Anular es mi opción porque, al menos en mi distrito, ningún candidato tiene las claras respecto a su posible papel como diputado. Anulo, porque mi conciencia ciudadana me indica que sólo un perdedor, se deja engañar por las mentiras que sabe que los aspirantes nos están contando.
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WASHINGTON, DC - OCTOBER 23: DREAMer Genaro Cornidez of Tucson, Arizona, a nursing major community college student who came to the U.S. from Mexico when he was two, looks out from a window as he sits in a bus with his group while on the way to the U.S. Capitol October 23, 2013 in Washington, DC. A group of undocumented immigrants and their supporters traveled for more than 40 hours to the nations capital on a bus from Arizona to try to meet with Speaker of the House Rep. John Boehner (R-OH) to urge a vote on a comprehensive immigration reform bill. The group did not get to meet with the Speaker, but instead spent the last two days seeking support in hallways from House members during votes, and saying prayers in front of the U.S. Capitol, and outside Boehners office at the Longworth Building. (Photo by Alex Wong/Getty Images)
WASHINGTON, DC - OCTOBER 23: DREAMer Genaro Cornidez of Tucson, Arizona, a nursing major community college student who came to the U.S. from Mexico when he was two, looks out from a window as he sits in a bus with his group while on the way to the U.S. Capitol October 23, 2013 in Washington, DC. A group of undocumented immigrants and their supporters traveled for more than 40 hours to the nations capital on a bus from Arizona to try to meet with Speaker of the House Rep. John Boehner (R-OH) to urge a vote on a comprehensive immigration reform bill. The group did not get to meet with the Speaker, but instead spent the last two days seeking support in hallways from House members during votes, and saying prayers in front of the U.S. Capitol, and outside Boehners office at the Longworth Building. (Photo by Alex Wong/Getty Images)

Yo anularé mi voto. Y lo hago movido por el hartazgo de un ciudadano que tuvo a bien hacerle caso a las recomendaciones de la autoridad electoral, aunque para ésta, la intención era que no anulara: me informé sobre los candidatos de mi distrito.

La batalla contra el voto nulo es casi tan fuerte como la denostación entre los candidatos y sus partidos. Se ha intentado por todos los medios posibles inhibir el movimiento analistas, argumentando, desde un lado, que no elegir a un aspirante es ayudar a los demás; por el otro, que representa una irresponsabilidad, dejando que "otros decidan" por nosotros.

Pero la realidad, la que no se pinta en las campañas del Instituto Nacional Electoral, es que nadie, pero absolutamente nadie de quienes buscan el voto ciudadano, representa los interés ciudadanos, sino de los partidos o grupos de poder que lo postularon.

Esta la trampa de la democracia mexicana: votamos por personajes ajenos que alzarán la mano en la Cámara de Diputados siguiendo la línea de los partidos; en otras palabras, elegimos a los representantes de los institutos políticos, a los miembros de su mayoría o minoría que definirán el rumbo del país, basados en los preceptos que marquen la agenda de estos, nunca en las necesidad sociales, políticas y económicas de los mexicanos "de a pie".

Bajo este entendido, ¿estamos obligados a elegir entre estos personajes? No. Por deber cívico, tenemos la obligación de participar en el proceso electoral, pero nunca, de representar el papel de perdedores al resignarnos a escoger entre el "menos peor", como nos pide la publicidad electoral. Como dijo Obi-Wan Kenobi: ¿quién es más tonto? ¿El tonto, o el tonto que lo sigue?

Anular el voto también es una opción, tan validad como cualquiera y más real que cantar el "tin marín" para saber por quien emitir el sufragio. Sólo hay que hacer, curiosamente, lo que recomienda la autoridad, informarse sobre los candidatos y sus plataformas, para darnos cuenta que noventa por ciento de sus promesas son irreales por una razón: ellos afirman que "de llegar al Congreso..." podrán hacer algo, pero para ello se necesita el apoyo de otros legisladores, que traen su propia agenda de intereses.

Vamos, el aspirante que anda de puerta en puerta no tiene idea de qué hace un diputado federal. Promete y promete lo que la gente quiere escuchar, pero no les dice que a fin de cuentas, él no va a regresar a rendir cuentas, no pondrá en la tribuna del congreso el problema de inseguridad de una colonia, porque no es su papel, eso le corresponde a la autoridad municipal.

Anular es mi opción porque, al menos en mi distrito, ningún candidato tiene las claras respecto a su posible papel como diputado. Anulo, porque mi conciencia ciudadana me indica que sólo un perdedor, se deja engañar por las mentiras que sabe que los aspirantes nos están contando.

¿Sirve anular? Lo mismo que votar: para expresarme, en este caso, el descontento que la campaña y sus artífices han creado en la ciudadana; el hartazgo a un proselitismo ramplón, secuestrado por los intereses de los partidos, y la tristeza de ver como la democracia, al menos en México, es sólo el disfraz que usa la dictadura para engañar a los incautos.

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