Desde siempre, la labor periodística se ha enfrentado a diversos avatares, situaciones o actitudes que ponen en riesgo la labor. No nos referimos tanto a la seguridad física, bien reconocida como un problema rampante en México; sino al complejo dilema que entraña la actual democratización de los medios, donde todos tienen a bien la capacidad de "informar" y opinar; pero también, tienen a mal no saber controlar la realidad y la responsabilidad inherente en la tarea de informar sin comillas.
Esto representa un serio problema para periodistas y comunicólogos, que en su afán de actualizarse, no saben cómo utilizar los nuevos medios de difusión, cometiendo traspiés que a la larga, los lleva a desaprovechar el poder de las redes sociales que, por ahora, tienen casi tanta respetabilidad como los medios tradicionales.
Ante este dilema, me tomo a libertad de compartir seis recomendaciones que un periodista debe tener en cuenta para aprovechar la red y sus posibilidades:
Respeto. De entrada, tratar al usuario de redes sociales con la misma deferencia, integridad y ética, que a una fuente cara a cara. Podemos estar de acuerdo o no con él, pero ello no debe ser punto de partida para faltarle al respeto o creer que no tiene derecho a ser tratado con la confidencialidad que "de cajón", se da a las tradicionales fuentes de información. En otras palabras: el usuario de redes sociales no es "tonto", y es capaz de defender su derecho a la privacidad, tanto o más, que una persona entrevistada "in situ".
Veracidad. En los datos que se encuentran en internet no son 100% confiables hasta que se verifiquen, especialmente cuando vienen de una sola fuente, o se encuentran dentro de controversias o disputas entre grupos antagónicos en las redes sociales.
Oportunidad. Ser el primero no siempre significa ser el mejor, al menos en periodismo; por lo que es importante evitar caer en las trampas informativas o "hechos a modo" que suelen encontrarse en la red, la mayoría "sembrados" por usuarios coludidos con figuras políticas o sociales, que buscan influir o difundir datos falsos para fines particulares. Aquí es donde el "olfato periodístico" tiene que salir a flote.
Popularidad. Ser "popular" no es sinónimo de ser una referencia informativa en cada "tweet" o "post" que se haga en redes sociales. Es necesario sacrificar seguidores o "fans" siendo mesurado y honesto; a un oportunista que vende "lo que el público quiere leer", y no "la información r-e-a-l y c-o-m-p-r-o-b-a-b-l-e; producto de un trabajo de periodismo profesional.
Contexto. En estos tiempos de rápidas lecturas y datos oportunos que por su naturaleza escapan del monitoreo de los medios de comunicación, la labor informativa debe dedicarse a enfocar al lector para que comprenda la magnitud real de lo que leyó en la red.
Responsabilidad. Con la democratización de los medios, la labor del reportero está siempre en tela de juicio, por lo que es imperativo tener la cabeza fría para responder a las críticas y acotaciones que reciban sus notas publicadas tanto en internet como en medios tradicionales. Y no sólo eso, también debe aprender a reconocer entre los tipos de usuarios para saber cuándo se les está cuestionando con seriedad, o si se es víctima de un "troll".
Con estos sencillos pasos que recomendamos, la labor periodística puede encontrar una veta informativa interesante en las redes sociales, usando el método que se ha enseñado desde siempre en la vida y la universidad: saber encontrar el qué, cómo, cuándo, dónde y por qué, de los hechos.