Visitar la isla en el primer año del llamado 'periodo especial' cuando, como nunca antes, la economía cubana tocó fondo, era ver a un pueblo sumido en el temor y la incertidumbre, preparándose, como se dice, para lo peor, pero con un comandante en jefe tozudo y decidido a mantenerse en su línea. Cuba sufrió un colapso del 35% de su ingreso bruto, en 1991, situación que se agudizó en los años siguientes.
Fue después de la caída del bloque socialista, el año del retiro de la ayuda económica y comercial de Rusia al gobierno cubano.
Fidel Castro ratificó que Cuba seguiría siendo socialista. "¡Somos invencibles! Haremos lo que haya que hacer; trabajaremos lo que haya que trabajar; resolveremos los problemas que esté en nuestras manos resolver..." fue su mensaje al pueblo cubano en ese histórico discurso pronunciado en el Cuarto Congreso del Partido Comunista Cubano, en octubre de 1991.
Un enérgico comandante Fidel, de 65 años, levantaba la moral a sus conciudadanos al tiempo que les anunciaba las dificultades que afrontarían en adelante, sin el respaldo económico de Moscú. "Si Cuba fuera dejada como la única que guarde viva la llama comunista, cumpliremos con ese histórico deber", les dijo.
Vino la etapa de los balseros cubanos que se lanzaban al mar en endebles embarcaciones a fin de llegar a Florida. Fidel Castro abrió por tercera vez las puertas para dejar salir a cubanos que tenían familiares en Miami. En 1994 tuvo un acuerdo migratorio con Estados Unidos que daría 20,000 visas a cubanos y devolvería a la isla a quienes sean encontrados en el mar tratando de ingresar ilegalmente.
Estados Unidos, tal vez pensó que era el momento de ajustar a Castro y obligarlo a desistir de mantener el régimen socialista en la isla. Washington aprobó en esa década, dos leyes, la llamada Ley Torricelli (1992) y la otra, Helms -Burton (1996), para endurecer el embargo comercial, económico y financiero de 1962, leyes que dejaron casi sin ninguna posibilidad de ayuda externa a Cuba.
Pero el presidente cubano, por el contrario, se convirtió en el estadista y figura política internacional respetada, guste o no. Los años noventa para Castro fueron de viajes y de asistencia a cuanto foro internacional se presentara, para denunciar las medidas severas del Congreso estadounidense. Así logró el respaldo de varios países europeos, de Latinoamérica y hasta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que criticaron la Ley Torricelli.
Los cubanos sobrevivieron el 'periodo especial' con medidas de urgencia dadas por el gobierno, como los nuevos mercados agropecuarios; por primera vez, permitir el conocido trabajo por cuenta propia a los ciudadanos dándoles una licencia para abrir pequeños negocios de comida o de renta de habitaciones en sus domicilios, pagando impuestos al gobierno sobre las ganancias que obtengan. Además, se entregaron parcelas de tierra para quienes quisieran cultivar productos de pan llevar y animales, con la condición de abastecer también a los mercados agropecuarios. Se permitió el ingreso de dinero enviado por familiares y hubo fuerte promoción del turismo.
Fidel Castro ha sobrevivido esa y otras horas cruciales durante los más de 50 años de su gobierno comunista, como la crisis de los misiles en la que fue 'ninguneado' por Nikita Khrushchev; el juicio de su gran amigo el general Arnaldo Ochoa y otros tres militares envueltos en tráfico de drogas, condenados a ser fusilados; los múltiples atentados contra su vida. Entre los momentos difíciles recientes, están: el conflicto con la justicia estadounidense por el caso del niño Elián González; el arresto de los más de 70 disidentes encarcelados en diferentes cárceles cubanas; en el mismo año 2003, el encarcelamiento de un grupo de secuestradores de un transbordador para irse a Estados Unidos, tres de ellos condenados a muerte.
Fidel Castro está retirado desde 2008, dos años después de transferir todos sus títulos y cargos a su hermano Raúl Castro. Debilitado físicamente, sigue sosteniendo sus principios socialistas, no importa cuán deteriorada esté la calidad de vida de sus conciudadanos. Cuba está viviendo otra crisis tal vez más dura que la de los noventa.
Hace un par de años, caminé por las calles de La Habana, suficiente para sentir la pobreza de los cubanos. El sentido del 'humor negro' que a veces tienen les hace acuñar frases para describir su realidad. Una de ellas pinta full color lo que significa ser empleado del Estado. "Nos llevamos bien con el gobierno, porque ellos hacen como que nos pagan y nosotros hacemos como que trabajamos". En efecto, el gobierno no les puede exigir mayor rendimiento o que cumplan horarios estrictos, por el irrisorio 'salario' que perciben. Para muchos o casi todos, esta crisis de subsistencia es peor que la del 'periodo especial'.
Pero allí están, no tan fieles como antes a la revolución, más incrédulos a las palabras del 'compañero' Raúl, viviendo la angustia del día a día, y menos esperanzados en la llegada de aquel futuro prometido por Fidel Castro al inicio de su gobierno comunista. "Estamos trabajando para un futuro mejor, nos dijo el comandante. Han pasado más de 50 años y ese futuro mejor no llega", recuerda un taxista habanero.
Una vez más el gobierno cubano abre las puertas de la isla para permitir la salida de sus ciudadanos porque no tiene cómo darles el pan de cada día.
Fotos de Fidel Castro
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