¿Chávez otra vez?... Capriles tal vez

El 26 de este mes se realizará el segundo simulacro de votación en Venezuela, camino a las elecciones presidenciales del 7 de octubre. Se instalarán 1,553 centros de votación y en 55 de ellos se observará todo el proceso electoral simulado, para verificar que el sistema tecnológico y el comportamiento de los votantes se desarrollen sin problemas.
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Venezuelan President Hugo Chavez speaks during a press conference upon his arrival at Simon Bolivar airport in Caracas on August 1, 2012. AFP PHOTO/JUAN BARRETO (Photo credit should read JUAN BARRETO/AFP/GettyImages)
Venezuelan President Hugo Chavez speaks during a press conference upon his arrival at Simon Bolivar airport in Caracas on August 1, 2012. AFP PHOTO/JUAN BARRETO (Photo credit should read JUAN BARRETO/AFP/GettyImages)

hugo chavez

El 26 de este mes se realizará el segundo simulacro de votación en Venezuela, camino a las elecciones presidenciales del 7 de octubre. Se instalarán 1,553 centros de votación y en 55 de ellos se observará todo el proceso electoral simulado, para verificar que el sistema tecnológico y el comportamiento de los votantes se desarrollen sin problemas.

A poco menos de ocho semanas de las elecciones, los dos principales contendientes, Hugo Chávez, gobernante por 14 años consecutivos y quien intenta reelegirse por tercera vez, y su opositor Henrique Capriles, ex gobernador del estado de Miranda, el segundo más grande del país, están casi parejos en cuanto a seguidores, a electores a favor de uno y otro.

Chávez no ve tan fácil ganar de nuevo. En los comicios de 2006 ya se sintió el descontento de los venezolanos, no sólo de los de aquella derecha marginada y despojada de sus bienes pero también de su voz, de su protesta pública; otros sectores de la sociedad reaccionaron frente al camino que el militar en el gobierno escogió para Venezuela.

Ahora tienen el convencimiento de no querer ser una Cuba más en el hemisferio, que de las elecciones de octubre depende este cambio para retomar la dirección democrática, antes que el socialismo siga avanzando y la pobreza y delincuencia se instalen con mayor fuerza en la otrora nación rica, despreocupada y auto suficiente que era Venezuela.

Hablar de las encuestas es perder el tiempo, ya se sabe que los países de la región han perdido credibilidad. La información veraz viene de los estados y ciudades alejados de las grandes urbes. Allí es donde está llegando Capriles, casa por casa y su mensaje es bien recibido. Algo que el candidato presidencial no puede hacer por obvias razones de salud.

La campaña de Chávez, sin embargo, es ostentosa. La mayoría de los medios de comunicación a su disposición, la maquinaria gubernamental a su servicio y su estilo de recurrir al ataque personal sembrando la duda sobre la honradez, decencia y méritos de su opositor, son sus armas para hacerse del triunfo. Aunque ha aceptado (cosa rara en él), que Capriles podría ganar.

Pero hay otros mecanismos más 'convincentes' de los que echa mano el mandatario para ganar votos, son golpes bajos en una contienda electoral. Por ejemplo, en las conocidas Misiones Bolivarianas creadas en 2003 para ayuda directa a las poblaciones más deprimidas, se les dice que de ganar Capriles eliminará las misiones y que si no votan por el presidente, sufrirán recortes en la ayuda.

Hay otro temor que, sobre todo en Caracas, están sembrando los partidarios del Gran Polo Patriótico, (GPP), la coalición de grupos políticos que respalda al candidato comunista. Otra es la amenaza de una guerra civil que hacen circular grupos paramilitares ante un posible triunfo del candidato de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). En otras palabras, no aceptarán el triunfo de Capriles. A ellos se suman los militares que se proclaman abiertamente 'chapistas'.

En los estados productores venezolanos el 'terrorismo' laboral se practica en este periodo electoral con el uso de la conocida lista de Tascón, aquella de 2003 y 2004 firmada para el referéndum revocatorio a Chávez. Así como en aquellos años se negaba un puesto de trabajo a quienes habían firmado esa lista, ahora se usa para despidos si no votan por el GPP.

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No obstante, Capriles y su campaña Pueblo a Pueblo están avanzando. No le ayuda, es cierto, ver entre sus allegados rostros conocidos, 'lobos devoradores ', como califica un colega amigo venezolano, a quienes en buena cuenta fueron culpables de la llegada de Chávez al poder. Los que están con la MUD esperan que por lo menos esas viejas figuras de la derecha, reconozcan su culpa y no vuelvan a las andadas ambiciosas que desplegaron décadas atrás.

Si los venezolanos han aprendido la lección en estos 14 años, no les debe importar que en el Consejo Nacional Electoral casi nombrado a dedo por el gobierno, haya solo un miembro en contra del presidente. Tampoco deberían atemorizarlos esas amenazas soterradas de guerra civil. Si Chávez canceló hace unas semanas su viaje al estado Bolívar (al sur del país), no fue por su salud sino porque los trabajadores amenazaron con tomar el aeropuerto internacional de Guayana. El triunfo puede ser de la MUD, si el candidato gobernante no sorprende con cartas más sucias al final de la partida. La oposición está más fuerte que nunca.

A Henrique Capriles se le ve como símbolo de las jóvenes dirigencias políticas de Venezuela, por eso las expectativas de su triunfo son muchas. De hacerse del gobierno enfrentará un reto muy grande, amén del descalabro económico que heredaría: una deuda externa que para este año debe pagar en intereses más de $5,000 millones y en deuda interna pública, solo en intereses, sobrepasa los $10 millones en lo que va de 2012.

El escritor chileno venezolano Antonio Sánchez García, agrega que al líder de la MUD le tocará hacer algo diferente al inmediatismo (al que recurren los presidentes después de un gobierno militar), si quiere superar las etapas de caudillismo y militarismo que ha vivido y vive todavía el país del Orinoco.

Tarea nada fácil, es como si esas tendencias estuvieran en los genes de los venezolanos.

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