Exfoliarse: ¿Para qué, por qué y cómo?

Para determinar qué tan a menudo puedes utilizar este recurso, contempla que el mejor indicador siempre será tu piel, por lo que debes estar pendiente de cómo reacciona después de cada proceso de exfoliación.
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A ver, comencemos con una pregunta tan básica que, tal vez, hasta te preguntes si es buena idea seguir leyendo este texto (pero sí te conviene terminarlo, ¿eh?):

¿Para qué te exfolias?

Planteo la pregunta porque, durante los años que he dedicado a investigar y trabajar directamente con clientes privados en asesorías y talleres, las concepciones erróneas de este método de cuidado de la piel parecen estar bastante confusas, especialmente en lo que respecta a modificar la tonalidad de la tez.

No, la exfoliación no es un método de blanqueamiento, como se ha manejado muchas veces a nivel popular -e incluso es una idea reforzada por mercadotecnia sin escrúpulos. Explico por qué: El tono de la piel se debe a la melanina, una sustancia que se genera a partir de la exposición a los rayos del sol. La cantidad de melanina que se produce tiene base en los factores genéticos que hayamos heredado. Por eso, a partir de la tonalidad de la piel, ojos, pelo -donde también interviene la melanina como factor de pigmentación- es que se han designado razas humanas: caucásica, negra, latina, afroamericana, asiática, india... Los rasgos que vamos heredando de generación en generación están fuertemente definidos por la capacidad de reacción de la piel ante los rayos del sol.

Esta capacidad no se anula ni se detiene a través de la exfoliación, porque esta no altera los genes, ni da protección solar. La exfoliación -eliminación de células muertas del cuerpo-, es un proceso esencial para el cuidado de la piel. Además de ayudar a estimular la producción de lípidos, los cuales mantienen la piel hidratada, combate los poros tapados, a partir de consejo médico y tratamiento dermatológico puede contribuir a la desaparición de las manchas causadas por el acné (células pigmentadas) (pero no funciona sola ni aunque tu tía abuela te lo jure) y, en general, es una de las maneras más efectivas de mantener la piel suave y con apariencia joven. Y, también, es una de las maneras de lastimar las primeras capas de piel y volverla hipersensible ante el sol y los agentes irritantes del medio, como perfumes, cremas, contaminación, estrés. Esto genera, además, posibles brotes de acné y espinillas, justamente lo que la mayoría de las personas quiere evitar en primer lugar.

¿Por qué exfoliarse?

Tu piel es un órgano -el más grande del cuerpo- y, como tal, debe ser tratada con cuidado. Tiene varias capas, siendo la más externa llamada epidermis. Ésta, a partir del medio ambiente e, incluso, por problemas hormonales, se va resecando y generando una especie de escamas micrométricas de células que mueren en el exterior. Por supuesto que estas células se regeneran, pero quedan abajo de las escamas resecas, y resulta entonces necesario quitarlas de encima de la epidermis para exponer las células jóvenes y renovadas, lo que otorga mejor recepción de la humectación, brillo y tersura. Retirar las células muertas es una necesidad tanto de mujeres como de hombres.

El uso de exfoliantes muy fuertes o el abuso de este tipo de productos puede ser causa de piel seca - oh, ironía- e irritada. Si bien la mayoría de los expertos recomiendan incorporar este paso a tu rutina de baño entre dos y tres veces a la semana, la frecuencia depende de varios factores, incluyendo la estación del año: durante el verano nos asoleamos más, y nos exponemos a factores como el cloro y el agua salada, por lo que la piel se reseca constantemente, obligando a exfoliar más seguido, especialmente las zonas de codos, rodillas y pies; mientras que en invierno, es común tener mucha comezón por el uso de agua excesivamente caliente, el aire frío y falta de consumo de agua. En este caso, pulir la piel debe ser menos frecuentemente.

Para determinar qué tan a menudo puedes utilizar este recurso, contempla que el mejor indicador siempre será tu piel, por lo que debes estar pendiente de cómo reacciona después de cada proceso de exfoliación. Por ejemplo, ¿se siente seca o irritada o se ve roja? Es posible que en el proceso de eliminar células muertas también removieras la membrana protectora, lo que causará que se evapore la humedad que retenías. Asegúrate de siempre usar una crema que te aporte principalmente humectación al salir de la regadera.

Tips para exfoliar la piel adecuadamente

  • Tal vez suene obvio, pero necesitas comenzar teniendo la piel húmeda. Evita el calor antes de exfoliarte. ¡Jamás lo hagas si te quemaste tomando el sol por horas! Si acabas de depilarte, deja pasar por lo menos 24 horas. He sabido de muchas personas que se exfolian con un cepillo o con cremas con partículas, en seco o, peor, en el sauna. Hacerlo en seco lleva a abusar de la fuerza, y si le hemos añadido calor excesivo, los capilares están dilatados y conseguirás también enrojecimientos, raspones e hipersensibilidad. Es innecesario.
  • Elige un exfoliante distinto para la cara. Los exfoliantes con arena, concha de mar, hueso de durazno, etcétera, funcionan mejor en el área corporal, porque la piel es menos delicada que la del rostro. En la cara opta por exfoliantes a base de arroz o semillas de fruta y, si tienes tendencia a brotes, con ácido salicílico.
  • Masajea suavemente con movimientos circulares, hacia el interior de tu cuerpo y sin aplicar demasiada presión. Enfócate en codos, rodillas y talones, áreas donde las células muertas se acumulan más y requieren cuidado especial. En la cara, usa movimientos circulares en las aletas de la nariz, frente y barbilla, para combatir las espinillas. No apliques presión, incluso usa el dedo anular -que es el menos fuerte de la mano- para garantizar suavidad y eficiencia.
  • Lava la piel antes de exfoliarla. Luego, enjuaga y retira completamente el producto. No uses jabón o gel de baño posteriormente.
  • Al salir de la regadera, seca tu piel con golpecitos suaves, no restregando. Lo mismo aplica al secar el pelo, a menos que quieras lastimar los poros capilares y tirar pelo sano (me imagino que no está en tus prioridades).
  • Aplica una crema humectante para ayudar a devolver la hidratación, y un protector solar (que es un paso obligatorio todos los días, pero la exfoliación incrementa la sensibilidad al Sol). Úsalo al menos en las áreas que sabes que estarán descubiertas: rostro, cuello, manos, brazos, pies.
  • Si sufres de acné en el pecho o espalda, ten cuidado al exfoliarte; el área con acné es extra sensible y puedes causar más irritación. Un tip es evitar que tu cabello entre en contacto con el área, ya que sus aceites naturales y suciedad pueden estar creando el problema. También utiliza talco en estas áreas y no te pongas prendas en telas sintéticas (incluyendo el uso de backpacks), porque la transpiración y la consecuente humedad que se guarda son generadores de brotes.

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