Camino a la independencia: identidad criolla

La búsqueda de identidad propia por los primeros mexicanos fue más allá de los indígenas o la riqueza natural de América; los novohispanos también tomaron para sí el mito guadalupano
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El sentimiento de identidad novohispana se enmarca en la necesidad que sus habitantes tuvieron de verse como un reino de propio derecho dentro de la Monarquía Católica (llamada incorrectamente Imperio español). Principalmente los criollos, consideraban -y no sin razón-, que los españoles los veían con desprecio, por lo que se empeñaron en encontrar una razón o características que los hicieran, sino superiores, sí iguales a sus pares peninsulares.

Para crear estos primeros visos de la actual mexicanidad, se recurrió al rescate del pasado indígena de las tierras americanas, pero no en un sentido de reivindicación social, sino meramente cultural. Los criollos pensaron que equiparar a las civilizaciones oriundas del territorio con sus "pares" europeas, demostraría a la metrópoli que los reinos americanos no eran inferiores como ciertos estudios difundían, a saber: Histoire Natural, de George-Louis Lecleerc Buffon; Recherches philophiques sur les americains, de Corneille de Pauw; y History of America, de William Robertson; por mencionar algunos.

Esas disertaciones que calificaban a los americanos desde idiotas a carentes de libido, y que abarcaban críticas sobre las condiciones climáticas, flora, fauna y capacidad de trabajo de los oriundos; sirvió como impulso en la búsqueda de la identidad en Nueva España, ya que muchos académicos y religiosos se dieron a la tarea de rebatir los sofismas europeos con las palpables cualidades de los "españoles del nuevo mundo", usando principalmente el mencionado argumento indígena: Storia antica del Messico, de Francisco Javier Clavijero; y Monarquía Indiana, de Fray Juan de Torquemada; resaltaron las cualidades políticas, naturales, sociales y culturales de los indios, no sólo equiparándolas a las europeas, sino que las "recrearon" como bases para la sociedad novohispana, haciendo que los criollos sintieran orgullo e interés por los primeros pobladores. Ejemplo de esto es el siguiente extracto de la obra de Clavijero: "Texcoco era, por decirse así, la Atenas del Anáhuac y Netzahualcóyotl el Solón de aquellos pueblos".

Sin embargo, este rescate de las costumbres e historia de las Américas no fue a escala general, ya que únicamente se circunscribió a parámetros muy definidos: solamente se utilizó el mundo de los mexicas, sus gobernantes y costumbres "no bárbaras"; y, sobre todo, se exaltó a los "indios buenos" que aceptaron la fe cristiana. Este aspecto es tal vez de los más evidentes en el México actual, tanto en lo social, cultural como político. Social y culturalmente, los mexicanos tomamos a la tradición azteca como un ente universal: desde la "selección azteca", el "estadio azteca", y la "raza de bronce", siempre enmarcada en los mexicas; ignorando las gestas y procesos de culturización de los mayas, por citar una cultura.

Pero la búsqueda de identidad propia por los primeros mexicanos fue más allá de los indígenas o la riqueza natural de América; los novohispanos también tomaron para sí el mito guadalupano, hasta entonces sólo una "herramienta" de fe utilizada en el proceso de evangelización. La imagen de la virgen -física y etérea-, sirvió a los criollos esencialmente para una cuestión de equiparación con el mundo cristiano: demostrar que Nueva España -y el Nuevo Mundo en general-, también era una tierra con la presencia de Dios; rebatiendo con esto la "superioridad cristiana" que los españoles se abrogaron sobre su misión en América, y dándole un argumento celestial a las ansias criolla de igualdad política y diferenciación social con Europa.

Estos hechos son parte de la gestación del sentimiento nacional americano que a la larga, dio pie a los movimientos de independencia, detonados principalmente por dos hechos: las reformas borbónicas de Carlos III y la expulsión de los jesuitas en 1767. Sobre los que podrá leer en nuestra próxima entrega.

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