Una receta para vivir mejor: Ama todo como está

La cultura en la que tú y yo vivimos está constantemente preocupada de lo externo, eso no es algo que nos resulte extraño de saber, pero a medida que tu vida avanza y vas logrando ciertos hitos y metas que te propusiste cuando eras más joven, te vas dando cuenta que en el momento en que llegas a ese objetivo entonces la vida parece que no tiene sentido.
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La cultura en la que tú y yo vivimos está constantemente preocupada de lo externo, eso no es algo que nos resulte extraño de saber, pero a medida que tu vida avanza y vas logrando ciertos hitos y metas que te propusiste cuando eras más joven, te vas dando cuenta que en el momento en que llegas a ese objetivo entonces la vida parece que no tiene sentido.

Quizás no lo sientes de esa forma tan palpable o tangible, pero sí sabes que hay cierta incomodidad y/o disconformidad con lo que estás haciendo y con lo que vives, ¿o será con la manera en que vives?

Por lo que he visto, parte de lo que nos sucede es que estamos toda la vida muy centrados en lo que son metas y objetivos y poco en cómo es que las logramos y en eso no disfrutamos el camino que recorremos, nos olvidamos del sentido que tienen las cosas y el por qué realmente estamos haciendo lo que estamos haciendo.

¿Para qué quieres tener un hogar? ¿Lo quieres para que sea grande y dormir tranquilo? ¿o lo quieres para compartir con tu familia y amigos?

Pueden parecer razones similares, pero si lo observas desde el punto de vista del propósito entonces te podrás dar cuenta que no es lo mismo cuando haces algo enfocado desde tu ego a cuando lo haces desde un sentimiento más amplio de convergencia con todo, observando cómo eso que estás haciendo juega un rol importante en lo que es tu mundo mirado de forma más amplia.

El propósito es un norte, una luz que nos ilumina y nos lleva a cumplir todas nuestras misiones, una a una de forma impecable y armoniosa.

Es fácil quejarnos cada vez que sucede algo que no nos gusta. Es fácil también imaginarnos cómo las cosas pueden ser mejor de lo que son ahora.

De algún modo estamos acostumbrados a pensar en todo lo que nos falta para que un momento, un lugar o una persona sean perfectos, y aunque es absolutamente natural y normal hacerlo, allí es donde caemos en una gran trampa para nuestra felicidad.

Mientras vivas en la incesante búsqueda de ser mejor y de cumplir objetivos que están lejos, y te olvides de cómo es que llegas a ellos, entonces siempre estarás pensando en que al cumplir el objetivo anhelado recién podrás ser feliz y postergarás tu verdadero propósito.

La mayoría de nosotros desde pequeños aprendimos a fijar objetivos a vivir en torno a ellos. Desde salir de la escuela, graduarnos, conseguir estudiar una carrera, trabajar en el lugar soñado, vivir en una casa propia e incluso hasta tener una familia perfecta. Y eso no tiene nada de malo. El problema es que al mismo tiempo se nos olvida que lo más importante de todo eso es el proceso del cómo lo hacemos.

Pero tú puedes vivir en propósito, tú puedes amar cada momento de la vida si así lo deseas. Prueba amar todo tal cual como está aquí y ahora, sin condiciones. Y no te olvides también de amarte a ti mismo aquí y ahora sin condiciones. Ábrete a esa perspectiva y observa cómo cambia tu vida.

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