Violencia doméstica: ¿por qué las mujeres tardan en salir?

Enfréntate a tu realidad, despierta, infórmate bien, sal de tu condena con la astucia de una serpiente y empieza a vivir, aunque los demás no entiendan ni te crean. ¡Te lo mereces; hazlo por ti!
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Imposible estar en silencio cuando el tema duele, el mecanismo de negación reina y los demás no entienden y peor aún, no te creen. El tema de esta semana ha sido ¿por qué las mujeres se quedan en relaciones conyugales violentas? Una vez escuché a un pastor decir desde el púlpito: "Si permite que le peguen, será que le gusta". Me dura la ira recordando las palabras, aunque lo achaqué a ignorancia y a que nunca le había dolido en carne propia. Pero no ha sido la única vez que he escuchado semejante atrocidad.

Después de un padre y dos esposos agresores, y cientos de mujeres a quienes he escuchado una y otra vez las mismas historias con diferentes matices, sin ver claro lo que yo veo a leguas, creo saber por qué las mujeres tardan en salir de relaciones violentas, si salen a tiempo.

  1. Cuando empiezan a ocurrir eventos violentos (que usualmente son verbales solamente), no puedes creer que ese hombre dulce que te enamoró tan hábilmente, sea capaz de tratarte así. Después de un largo período de negación que permanece en todos los episodios, la vida se te va justificando: "¿Qué le pasará? Pobre, a lo mejor está muy tenso o tiene problemas en su trabajo. Tal vez fui muy fuerte. Quizás lo herí". Tu vida entera dio un giro de 180 grados en 2 segundos. ¿Cómo?
  2. Esa es parte de su juego: que te sientas culpable. Él se encarga muy bien de hacerte creer que tú tienes la culpa de que te maltrate. Y como el agresor trabaja mucho y muy bien para destrozarte la estima propia antes de gritarte o golpearte por primera vez, tú te sientes casi merecedora del maltrato.
  3. La sociedad te hace creer que el adulterio, el grito y el maltrato, las peleas son parte de la vida de pareja, y te aconsejan sumisión: "No lo provoques, no le enfrentes, para pelear se necesitan dos".
  4. Si tuviste un padre agresor, inconscientemente escoges un hombre igual porque es lo que conoces. Esa es una verdad sicológicamente inevitable. Cuidado; puede estar muy disfrazado, pero vas a tender a escoger lo mismo.
  5. Cuando se torna agresivo inesperadamente y sin razón lógica, no puedes creer que ese hombre "ha cambiado tanto" y te llenas la cabeza intentando entender los "cambios" en su carácter. Él no ha cambiado. Siempre fue así y cuando te enamoraba impulsiva y apasionadamente, interpretaste como un gran amor sus arrebatos y su insistencia en acapararte. Siempre ha sido violento, siempre ha sido agresor, siempre ha sido maltratante. Los agresores perciben y saben escoger a su presa...su víctima.
  6. Generalmente, el hombre violento en la casa se vende muy bien fuera de la casa. Aunque todos sepan que es fuerte de carácter, nadie te cree que es violento. Si lo cuentas, se lo cuentan y lo justifican porque tal vez lo malinterpretaste o no lo entiendes, o "el pobre está enfermo", o tú tienes la culpa porque no te le enfrentas. "A saber qué hiciste..."
  7. A nadie le gusta llamar las cosas por su nombre. Si comentas que él es "abusador", te van a regañar porque es "una palabra muy fuerte". Es más, si vas a un terapista y te lo dice, a ti tampoco te va a gustar oírlo.
  8. Si hablas de tu problema, los que creías amigos mutuos o tuyos, resultan ser amigos de él y tú te quedas sola con tu verdad y sin protección ni apoyo. Nadie te cree y hasta te culpan y lo defienden. "No es posible que ese hombre tan bueno..."
  9. Te amenaza con matarte, dejarte lisiada para que no puedas mantener a tus hijos y/o dejarte en la calle. Te intimida tanto que si sobrevives y decides dejarlo, por miedo le dejas "hasta la camisa".
  10. Por supuesto, nadie te apoya porque nadie quiere problemas con un "hombre tan bueno", o es tan poderoso económicamente que la gente prefiere estar de su lado, o se dan cuenta de que el hombre es violento y no quieren problemas con él porque le tienen miedo.
  11. Vives con la estúpida e irreal esperanza de que cambie y vuelva a ser el hombre tierno y amoroso que conociste; el que en realidad nunca fue.
  12. Le tienes pavor a la soledad porque él te ha hecho creer que eres nada ni nadie sin él.
  13. Temes por el futuro de tus hijos o por el momento en que te pregunten por su papá, si no han visto cómo te ha maltratado.
  14. Es tan sublime en su maltrato, que al principio no lo ves ni lo admites aunque alguien intente abrirte los ojos. El maltrato es una sucesión típica: bajar las defensas psicológicas de la víctima, destruir su autoestima, controlar su vida y sus finanzas, aislarla y controlar sus medios de escape, y, a la corta o a larga, golpes y si no te salvas, muerte. Es también un ciclo de agresión seguida de pedir perdón, expresión de arrepentimiento, promesa de no repetir el acto, justificación y manipulación en aras del "amor".
  15. Hay gente que te infunde valentía, pero son los mismos que siguen el viejo refrán "entre marido y mujer nadie se debe meter", y miran hacia el otro lado a la hora de la verdad. En el mejor de los casos, las autoridades te apoyan, pero tiene que haber evidencia de maltrato.
  16. Estar en una relación de violencia doméstica es la más agobiante soledad de todas porque incluye sufrir, no solo la decepción de que alguien a quien amaste realmente no te amaba y se convirtió en un monstruo. Incluye la desoladora decepción de que hasta tus seres queridos o tus amigos pueden volverte la espalda y "lavarse las manos" para no "buscarse problemas".
  17. Estás tan abrumada que llegas a dudar si los demás tendrán la razón y tú no, aunque el terror se apodere de ti y estén amenazadas tu vida, tu salud, tu salud mental y tus finanzas para sobrevivir y echar a tus hijos hacia adelante.

Por estas y muchas razones parecidas las mujeres abusadas tardan en terminar tan nefasta relación conyugal. La víctima es continuamente victimizada de muchas maneras y la negación es insultante. Es muy cierto lo que expresó Hirania Luzardo en su reciente columna. La recuperación toma años. Yo le agrego que se pierde la capacidad de confiar hasta en familiares y posibles amigos, el interés por volver a empezar con otra pareja está lleno de incertidumbre: ¿y si se vuelve a escoger lo incorrecto?

Pero hay mucha luz al final del túnel. Salir viva de una relación de maltrato conyugal y pasar por un proceso de terapia intensa, extensa y valiente es recuperarte a ti misma... recordar que eres capaz y tienes el derecho de expresar todos tus talentos, administrar tus recursos, escoger lo mejor para ti y ayudar a tus hijos a crear un futuro prometedor.

Enfréntate a tu realidad, despierta, infórmate bien, sal de tu condena con la astucia de una serpiente y empieza a vivir, aunque los demás no entiendan ni te crean. ¡Te lo mereces; hazlo por ti!

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