Derrota de Richard Lugar, un triunfo de la extrema derecha

El partido republicano sigue en las marañas de los extremistas de la derecha conservadora. El último ejemplo quedó ilustrado en Indiana en donde el legendario senador Richard Lugar fue derrotado por un candidato del Tea Party.
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El partido republicano sigue en las marañas de los extremistas de la derecha conservadora. El último ejemplo quedó ilustrado en Indiana en donde el legendario senador Richard Lugar fue derrotado por un candidato del Tea Party. Un evento que, como sugieren algunos republicanos como Arnold Schwarzenegger, refleja la crisis del partido de Abraham Lincoln y Ronald Reagan y presagia, a menos que se corrija la dirección, un futuro decepcionante.

Lugar, un respetable experto en materia de política exterior y temas nucleares, cometió el ´error´ de negociar con los demócratas en un momento político en donde la intransigencia de fundamentalistas condena toda alternativa centrista.

El legislador, que ha estado en el Senado Nacional por más de tres décadas, no solamente se atrevió a votar por los nominados por el presidente Barack Obama a la Corte Suprema de Justicia sino que, aún más grave para los intolerantes, apoyó la regularización de algunos inmigrantes indocumentados.

"Los partidos no tienen éxito por mucho tiempo si dejan de ser atractivos a los votantes que no están de acuerdo con ellos en algunos temas", dijo el senador Lugar después de ser derrotado por Richard Mourdock, un favorito de la extrema derecha.

Casualmente, el domingo pasado, el ex gobernador de California Arnold Schwarzenegger escribió una editorial en Los Angeles Times en donde comenta sobre sus 44 años como republicano y critica duramente al partido por su actual intolerancia.

"(E)n el actual clima, la extrema derecha del partido se está concentrando en cualquiera que no cumpla con sus reglas estrictas... no permite el compromiso", dijo el ex gobernador.

Schwarzenegger nos recuerda que los grandes líderes del partido, como Ronald Reagan, Dwight Eisenhower y Richard Nixon, a veces tuvieron que negociar y apoyar políticas que no coincidían con los grandes temas de los republicanos. Por ejemplo Reagan, en 1983, aumentó los impuestos. Hoy en día, sugiere Schwarzenegger, esto le podría costar caro. Hasta podría ser que algunos "policías ideológicos" tratarían de proponer un "verdadero" conservador para derrotarlo en las elecciones internas del partido.

Un claro ejemplo de la influencia de la extrema derecha, los cristianos fundamentalistas y el Tea Party es la mutación que experimentó el discurso del candidato Mitt Romney que, de una manera descaradamente oportunista, pasó de un tradicional moderado a posiciones de derecha con el simple objetivo matemático de poder sumar a los sectores más recalcitrantes de su partido.

Si bien esta estrategia le ha servido para sobrevivir en la primaria republicana, la mayoría de analistas políticos esperan que paulatinamente comience a retornar al centro político si es que quiere el voto de independientes, demócratas insatisfechos, mujeres y latinos.

Hasta ahora esto no ha ocurrido. Por el contrario, la intolerancia de la extrema derecha republicana, de la que habla Schwarzenegger y que le costó la elección al senador Lugar, se volvió a sentir en el corazón mismo de la campaña presidencial de Romney con la renuncia de Ric Grenell.

Grenell, que era un portavoz para temas internacionales del equipo electoral de Romney, tuvo que ´renunciar´ no por sus ideas sino porque es homosexual y, por ende, inaceptable a los sectores más retrógrados de este partido. Un partido en el que, se puede concluir, se ha introducido el miedo y la persecución ideológica al mejor estilo de los años del maccarthismo,

La opción democrática para los republicanos es clara. Deben alejarse de la intolerancia, el dogmatismo y la inflexibilidad de los Sarah Palins, los Grover Norquist y los Rush Limbaughs y deben retornar a un sistema en el que se respete la libertad de expresión, se escuche la opinión de adversarios, se acepte la negociación con la oposición. Como sugirió Arnold Schwarzenegger, el partido republicano tiene suficiente espacio como para que coexistan los sectores centristas como los "cavernícolas".

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