México y el conflicto de identidad

México inicia hoy el mes de la patria, época en que se recuerdan las gestas de la Independencia y otras fechas históricas que, coincidentemente, hacen alusión a la defensa de la identidad y la nación.
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México inicia hoy el mes de la patria, época en que se recuerdan las gestas de la Independencia y otras fechas históricas que, coincidentemente, hacen alusión a la defensa de la identidad y la nación. Enmarcados en este contexto patriótico, durante el presente mes compartiremos una serie de reflexiones sobre el "ser mexicano": la psique, imagen y contradicciones culturales de nuestra nación.

Para comenzar esta serie de escritos sobre la Historia e identidad de México, tomamos un dilema histórico para los mexicanos: la imagen de su propia concepción, ya que aún después de doscientos años de independencia, no se tiene clara la idea de cuándo se comenzó a ser una nación. Los indigenistas pregonan que éramos "mexicanos" antes de la llegada de los europeos; los hispanistas que fue durante el Virreinato y la Colonia; los religiosos históricos que inició con el mito guadalupano. Tres concepciones de la Historia que han derivado, sino en conflictos bélicos, sí en la falta de una identidad real, palpable e inspiradora para los mexicanos del siglo XXI.

"México es un crisol de culturas", cuenta y dicta el común de los libros de texto y discursos oficiales. Un crisol oscuro y conflictivo donde la cultura indígena se topa con la cristiandad de los españoles, transformando tanto a los naturales como a los conquistadores y sus sucesores en estas tierras "allende el mar". Este conflicto es una falsedad tan grande como el "patrioterismo" -que no patriotismo- que lo alimenta.

En México aún existe un fuerte resentimiento de los mal llamados "vencidos", hacia la herencia europea. En la psique nacional persiste la imagen de que los mexicanos fuimos invadidos y "nuestra" cultura destrozada por los trescientos años ligados a la Monarquía Católica. Sin embargo, esa visión intransigente y derrotista, ignora un hecho singular: la nación y México mismo no existía cuando llegaron los españoles.

A diferencia de la concepción de estado-nación que tenemos -paradójicamente europea-, en el territorio mexicano coexistían diversas naciones, muchas en disputa y muchas otras "ajenas" a la suerte de los mexicas en Tenochtitlán (sobre quienes se fundamente exclusivamente el mito de "nación mexicana indígena). Por lo tanto, no se tenía una cultura homogénea y estandarizada como se quiere creer. Es más, grupos indígenas asistieron a los europeos en la conquista de los aztecas, demostrando con ello que la unidad o "solidaridad" indiana, simplemente no existió en estas tierras, y por ende, la nación mexicana como se piensa actualmente, aún no se hacía presente.

Tras el proceso de conquista y evangelización de los indígenas, se piensa que estos fueron asimilados por la cultura europea, imponiéndoles una visión ajena a sus costumbres. Aunque en parte es cierto, la realidad dista mucho de ser tan maniquea: del choque entre naturales y europeos nace la cultura que hoy en día se vive en México. Cabría recordar aquí que tanto aquellos como estos, compartían un fuerte sentimiento religioso y místico, mismo que formó el mito guadalupano, que cimentó muy buena parte del éxito del proceso de adaptación en los primeros años del Virreinato. Además en la política también se encuentran elementos de contacto entre la teocracia de los diferentes grupos indígenas y la monarquía absoluta y católica de los ibéricos.

Estos y otros elementos conjuntados y amalgamados en largos procesos históricos dan origen a los primeros visos de la cultura netamente mexicana, particularidades que persisten en la sociedad actual y de los cuales comentaremos durante este mes patrio, con el fin de hacernos una idea más clara y menos fanática sobre nuestro gran dilema histórico, mismos que compartimos con nuestros hermanos en América Latina.

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