México 2014

El mesías, el preciso, el coordinador de bancada, el líder nacional y el secretario general... todos esos títulos rimbombantes y que denotan autoridad, han triunfado en México sólo gracias a la flojera del mexicano por tomar el rumbo de sus vidas.
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El reto de México en 2014 es encontrar las razones para que su pueblo no pierda la fe en sí.

El año que se fue dejó tantos retos como dudas de que los actores políticos y sociales podrán aventarse el paquete de sacar al país de la mediocridad en la que vive. La sociedad como conjunto formador de la nación, dejó evidencia de una clarísima incapacidad para ver más allá del interés general y se dejó llevar por el egoísmo individual que, a lo largo de nuestra historia, nos ha colocado entre la espada y la pared.

Decimos lo anterior porque a pesar de que el país enfrenta un 2014 con miriadas de elementos de riesgo, nadie de nosotros, los mexicanos, pudimos encontrar la forma de plantarle cara a las dificultades que como sociedad se aparecieron en el camino. El ciudadano gustó de clamar a los cuatro vientos contra las reformas, el alza de impuestos a las fronteras, al precio del boleto del Metro en la Ciudad de México... pero al final, se apagó la llama de la inconformidad dejando las cenizas del espíritu regadas sin propósito alguno logrado.

No clamo ni creo que una revolución social sea el camino que el descontento debió tomar (la del 1910 aún no cumple), y tampoco que la "institucionalización" de la rebeldía sea el modo de buscar la respuesta a nuestros problemas (#yosoy132 no es más que una sombra de lo que fue). Pero sí considero que nos hace falta sentarnos a escuchar, a reflexionar y preparar el camino para actuar, para cuestionar nuestra actitud social sumisa, agachada y mitotera respecto a aquellos que dicen saber lo que es mejor para el país, dentro y fuera del gobierno: trabajar en resolver y no sólo vociferar desde el sillón.

El mesías, el preciso, el coordinador de bancada, el líder nacional y el secretario general... todos esos títulos rimbombantes y que denotan autoridad, han triunfado en México sólo gracias a la flojera del mexicano por tomar el rumbo de sus vidas. Esos mal llamados "políticos" han fracasado en crear el progreso y bienestar para la gente, y aún así, siguen ostentando el poder, haciéndose pasar por nosotros.

¿Hasta cuando los vamos a dejar?

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