de Hollywood a los ejecutivos, pasando por los académicos, emprendedores, científicos y diplomáticos, debieran rebelarse si ganan más que sus colegas por razones de género, o se encuentran en reuniones en que hay solo varones, o en directorios en o paneles de TV en que el talento femenino brilla por su ausencia.

Pues este no es un problema de un grupo que lucha por sus propios intereses, sino que está en el interés de la sociedad completa que estas discriminaciones se subsanen. Tendrá enormes impactos económicos, políticos y sociales. Una red de hombres comprometidos con esta causa puede ser una clave para dar pasos mas rápidos y significativos en una tarea que, sin duda, es de las más significativas que le toca a nuestra generación.

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