La Corte de las palabras

Flaco favor y sin querer nos hace la corte a los miembros de la comunidad LGBT en México, al determinar que los términos "puto" y "maricón" son una afrenta discriminatoria, y que no están amparados en la libertad de expresión indicada en la Constitución.
This post was published on the now-closed HuffPost Contributor platform. Contributors control their own work and posted freely to our site. If you need to flag this entry as abusive, send us an email.

Flaco favor y sin querer nos hace la corte a los miembros de la comunidad LGBT en México, al determinar que los términos "puñal" y "maricón" son una afrenta discriminatoria, y que no están amparados en la libertad de expresión indicada en la Constitución.

¿En qué se basó la Corte para su resolución? Los ministros indicaron que las expresiones mencionadas no están incluidas en la protección constitucional por considerarse vejatorias, ofensivas u oprobiosas, de acuerdo al contexto en que fueron dichas: impertinentes e inadecuadas para dar a conocer una opinión.

En otras palabras, la resolución de la Corte no implica que quien las diga tenga una responsabilidad civil y mucho menos penal por expresarse -y esto debería resaltarse-, ya que para que ello suceda se deben considerar factores como el contexto y la personalidad de quienes las han dicho o usado. Sin embargo, considero que el resolutivo creó sin querer un velo de "protección no pedida" dentro de la comunidad LGBT en México.

No veo prudente, y esto es a título personal, que en aras del "bien decir", se inhiban expresiones idiomáticas que si bien suenan "políticamente incorrectas", son parte de la cultura hablada de los mexicanos, nos gusten o no; y que -aún más profundo- no son consideradas tan vejatorias por la sociedad en sí, ¿por qué? Porque son usadas tan libremente, que hasta quien se dice "ofendido" las ha empleado en alguna ocasión; e incluso dentro del colectivo lésbico-gay-bisexual-transgénero, son empleadas con total falta de pena.

Independientemente de cómo se originó la polémica y cómo es que llegó hasta la Suprema Corte, el hecho es que cuando los ministros determinan que esas palabras son ataques a los derechos, también han creado -sin querer- una especie de "escudo" para la comunidad gay a expensas de la libertad de los demás, y eso para mí ya es exagerar. Pongo como ejemplo la iniciativa uruguaya para retirar del lenguaje las expresiones que ellos consideran discriminatorias a la luz de lo "políticamente correcto": ¿en serio dejar de decir "trabajo como un negro" resolverá un problema que -de nuevo con sinceridad- no creo que exista en la comunidad de América Latina? Quedamos al pendiente de cómo se resuelve este punto.

Puede leerse como que defiendo el lengua soez contrario al colectivo al que pertenezco, pero es mi consideración que somos nosotros -los homosexuales- quienes debemos ganarnos el respeto de la sociedad con nuestras "armas": el trabajo, la educación y la participación social; y no por obra y gracia de las imposiciones legales en detrimento de los demás.

La Corte, si bien no estaba tratando un tema planteando por la comunidad LGBT, afecta con su determinación los esfuerzos del colectivo gay por hacer una frente serio en pro de los derechos que consideramos nos hacen falta.

El determinar que "puto" y "maricón" son una afrenta - conceptualizada y limita a las expresiones profesionales- contra los derechos humanos, sólo obstaculiza el tratamiento de temas de mayor seriedad, máxime cuando todo el asunto se originó por una oscura disputa entre periodistas, que en su egolatría, terminan llevando el asunto a altas esferas en su afán de hacerse sentir el ganador.

Por último, considero peligroso que en México se quieran emplear conceptos ajenos como "discursos de odio" para englobar las expresiones políticamente incorrectas, siendo que la sociedad mexicana, culturalmente hablando es una de las más permisivas y "valemadristas" que se puede encontrar.

Popular in the Community

Close

What's Hot