Esta no es la nieve romántica de una postal de Navidad

¿Has estado en medio de lo que parece un éxodo masivo como en las películas del fin del mundo? Yo acabo de vivir uno. Los noticieros que informaron sobre la tormenta invernal del noreste de los Estados Unidos se quedaron cortos. Yo estuve ahí y vuelvo para allá. Amigos hispanos, tropicales, acostumbrados al calorcito y a los huracanes de lluvias y relámpagos (no los estoy menospreciando), esta no es la nieve romántica de una postal de Navidad.
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¿Has estado en medio de lo que parece un éxodo masivo como en las películas del fin del mundo? Yo acabo de vivir uno. Los noticieros que informaron sobre la tormenta invernal del noreste de los Estados Unidos se quedaron cortos. Yo estuve ahí y vuelvo para allá. Amigos hispanos, tropicales, acostumbrados al calorcito y a los huracanes de lluvias y relámpagos (no los estoy menospreciando), esta no es la nieve romántica de una postal de Navidad. Esta es una catástrofe histórica. Los que siempre han vivido en Filadelfia y sus suburbios dicen no haber visto ni vivido jamás algo igual a esto.

Todo empezó con dos o tres nevadas y una tormenta invernal de 3 a 5 pies de nieve, con los nenes haciendo hombres de nieve. Por si usted no lo sabe (yo no lo sabía) cuando hay nieve, el problema no viene solo. Los condados tienen que limpiar los caminos y usted tiene que limpiar su entrada y su carro lo antes posible. Si no sube la temperatura, el agua de la nieve se convierte en hielo. Resbalar ahí es peor que en el jabón. Es caerse y asegurarse una visita a la Sala de Emergencia, una pierna rota o una cadera para cirugía.

Entonces llegó la anunciada mega tormenta invernal. Nos fuimos a dormir y empezamos a oír los ruidos de árboles y ramas derrumbándose (una de ellas sobre mi auto). Resulta que la nieve cayó húmeda y con hielo. Con la temperatura baja, las ramas y los troncos de los árboles se saturaron de hielo y el peso los hizo caer. Imagine pesados árboles grandes y centenarios cayendo cortados de forma longitudinal sobre casas, patios, verjas, techos, caminos, carreteras, autos... Lo estuvimos observando desde la ventana hasta que se interrumpió el servicio eléctrico. En pleno invierno con temperaturas de 20 a 30 grados con sensación termal de 0 o menos...sin luz. Nos quejábamos de los apagones en Puerto Rico, pero en temperaturas tropicales, abres las ventanas, tomas prestado el abanico de mano de abuela y sobrevives. Aquí te congelas.

De primera intención no hubo tanta alarma porque se pensó que el servicio de luz se restablecería en par de horas. La agencia de energía informó que las averías son graves y podemos estar sin luz una semana. Pocas familias tenían plantas eléctricas, pero nadie estaba preparado para lo que nunca había pasado. Los pocos amigos y las pocas familias con luz albergaron a sus allegados. Algunos gimnasios avisaron a sus miembros para que llevaran a sus familias. Algunas escuelas de las pocas que tenían luz albergaron gente. Los hoteles con luz se abarrotaron de inmediato.

Atiende... no estoy hablando de algo simple como que no hay luz. Estamos hablando de gente de todas las edades a riesgo de congelarse por falta de calefacción. Se ha reportado gente fallecida por el frío, a pesar de los esfuerzos de comunidades y entidades que tienen el servicio.

A nosotros nos albergaron unos amigos que tenían servicio de luz. Pero yo estaba como muchos, pensando en la manera de seguir trabajando a pesar de la situación. Me fui a buscar donde meterme y el panorama urbano junto a un centro comercial que siempre está lleno parecía tierra de nadie. Las filas de autos para entrar a los escasos lugares donde estaban vendiendo comida le daban la vuelta a la cuadra. El sitio a donde fui a almorzar estaba atestado de familias con niños y gente con laptops, conectando y trabajando como pudieran. En la librería que tiene Wifi no cabía una laptop más, con sus dueňos intentando resolver como pudieran. El panorama de las calles y los caminos es deprimente y peligroso, por los árboles que todavía amenazan con caerse.

No podía esperar una semana para que llegara la luz. Opté por manejar 3 horas hasta Virginia, donde vive mi hijo, para poder trabajar. Y en el camino fue que me encontré con el éxodo masivo. El tramo de la I 95 desde los suburbios hasta la ciudad de Filadelfia fue una desesperante congestión carro con carro en todos los carriles. Nadie tomaba las salidas laterales. La gente obviamente iba derechito fuera de la ciudad. Me tomó tres horas salir de Filadelfia, el tiempo que usualmente me toma llegar a Virginia. El tráfico se empezó a dispersar llegando a Maryland. Entonces los carros iban tomando diferentes salidas. Dicho sea de paso, yo no salí en horas de tráfico pesado... era un éxodo.

Un canal de radio informó que las averías dejaron sin luz a 790,000 usuarios. Explicaron que la cifra subía y bajaba porque algunos estaban sin luz desde la primera nevada, se han reportando nuevas averías y otras se han resuelto. Pidieron paciencia a la gente porque los trabajadores de la compañía de electricidad estaban cansados, haciendo turnos de 16 horas y arriesgando sus vidas.

¡Cotejo de realidad! Estamos acostumbrados a creer que estas situaciones ocurren solo en países tercermundistas y comunidades desventajadas. NOOO. Este desastre lo compartimos todos: el miedo al riesgo de estar en una casa sin calefacción; la desesperación por proteger a la familia, alimentarla y buscarle un sitio cálido; las emergencias médicas causadas por esto o las que coincidieron; la falta de acceso a familiares por los desvíos de carreteras obstruidas; y hasta la ansiedad por no poder trabajar desde la casa. Si usted se pone filosófico se preguntará: "¿Y quién piensa en trabajar cuando la vida es prioridad?" Cierto, pero una vez resuelta la protección de la vida (del frío), hay gastos extraordinarios inesperados que van a causar estragos al bolsillo, como: la compra que se dañó en la nevera y hay que remplazar; la compra de comidas fuera del hogar; el aumento en el precio del gas; el proceso de remover árboles caídos que cobran como oro; los daños a la propiedad; y si se tuvo que quedar en un hotel o salir de la ciudad o del estado, sume habitación, gasolina, comidas, peaje, y siga sumando, especialmente si la familia tiene niños.
Y pensar que puede nevar otra vez...

EN FOTOS:

Alaska

Frío, hielo, nieve, estado por estado

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