Entre la línea y la pared

Hay reflexiones que se realizan día con día sin la necesidad de contarla a nosotros mismos, poco a poco se van formando los criterios referentes a nuestra actividad, gustos y situaciones que en algún momento indeterminado toman la forma de concepto y es ahí cuando decimos "¡cuánta razón hay!"
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General view of newspapers on sale the morning after the three political parties agreed on a Royal Charter that would safeguard investigative journalism and freedom while protecting the victims of press intrusion, in line with the recommendations of Lord Justice Leveson that was met however with outrage and scepticism across much of Fleet Street today .
General view of newspapers on sale the morning after the three political parties agreed on a Royal Charter that would safeguard investigative journalism and freedom while protecting the victims of press intrusion, in line with the recommendations of Lord Justice Leveson that was met however with outrage and scepticism across much of Fleet Street today .

periodismo

Hay reflexiones que se realizan día con día sin la necesidad de contarla a nosotros mismos, poco a poco se van formando los criterios referentes a nuestra actividad, gustos y situaciones que en algún momento indeterminado toman la forma de concepto y es ahí cuando decimos "¡cuánta razón hay!"

A veces no nos gusta pero nuestro pragmático interior nos hace dar cuenta de que el contexto de la realidad es mucho más pesado y tangible que la realidad propia.

Conocido por todos es el concepto de la línea editorial, argumentos que se deben seguir para trabajar en el medio y que a pesar del nombre, son positivos ya que todos estamos enfocados hacia cierto ámbito de la sociedad. Sin embargo, para que exista un lado "bueno" es que hay algo "no tan bueno", y ese se encuentra en la realidad misma del periodismo.

Desde siempre se ha sabido que todo es negocio: "informar" es uno que puede ser rentable pero que para llegar a tal se corre el riesgo de vender "el alma" de nuestro trabajo. Teóricamente no es malo, ya que un diario que no se vende es uno que no se lee y todas las buenas intenciones quedan en papel para envolver pescado. Pero el gran problema del negocio periodístico es cuando todo se enfoca en "vender", cuando los intereses mantienen atados de manos a la redacción, sin dejar que la verdadera "información que informa" fluya en sus páginas.

Trabajar en un medio de comunicación te pone en la primera línea de la realidad, que no de la noticia; cuando se tiene al alcance del teclado la libertad de titular, escribir, editar o clasificar las notas se asemeja a un choque de intereses del cual saldrá nuestra posición respecto a los hechos. El periodismo en todos los tiempos siempre ha sido así, una batalla entre lo que es y lo que quisieras que fuera; supeditamos una de ellas y realizamos nuestra labor. Fin de la historia... pero no de sus consecuencias.

Ser pragmático con la situación es la única solución. El periodismo nunca ha sido ni será una fuente de ilusiones; notas, artículos y columnas reflejan el mundo en que vivimos y por ello se deben poner de lado los conceptos idílicos. "¿Por qué no puedo llevar esta nota?", "¿Por qué no publicaste esta columna?"... eternos reclamos que tienen respuestas lógicas, reales y para nada "censuradoras": hay una línea editorial, reglas en el mundo real de las que nadie está exento. Ser honesto y veraz no se encuentra en la misma línea de la rebeldía y la falta de educación: si una nota, por más verdadera que sea no cumple con la línea no pasa.

Esta situación se confunde con censura y de esa forma, el periodismo no-de-redes-sociales es vilipendiado por personas que consideran que su visión está por encima del colectivo que forma una redacción. El querer salvar al mundo sólo por la fuerza de las ideas sin sentido y carentes de contacto con la realidad, tumba a muchos en el sueño de trabajar para los medios de comunicación: desertan, guardan rencor o evidencian su rebeldía hasta que acompañados de gritos y acusaciones, dejan los medios sin aprender a ver sus propios errores.

Por ello, algo que parece perderse en el periodismo actual es la libertad, la mesura y el juicio razonado entre los propios periodistas. No por acatar la visión del medio en el cual laboramos se nos puede tachar de "vendidos", y nosotros tampoco podemos declarar a los contrarios como "enemigos de la verdad"... a menos que estén claramente mintiendo al lector.

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