La cárcel de la perfección

El tema de la desnudez provoca lo que perros desconocidos le causan a mi mini schnauzer: mientras sean una idea, nada se inmuta en ella, pero si se los cruza en la calle, el lomo se le eriza, se pone a la defensiva...
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El tema de la desnudez provoca lo que perros desconocidos le causan a mi mini schnauzer: mientras sean una idea, nada se inmuta en ella, pero si se los cruza en la calle, el lomo se le eriza, se pone a la defensiva y, luego de una evaluación rápida, decide si ladra incontrolablemente, o no es tan malo como como consideró al principio.

Los prejuicios acerca de la belleza tienen el riesgo de fijar los barrotes de lo que yo llamo "la cárcel de la perfección": La piel lisa y lozana, la figura delgada -o, al menos, atlética-, el vestuario producido hasta el último detalle, los accesorios de última, por nombrar una lista que se antoja inagotable, son los puntos que inmediatamente se evalúan en las fotos subidas a las redes sociales; lo que decide el juicio que separa, en la mente, quiénes merecen un like y quiénes son perfectamente olvidables. O se han ganado convertirse en croquetas de troll.

Irónicamente, la mayor parte de las personas con un smartphone pueden tomarse una fotografía, alterar sutil o dramáticamente desde la iluminación con un filtro, hasta los cambios más representativos de programas profesionales de edición, y subirla a la red. No por nada "Selfie" fue la palabra (escandalosamente) elegida como representativa del año 2013. Y la lista de propósitos de Año Nuevo, sin falta, incluye algún cambio físico, al menos.

¿Y qué pasa cuando la persona que muestra su cuerpo, ya sea a través de la desnudez, o usando prendas que no buscan esconder su figura, no cumple con la lista de "adecuada"?

Lena Dunham suele estar a cuadro sin ropa, casi siempre sin ningún motivo justificado por el guión, que ella misma escribe, para la serie "Girls". Lena no es una mujer que podría entrar en el casting de un desfile de Victoria's Secret. A Lena le preguntaron por qué se desviste "sin provocación" en los capítulos de la serie. Sería interesante saber cuántas veces le han planteado la misma pregunta a alguna de las conocidas Angels de la marca de ropa interior.

No busco aplaudir o satanizar la vestimenta o falta de esta en un programa de televisión, sino poner en perspectiva la evidente incomodidad que una mujer desnuda, genera entre el público y la crítica: Si es catalogable como "adecuada", se aplaude -públicamente o en privado-, y si es demasiado "real" (uso el término con el tono de resignación que se le suele dar al usarla para describir a las mujeres que tienen celulitis, grasa abdominal y músculos no tonificados), escandaliza y repele. Incluso, popularmente se lo estamos fomentando constantemente a las niñas.

Lo mismo, aunque tal vez sin tanto aspaviento como con las mujeres, le sucede a los chicos: si la constitución es delgada, se les hace menos como representantes de su sexo; si el traje de baño no deja ver un abdomen marcado, cualquiera se siente con el derecho de llevar la cuenta de lo que come y bebe el indiciado; si la melena está comenzando a escasear, nunca falta un alma caritativa que ofrezca su consejo no pedido.

Esto no es una apología de tallas, sino una invitación a la reflexión: Es imposible escapar de las primeras impresiones, la evaluación visual y las referencias que tenemos asumidas como correctas y adecuadas. Es sólo cuestión de darle la vuelta al instinto de juzgar y conectar con la parte humana: La energía y tiempo que gastas en escandalizarte por otra persona, es tiempo y energía que no estás aprovechando para disfrutar un paseo, el buen clima o una conversación enriquecedora.

Y, ahora, viene un juego que te propongo: pasa diariamente el mayor tiempo que puedas desnudo en tus espacios privados, ya sea en compañía o, incluso mejor, en solitario. Aunque sea sólo 5 minutos de desnudez, disfruta actividades sencillas como leer o cepillarte o echarte en las sábanas sin traer ropa puesta. Es posible que sea retador al principio, pero resiste la tentación de evaluarte frente al espejo y de pedir evaluación de otra persona sobre tu físico. Eso déjaselo al médico que te hace tu chequeo anual. El fin de este ejercicio es que reaprendas a vivir con el cuerpo que tienes, respetándolo como te gustaría que los demás lo hicieran.

Es cuestión de tiempo, pero verás lo liberador que es abrir la reja de la cárcel de la perfección. Y de la percepción.

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Cuerpos de bikini reales, de HuffPost Women

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