La máscara de Francisco

El papa Francisco comete un error, uno que en estos tiempos de crítica y libre pensar dentro de la misma Iglesia, pone en evidencia el "abaratamiento" y degradación que representa ahora la figura de los santos.
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VATICAN CITY, VATICAN - APRIL 20: Pope Francis holds Easter Mass in St. Peter's Square on April 20, 2014 in Vatican City, Vatican. Pope Francis is attending the Holy Week for his second time as a Pontiff. Using the global twitter network, yesterday he asked people worldwide to join him in prayer for the victims of the tragic ferry disaster in South Korea. (Photo by Franco Origlia/Getty Images)
VATICAN CITY, VATICAN - APRIL 20: Pope Francis holds Easter Mass in St. Peter's Square on April 20, 2014 in Vatican City, Vatican. Pope Francis is attending the Holy Week for his second time as a Pontiff. Using the global twitter network, yesterday he asked people worldwide to join him in prayer for the victims of the tragic ferry disaster in South Korea. (Photo by Franco Origlia/Getty Images)

El domingo 27 de abril, el papa Francisco consuma el anhelado sueño de millones de fieles católicos: la santificación de Juan Palo II; sin embargo, en este singular proceso el argentino demuestra que a pesar de que nos quiera vender la imagen de un pontífice libre y transgresor con el tradicionalismo de Roma, aún es presa de la Curia y de la "conveniencia" que tanto identifica a la Iglesia.

Karol Wojtyla es una figura de contrastes, demasiados y muy evidentes como para que Francisco pudiera pasarlos por alto, con todo y su popularidad. Su lucha contra el libre pensamiento, la libertad sexual, el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, el apoyo a las dictaduras y -quizás el más doloroso de sus pecados-, el cobijo que otorgó a los curas pederastas; son imposibles de dejar atrás ahora que el Iglesia decide, en un proceso "fast track" muy criticado, elevarlo a los altares en calidad de santo.

Cuando el papa Bergoglio tomó el relevo de Benedicto XVI, consideramos que su elección era un "guiño envenenado para América Latina", pues si por un lado su llegada al trono de San Pedro sacaba de la oscuridad a la región del mundo con el mayor número de fieles católicos, por otro, su ultramontanismo ya le había costado serios desencuentros con el gobierno de su país natal, especialmente en el espinoso tema de los matrimonios entre personas del mismo sexo.

El Papa muestra demasiados vaivenes en su pontificado, situaciones que lo hacen tan querido como criticado por la grey, y la santificación de Juan Pablo II es una clara evidencia de esta situación. Hace unos días, Francisco declaró que habría "mano dura" contra los sacerdotes acusados de pederastia y ofreció disculpas a las víctimas, ¿qué veracidad pueden tener sus palabras si el nuevo santo Wojtyla cobijó al principal -por lo menos en América Latina- señalado de cometer abuso sexual contra menores? Marcial Maciel vivió al amparo del pontificado del polaco, quien únicamente lo condenó a un retiro espiritual; y al morir, se evidenció además su doble vida, pues el líder de los Legionarios de Cristo estaba casado y tenía una hija en Estados Unidos.

El llamado "papa viajero" representa también la cabeza visible de tres agravios en contra de América Latina: la persecución de los sacerdotes partidarios de la Teoría de la Liberación; el apoyo casi incondicional a los regímenes dictatoriales de Castro y Pinochet; y, en el caso especial de México, la canonización del inexistente indio Juan Diego, a modo de perpetuar el mito guadalupano, principal "fuente" de fieles católicos en mi país, y uno de los santuarios marianos más importante del mundo.

El papa Francisco comete un error, uno que en estos tiempos de crítica y libre pensar dentro de la misma Iglesia, pone en evidencia el "abaratamiento" y degradación que representa ahora la figura de los santos; pues dentro de la doctrina católica, estos personajes no son elevados a los altares por tener súper-poderes, sino por demostrar en su vida los valores originales que se presume Jesús demostró en la suya. Bajo esta idea, ¿merece Juan Pablo II el lugar que ahora disfruta? ¿Merece la Iglesia auto flagelarse con su santificación? ¿Dónde quedó la imagen liberal del papa Francisco?

Tal vez sólo es una máscara para salir en las fotos.

Papa Francisco

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