Homenaje a un héroe

Todas las familias, como los países, tenemos nuestros héroes. Para nosotros, para mí y para mi hijo, ese héroe siempre fue Ivor Porter. Un académico, soldado, diplomático y escritor cuyos logros y valentía siempre fueron una inspiración y, además, reconocidos hasta por la misma Corona Británica.
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Mientras Gran Bretaña con grandes marchas militares y cañonazos celebra el aniversario del reinado de Isabel II, uno de sus leales súbditos, Ivor Forsyth Porter, acaba de fallecer.

Todas las familias, como los países, tenemos nuestros héroes. Para nosotros, para mí y para mi hijo, ese héroe siempre fue Ivor Porter. Un académico, soldado, diplomático y escritor cuyos logros y valentía siempre fueron una inspiración, reconocida hasta por la misma Corona Británica.

En realidad Ivor es el tío de mi ex esposa Mary Evelyn Porter y, por ende, tío abuelo de nuestro hijo. Una conexión que parecería difusa en los laberintos de la genealogía familiar, pero que fue profunda y permanente desde el primer día.

A Ivor lo conocí en su casa de South Kesington, en Londres, en el invierno de 1982. Yo venía de la devastadora experiencia de la Guerra Sucia argentina y en su living room leí un poema en español, sin que él ni su esposa Katrina entendieran una sola palabra de lo que decía, pero que los emocionó y forjó nuestra amistad para siempre.

"Ivor siempre fue un guía, un punto de referencia, para mí y Jonathan", le escribí en una carta a Katerina cuando me enteré que la salud de su esposo se había deteriorado. "Esta semana en EEUU es el Día de la Memoria y recordamos a los héroes. Un momento apropiado para hablar de Ivor".

Ivor Porter nació en un hogar humilde del pintoresco Lake District, en el noroeste de Inglaterra y, gracias a su esfuerzo académico y becas, se educó en Leeds University. Cuando en 1939 los ejércitos de Hitler invadieron Polonia y estalló la II Guerra Mundial, Ivor estaba enseñando literatura inglesa en la Universidad de Bucarest.

Esos años de preguerra que le tocó vivir en la vivaz comunidad de exiliados británicos en Rumania fueron capturados por la aclamada escritora Olivia Manning en una trilogía de novelas y reproducidos en una serie de la BBC, Fortunes of War (Fortunas de la Guerra), que incluye a un personaje que, en parte, refleja las experiencias de Ivor.

En 1940, con Rumania alineada con Hitler, Ivor parte de Bucarest y es reclutado y entrenado en el Medio Oriente por SOE (siglas del Special Operations Executive, Ejecutivo de Operaciones Especiales), que era el antecesor del MI-6, o lo equivalente a la Agencia Central de Inteligencia y que estaba encargada de operaciones de sabotaje y colección de inteligencia.

En la noche del 22 de diciembre de 1943, junto al teniente coronel Alfred Gardyne de Chastelain y el capitán Silviu Metianu, el capitán Ivor Porter es transportado en un avión militar de la RAF que cruza el Mediterráneo y los cielos de Grecia y Bulgaria, en una misión secreta, hacia su destino final en Rumania.

Era la Operación Autónoma y los comandos debían ser lanzados en paracaídas, detrás de líneas enemigas, con la misión política de ayudar a organizar la resistencia para derrocar al gobierno pro-nazi y ayudar a instalar uno pro-aliado.

"Empecé a pensar dentro mío en el salto, aunque esa no era ninguna razón para sentirme tan enfermo. Tal vez había bebido demasiado sherry antes del almuerzo. Mi cara se sentía pálida... Traté de bloquear el frío y las nauseas...", recuerda Ivor esos momentos en el avión, en su Operation Autonomous: With SOE in Wartime Romania (Operación Autónoma: con la SOE en tiempos de guerra en Rumania), la novela de historia militar que publicó en 1989. "...Después, me dormí".

Los oficiales británicos fueron casi inmediatamente capturados por la gendarmería rumana en las inmediaciones de Plosca. La intervención de nada menos que el primer ministro Winston Churchill, que llamó por teléfono al dictador rumano Ion Antonescu para hacerlo responsable por la seguridad de los tres agentes de inteligencia militar, les salvó la vida. Churchill había sido informado que de Chastelain había tenido acceso a secretos militares vitales que no podían caer en manos de los alemanes. Esto evitó que los rumanos cedieran ante las presiones de los nazis que querían interrogar a los prisioneros.

Durante los meses en que estuvieron como prisioneros de guerra de los rumanos, de Chastelain, Ivor y Metianu trabajaron intensamente para establecer conexiones con elementos golpistas que finalmente organizaron el derrocamiento del gobierno en agosto de 1944, instauraron al rey Miguel I y pasaron a Rumania del bando nazi al de los Aliados.

El cambio de gobierno en Rumania fue fundamental ya que privó a Hitler del petróleo rumano que era una variable logística esencial en sus planes estratégicos. Los historiadores han especulado con una variedad de teorías. El mismo Ivor reconoce que es imposible cuantificar el éxito de la operación aunque sabe, como la historia lo demostró, que tuvo una importancia crucial en la definición de la guerra mundial en esa parte del mundo.

"Tratar de estimar en cuánto tiempo el golpe rumano acortó la guerra sería un ejercicio hipotético. Historiadores rumanos y la prensa francesa del momento calcularon aproximadamente unos 200 días... (El) mismo Hitler lo consideraba decisivo en su derrota final ", dice Ivor en Operación Autónoma, libro que fue finalista del premio para no ficción del prestigioso Time-Life/PEN Award.

Después de la guerra, Ivor se unió al cuerpo diplomático y cumplió funciones en Washington, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (NATO), Chipre, el Consejo de Europa y la India. Con el rango de embajador representó a Gran Bretaña en la Conferencia de Desarme de Ginebra en 1967 y, más tarde, en Senegal, Guinea, Mali y Mauritania.

Por sus servicios diplomáticos, la reina lo nombró miembro de la prestigiosa Orden de St. Michael y St. George (CMG) y, por sus heroicos servicios militares, oficial de la Orden del Imperio Británico (OBE). Rumania lo reconoció como comandante de la Orden de Meritul Cultural.

"Gracias por tu hermoso correo. Se lo leí a Ivor y realmente nos emocionó", escribió su hija Alejandra en respuesta a la última carta que les mandé. "Él falleció en paz el martes a la tarde. Katerina, mi esposo y yo estábamos todos con él".

Ivor Forsyth Porter, un héroe de la II Guerra Mundial, tenía 99 años.

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