¿El español se está quedando mudo?

La lengua de Cervantes se ha puesto entre la espada y la pared respecto al uso de ciertos vocablos, situación que hace pensar que el idioma está, tal vez no en franca decadencia, pero sí falto de imaginación.
This post was published on the now-closed HuffPost Contributor platform. Contributors control their own work and posted freely to our site. If you need to flag this entry as abusive, send us an email.

El idioma español enfrenta muchos puntos en su diario uso en todo el mundo. Aparte de la inconformidad con muchas de las reglas que "impone" la Real Academia, su poder e imagen como un ente de poder económico se encuentra en declive en parte por la crisis en España, como por la falta de figuras en América Latina. Por si fuera poco, la lengua de Cervantes se ha puesto entre la espada y la pared respecto al uso de ciertos vocablos, situación que hace pensar que el idioma está, tal vez no en franca decadencia, pero sí falto de imaginación.

La reciente "legalización" del término "tuitear" e incluso "wasapear", además de la propuesta por incluir en el Diccionario de la Lengua el término "okupa" como un vocablo y grafía válida; simbolizan para mí un grave problema respecto al uso de la ortografía que parece avalar sin ton ni son las Academias de la Lengua. Esto va más allá: pareciera que el idioma español perdió la capacidad para crear palabras, tanto para el uso cotidiano, como en disciplinas especializadas. Además, cabe resaltar el singular hecho de que los dos términos citados son marcas, nombre de empresas o servicios que dada la mercadotecnia, paso a paso sustituyen a las palabras mismas. Ya sólo este hecho es para pensarse.

Dentro del sinsabor, se encuentra el preocupante hecho de que nuestro idioma carece de presencia mundial propositiva y activa en diversos campos del conocimiento. No tenemos esa potencia creadora, pública o privada, en el campo de acción que se quiera pensar; no hay estudios, empresas, ni movimientos sociales o mercadológicos que generen la aparición de términos o palabras, y terminamos tomando prestadas las marcas en otro idioma para describir las actividades cotidiana. Otro hecho sobre el cual reflexionar.

Dentro del periodismo, mucho se puede decir sobre la forma cómo expresamos los términos nuevos, y más aún como estos son llanamente sustituidos por palabras que se "acomodan" mejor al diario hablar de la lengua. El reto para el periodista está en saber conjugar los nuevos modelos de información en redes sociales, sin caer en el uso de extranjerismos a granel, comunes en estos medios de difusión. Evidentemente las palabras clave y términos socialmente aceptados no son incorrectos, pero su descarado uso en internet no debe dar pie a que el periodista de profesión pierda una de sus características tradicionales: la de ser garante del correcto uso del idioma, ejemplificando en sus textos la forma adecuada de expresar las ideas.

Acá también cae un aspecto de la realidad evidente en el periodismo actual: el reportero dejó de leer. Y esto se puede notar en gran cantidad de medios en idioma español, donde las palabras se repiten en detrimento de los sinónimos; y el profesional de la información parece olvidar que además de dar a conocer hechos, debe tener la capacidad de hilvanarlos y relatarlos de forma amable y entendible para atraer el interés del lector. En la actualidad, pocos reporteros o editores se dan el tiempo para aprender "nuevas" formas de expresarse, "nuevos" vocablos con los cuales enriquecer sus historias... situación que los empuja a hacer uso de los términos "en boga" en detrimento de la propia lengua.

De no tomar importancia a este problema, el periodismo corre riesgo de quedar por detrás de los medios en la red, que si bien iniciaron como un "botadero" de ideas sin edición o sentido de la ortografía, ahora muchos "bloggers" son mejores referentes del idioma que los propios periodistas y comunicólogos.

Popular in the Community

Close

What's Hot