No supe asimilarme

El presidente es la figura más visible de un sólido Estado de Derechos y estructuras que la componen muchos. Solo en el caso cubano habría diferencias: si se reelige a Barack Obama se romperían en este segundo mandato todos los cuellos de botellas que obstruyen abrir las necesarias compuertas del dique Cuba. También Mitt Romney, si gana lo podría hacer, pero lo dudo, dado el mal asesoramiento que recibe de los congresistas y senadores cubanos-americanos que lo hacen -no por brutos e ineptos estrategas- sino completamente obligados por las circunstancias ya que están esclavizados al voto de de los primeros exiliados que los eligen -personas decentes- pero políticamente muy estancadas en el tiempo.
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Cisco Guillen unloads voting machines outside Kramer Avenue Elementary School, Monday, Nov. 5, 2012, in Plainview, N.Y. The school will be one of Nassau County's polling places for the national elections being held on Tuesday. (AP Photo/Frank Eltman)
Cisco Guillen unloads voting machines outside Kramer Avenue Elementary School, Monday, Nov. 5, 2012, in Plainview, N.Y. The school will be one of Nassau County's polling places for the national elections being held on Tuesday. (AP Photo/Frank Eltman)

votaciones

Varios amigos llevan tiempo queriéndome arrastrar con buenas intenciones ciudadanas a involucrarme en la vida política de esta gran nación que son los Estados Unidos. Les mortifica que teniendo la ciudadanía norteamericana jamás he ido a votar y que no me pronuncie nunca a favor o en contra de un partido y sus candidatos

El motivo es porque no supe nunca -y no por culpa del país, sino mía- asimilarme a la vida estadounidense. Me saco la policía política de Cuba pero un pie se me quedo allá y así he vivido todos estos años. Eso me ha abstraído por completo desde que llegue a Miami y la realidad es que nunca pude "desengancharme" del problema cubano como si estuviera allí. He sido de Cuba un ausente-presente, cuando allá la mayoría de los cubanos son presentes-ausentes. En el caso cubano el vivir dentro o fuera del país no determina, sino la acción y el desempeño con la patria donde quiera que se esté. Esa valoración deberá ser mañana el medidor ante los oportunistas y calculadores.

Mi naturaleza y personalidad siempre ha jugado en contra mía y de mi familia. Nunca me he llevado bien con la hipocresía, la doblez y el disimulo. Pude ser en mi juventud un alto dirigente de la llamada revolución pero ese terco carácter independiente, indomable y el defecto de la sinceridad me hizo enfrentarme dentro de las propias filas del régimen y abonar mi expulsión de sus estructuras acusado de enemigo de la revolución y según expresaban los instructores en los 91 días que estuve incomunicado en los cuarteles de la seguridad del Estado en Villa Marista de posible agente de la CIA. Tontos aquellos segurosos que todo lo analizan solo con los colores blanco o negro y no saben valorar que hay gente digna que vive con independencia, sin cuño, ni etiqueta de ninguna compañía o gobierno. Ellos mismos eran agentes del gobierno cubano y uno no era de nadie.

Después de pasar por la Cabaña y el Combinado del Este y pisar calles no opte por irme del país, ni por callarme, ni enmascararme con la triste careta cubana como la inmensa mayoría de Cuba ha hecho y hace, -seguí perjudicando a mi familia y a mi persona- y opte por buscar la casa de Ricardo Bofill el pionero de la bronca nacional por los derechos civiles de los cubanos y sumarme al quijotesco movimiento pro libertad de Cuba, cuando fue muy íntegro y de pura resistencia sin recibir recursos del extranjero.

Éramos auténticos y no respondíamos al discurso o método de alguien que envía remesas. Incluso ni existían esas estimulantes y defensoras cámaras de televisión extranjeras que tanto ayudan a difundir acciones efectuadas y atropellos recibidos. Se cabalgaba a pelo y puro dolor. La vida también muchas veces es ingrata: para esos hombres y mujeres nunca existió, ni ha existido un reconocimiento o uno de esos premios de hoy.

La seguridad del estado tuvo la indecencia de darme golpes bajos con la familia y con esa amenaza latente logro sacarme del país. Voy a cumplir 22 años en el exilio y mentiría si dijera que no quiero y respeto mucho a los Estados Unidos y que adoro a ese anexo de Cuba que es la provincia de Miami y su gente. También mentiría si niego que no haya recibido aquí ayuda y generosas propuestas de trabajo. Solo un ejemplo: el real líder cubano Jorge Mas Canosa cuando llegue de Cuba me propuso fuera con él para la FNCA a cargos que han ocupado mis buenos amigos Luis Zúñiga y Omar López Montenegro, pero yo tenía un exagerado apego a la independencia y defensa de mi opinión personal sobre el drama cubano y desestime el ofrecimiento y para que el apreciado compatriota supiera que no era nada personal fui en aquellos instantes a sus instalaciones a una conferencia de prensa suya donde anunciaba cívicas e inteligentes iniciativas para Cuba y lo apoye.

He sido en Cuba y en el exilio el problema de mis problemas y de mi familia. He estado 20 años exactos con una brocha en la mano pintando un apartamento diario y ganando una miseria solo para ser rico en tener completa libertad de expresarme sin consultar con nadie, ni mirar que dicen los demás. No es nada de lo que hoy me siento orgulloso. Ya estoy de regreso de sueños e idealismos inefectivos y comprendo que en ese sentido me hice daño personal y se lo hice a mi familia.

De todas formas diré sobre los dos candidatos de Estados Unidos una verdad: tienen mucho crédito y capacidad. Ademas los norteamericanos han logrado ser un pueblo tan estable, seguro, balanceado y respetuoso de sus leyes y constitución que cualquiera de los dos que gane no cambia la sustancia y esencia del mismo.

El presidente es la figura más visible de un sólido Estado de Derechos y estructuras que la componen muchos. Solo en el caso cubano habría diferencias: si se reelige a Barack Obama se romperían en este segundo mandato todos los cuellos de botellas que obstruyen abrir las necesarias compuertas del dique Cuba. También Mitt Romney, si gana lo podría hacer, pero lo dudo, dado el mal asesoramiento que recibe de los congresistas y senadores cubanos-americanos que lo hacen -no por brutos e ineptos estrategas- sino completamente obligados por las circunstancias ya que están esclavizados al voto de de los primeros exiliados que los eligen -personas decentes- pero políticamente muy estancadas en el tiempo.

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