El país está mejor que cuatro años atrás

En vísperas de la Convención Nacional del Partido Demócrata, que tiene lugar en Charlotte, Carolina del Norte, los republicanos comenzaron a preguntarle al país si estamos mejor que cuatro años atrás. Y la respuesta, de manera inequívoca, es sí. Tenemos dificultades, algunas serias, pero estamos mejor que cuando el presidente George W. Bush le entregó el poder a Barack Obama.
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President Barack Obama waves to supporters after speaking a campaign event at Scott High School, Monday, Sept. 3, 2012, in Toledo, Ohio. (AP Photo/Pablo Martinez Monsivais)
President Barack Obama waves to supporters after speaking a campaign event at Scott High School, Monday, Sept. 3, 2012, in Toledo, Ohio. (AP Photo/Pablo Martinez Monsivais)

barack obama

En vísperas de la Convención Nacional del Partido Demócrata, que tiene lugar en Charlotte, Carolina del Norte, los republicanos comenzaron a preguntarle al país si estamos mejor que cuatro años atrás. Y la respuesta, de manera inequívoca, es sí. Tenemos dificultades, algunas serias, pero estamos mejor que cuando el presidente George W. Bush le entregó el poder a Barack Obama.

El problema es que en esta era de noticias instantáneas e información fragmentada es difícil tener memoria histórica. Muchos apenas recuerdan lo que pasó el día anterior y pedirles que recuerden los eventos políticos de hace cuatro años es lo mismo que preguntarles sobre cuarenta años atrás. Directamente no se acuerdan. Todo es parte de la misma nebulosa.

Lamentablemente, hay algunos republicanos oportunistas que aprovechan esta amnesia para tratar de alterar el récord y redefinir la historia.

¿Acaso se olvidaron que cuatro años atrás el país estaba al borde del colapso económico? ¿Se olvidaron que muchos analistas políticos sugerían la posibilidad no de una recesión sino de una depresión económica?

La situación era tal que los grandes bancos e instituciones financieras estaban al borde del precipicio. Algunos, como Lehman Brothers y Merrill Lynch, desaparecieron. Con la súbita contracción del mercado, las fábricas de automotores, como General Motors, también estaban en una situación financiera crítica.

El índice bursátil Dow Jones había caído de 14,000 puntos a menos de 7,000 y los inversores, incluyendo muchos jubilados, vieron esfumarse los ahorros de toda su vida. El Investment Company Institute calcula que, en el año que terminó en septiembre 2008, las cuentas jubilatorias perdieron más de $2 trillones.

Era una época de negocios que cerraban sus puertas, locales vacíos. Una época en que alrededor de 700,000 trabajadores por mes se quedaban sin trabajo. Entre 2007 y 2009, de acuerdo a Curent Economic Statistics, se perdieron más de 5 millones de empleos.

Para colmo estábamos en medio de una guerra en Irak que la mayoría en la comunidad internacional caracterizaba como ilegal y en la que murieron más de 4,400 soldados estadounidenses.

Para los oportunistas, para los amnésicos, ese fue el legado de George W. Bush. Eso es lo que el Partido Republicano representa.

Por otro lado, y a no engañarnos, hay que reconocer que con Barack Obama siguen algunos problemas. La tasa de desempleo, si bien ha bajado en los últimos tiempos, continúa en un 8.3% que, desde cualquier perspectiva, es demasiado alta. La pérdida del valor de los inmuebles y las reposesiones continúan afectando a un mercado de bienes raíces que, junto al sector de la construcción y el manufacturero, no han logrado salir de su situación recesiva.

Pero con Barack Obama hemos tenido 29 meses consecutivos en los que se han creado más de 4 millones de empleos. El Dow Jones está por encima de 13,000 puntos, la Guerra de Irak terminó y la de Afganistán está en su etapa final.

Con Obama y su programa de estímulo económico evitamos el total colapso de la economía estadounidense. Muchos analistas económicos ya han concluido que de no haberse inyectado los $787 billones en la economía la situación hubiese empeorado y habrían desaparecido programas gubernamentales y se hubieran perdido una gran cantidad de empleos de maestros, policías, bomberos, médicos, bibliotecarios, que hubieran empujado a la nación a una depresión económica con consecuencias inimaginables.

El vice-presidente Joe Biden, alguien que habla clara y directamente, resumió en una oración los éxitos de la administración Obama en materia de política militar y la economía:

"Osama bin Laden está muerto y General Motors está viva".

Las encuestas sugieren que el pueblo estadounidense está de acuerdo con los demócratas. De acuerdo a la última consulta de AP-Gfk, 28 por ciento de participantes dijeron estar mejor que cuatro años atrás, 36 por ciento opinaron que estaban igual y otro 36 por ciento que estaban peor. O sea que nada menos que casi dos de cada tres estadounidense estarían igual o mejor que cuando se fue George W. Bush.

Una buena noticia para los que apuestan a la reelección de Obama y que, seguramente, trataran de recordárselo al electorado estadounidense en estos cuatro días en que los demócratas, en Charlotte, hablarán sobre sus logros y sus sueños.

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