El adiós del capitán Puyol

¿Qué imagen escoger? Un par o una triada no son suficientes para describir a Carles Puyol, pero es posible que podamos acercarnos.
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FC Barcelona's Carles Puyol pauses, during a press conference at the Nou Camp stadium in Barcelona, Spain, Thursday, May 15, 2014. Puyol reluctantly quit football on Thursday, his knees no longer able to endure the demands of the Barcelona defense after 15 years, the most successful period in the club's history. (AP Photo)
FC Barcelona's Carles Puyol pauses, during a press conference at the Nou Camp stadium in Barcelona, Spain, Thursday, May 15, 2014. Puyol reluctantly quit football on Thursday, his knees no longer able to endure the demands of the Barcelona defense after 15 years, the most successful period in the club's history. (AP Photo)

¿Qué imagen escoger? Un par o una triada no son suficientes para describir a Carles Puyol, pero es posible que podamos acercarnos.

La de la máscara en el rostro. Antes que parar, un artilugio para cubrir la cara y sus dañados pómulos para juegos ya fueran con el Barcelona o la selección española. Al menos tuvo necesidad de ocupar tres. Le fue cambiando el modelito. Una lesión nunca fue garantía para hacerle parar.

El barcelonismo tiene una muy enraizada en la memoria colectiva y ha sido harto comentada en estas horas. El 24 de octubre del 2002, Obiorah, delantero nigeriano del Lokomotiv ruso, en una veloz carrera ganó el balón a Roberto Bonano y a un defensa azulgrana. Se enfiló al arco, mientras Puyol corría a protegerlo manejando sus perfiles. Obirah disparó y en una estirada plástica, delante del manchón penal, se tiró y detuvo el balón con el pecho, justo donde se ubica el escudo del Barca.

En el 2005, en un duelo ante Mallorca tras una falta, Puyol caminaba junto a Ballesteros sobre el terreno de juego, algo se dijeron, el rival reaccionó mal y le dio una cachetada. Puyol se paró en seco entre sorprendido e incrédulo y a continuación sonrió. Su siguiente reacción fue detener a Ronaldinho que corría a cobrar venganza por él. No le permitió tocarlo.

Alemania comparte ésta con España. La semifinal de Sudáfrica 2010. El partido era tenso y complejo, cerrado en el marcador aunque con dominio español. Así, hasta que a los 73 minutos, en un tiro de esquina cobrado por Xavi, Puyol entró como un meteorito al área y brincó, poderoso como es remató de cabeza entre compañeros y contrarios para dar el pase a la final a su selección y encaminarla al título mundial.

Por si faltara alguna, que en realidad serán una multitud, cuando como capitán entregó a Abidal, recién recuperado de un cáncer en el hígado, el gafete para que él fuera el primero en elevar al cielo el trofeo de campeón de la Champios League en Wembley tras la victoria en la final del 2010-2011 ante Manchester United.

"Todavía recuerdo cuando en Wembley me dijiste que la Copa la tenía que levantar Abidal", recordó Xavi Hernández en la emotiva conferencia de prensa de despedida de este 15 de mayo. "Ese es mi mejor momento en el Barça", añadió Puyol.

Frontal, equilibrado, poderoso e intuitivo, Carles Puyol hizo de la fuerza, de la oportunidad, y el kilometraje sus armas demoledoras. Pero fue el sentimiento y su carácter, vaya su forma de ser, de entender la vida y el futbol, lo que lo encumbraron.

En medio de un grupo de solistas cercanos al cielo por su delicadeza con el balón, tanto en el Barcelona como en La Roja, él se hizo de un sitio, igual de grande por cierto, merced a su poderosa mente, a su alma y sacrificio.

Ya en el Barcelona detectaron todo ello muy pronto, pero no sabían bien qué hacer con ello. En 1999 estuvo a punto de salir del club rumbo a Málaga. No era un portento de técnica ni era exquisito en sus ejecuciones, justo como venía la generación detrás de él.

Hubo quien pensó que el primer equipo nunca tendría un espacio para él. Louis van Gaal era el técnico del conjunto y apenas sabía algo de Puyol, pero entonces Joan Martínez Vilaseca, quien había llevado al muchacho a la institución sólo un año antes, habló con el técnico. Le describió su manera de correr y pelear el balón. "Deberías de ver cómo lucha este chaval. Se quiere comer el mundo", le aseguró. Van Gaal sólo debió mirarlo una vez para tomar una decisión. Terminó siendo la cuña, el sitio de apoyo, desde donde el futbol del Barcelona y de La Roja, se apoyaron por mucho tiempo. Ese fue el inicio de todo, en 15 años lo ganó todo desde la defensa central.

Uno de sus máximos deseos dentro del futbol era jugar hasta los 40 años con el Barcelona, pero este 15 de mayo, aunque ya había adelantado el 4 de marzo la posibilidad, aquejado los últimos cuatro años por distintas lesiones ha dicho no más en un ejercicio de honestidad, pese a tener aún dos años más de contrato.

"Mis problemas en la rodilla no han desaparecido es por eso que mi etapa como jugador se acabó. Me quiero enfocar en la recuperación y dejar que mi cuerpo descanse. Quiero recuperarme, no para jugar en otro lado, sino para poder tener una vida activa, que ahora no puedo", explicó.

No se sabe ahora mismo lo que decidirá luego de recuperarse, si dedicarse a técnico en el futbol base, directivo o asesor. Él, seguramente, se hace esas y miles de preguntas más en este instante. Lo que es un hecho es que será en el Barcelona, que una vez hace 15 años dudó un instante de él y de su estilo de juego, de su corazón y fuerza, hoy no ha cometido el mismo pecado.

Puedes encontrar más artículos de Omar Carrillo en http://omarcarrilloh.blogspot.mx/

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